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Tumbas De Tiro


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2013  •  6.942 Palabras (28 Páginas)  •  349 Visitas

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¿Qué son las tumbas de tiro?

Estructura

Consisten en un tiro o pozo de 2 a 16 metros de profundidad de sección circular o rectangular que se excava en la tierra. Al llegar a determinada profundidad se excava hacia a un lado una o varias cámaras funerarias que contendrá el cadáver y sus ofrendas. Estas cámaras están comunicadas entre sí con pequeños túneles en las cuales se han encontrado elementos ceremoniales que acompañaban a los muertos. Una vez hecho el enterramiento, se cierra la comunicación entre la cámara y el tiro, se llena el tiro de tierra y, en general, no queda ninguna huella de la tumba. Las variaciones entre las tumbas pueden deberse a la calidad del subsuelo, a la categoría social de la persona o de las personas enterradas o simplemente al estilo de moda en determinada área o determinado tiempo. Por lo general las tumbas de tiro pueden albergar a varios cuerpos.

Los estudios de las piezas contenidas en las tumbas y algunos fechamientos por carbono 14 indican que su uso cubre un período que va de poco antes de Cristo hasta el año 600. Algunas de las tumbas son muy complicadas y tienen varias cámaras funerarias

Ofrendas

Las ofrendas constaban de piezas de cerámica con representaciones de hombres o mujeres en alguna actividad, como testimonio del tipo de vida que habían llevado (por ejemplo, cazadores, músicos, agricultores con sus enseres e indumentaria). También había piezas cotidianas o de ornato y su nahual, compañero en el viaje al inframundo, disfraz del dios de la muerte, que conduce o guía el alma del muerto a través de los nueve torrentes que separan al difunto del cielo. Este nahual era un animal que podía ser un loro, un pato, una víbora, aunque usualmente era un perro: estos animales popularmente se convirtieron en los perros pelones o izcuintli, figuras muy representativas y conocidas como emblema de Colima, de las cuales se tienen figuras similares en la cultura mochica del Perú.

Ritual tumbas de tiro

En el antiguo Occidente de México los ancestros tuvieron una importancia fundamental en el devenir de los vivos y en su concepción del tiempo y del espacio. Un conglomerado de prácticas y diversas formas de arte testimonian esta cosmovisión, compartida durante más de dos milenios por los pueblos portadores de la tradición de tumbas de tiro.

Escultura procedente de una tumba de tiro. Quizá sea figuración del difunto a quien la pieza fue dedicada como ofrenda. Estilo Lagunillas. Cultura de las tumbas de tiro, Nayarit. MNA.

En el panorama de Mesoamérica, la región de Occidente aporta expresiones culturales de notable originalidad, entre las cuales las más emblemáticas se vinculan con una profunda veneración a los muertos. Aproximadamente desde 1500 a.C. hasta 600 d.C. varios de los pueblos que habitaron ese vasto territorio conformaron la llamada tradición de tumbas de tiro; éstas constituyen un tipo peculiar de arquitectura en donde los difuntos de la sociedad en su conjunto fueron depositados en compañía de variadas ofrendas, entre las que se encuentran espléndidas esculturas de estilo naturalista y vasijas cerámicas que figuran una composición geométrica del universo. Un conglomerado de prácticas y diversas formas de arte testimonian una cosmovisión en la que los ancestros tuvieron una importancia fundamental en el devenir de los vivos y en su concepción del tiempo y del espacio.

UNA TRADICIÓN FUNERARIA

En términos básicos, una tumba de tiro consiste en un pozo o tiro vertical en cuya base se abre una cámara, un lugar con techo abovedado y piso plano, en donde los muertos y sus ajuares usualmente no eran cubiertos con tierra o piedras, es decir se conservaba el espacio hueco, mientras que el tiro era rellenado y la entrada a la cámara bloqueada con lajas de piedra, ollas o metates.

Se trata de una arquitectura subterránea, y uno más de sus rasgos distintivos es que la tarea constructiva consistió en desbastar el tepetate, una capa de consistencia sólida compuesta por toba volcánica, de modo que, en general, no se emplearon lajas o piedras para hacer las paredes y bóvedas, sino que el mismo subsuelo quedó expuesto en los espacios cavados en el interior de la tierra, a veces a una gran profundidad, como lo atestigua una tumba de tiro que se hunde 22 m (Weigand, 1996, p. 16), o la tumba de El Arenal, cuyo tiro tiene 16m de profundidad.

La tradición que recibe el nombre genérico de tumbas de tiro fue realizada con variantes locales y temporales en la mayor parte del territorio occidental; en específico se distinguen tres desarrollos: El Opeño, Capacha y la propiamente denominada cultura de las tumbas de tiro. Las dos primeras son contemporáneas, y los indicios permiten ubicarlas desde 1500/1300 hasta 300 a.C.; respectivamente, sus vestigios se han localizado en mayor medida en Michoacán (Oliveros, 1974 y 2004) y en Colima-Jalisco (Kelly, 1980). La última se ubica entre 300 a.C. y 600 d.C. y resulta más conocida; abarcó la mitad meridional de Nayarit, Jalisco, Colima y zonas colindantes de Zacatecas y de Michoacán (Long, 1966; Kan, Meighan y Nicholson, 1970; Kelly, 1978; Schondube, 1980; Galván, 1991; Mountjoy y Sandford, 2006; Zepeda, 1994; Ramos y López, 1996; Cabrero y López, 1997, Barrera et al., 2007).

Cultura tumbas de tiro

Los términos tradición de las tumbas de tiro o cultura de las tumbas de tiro se refieren a un conjunto de rasgos culturales interconectados que se han encontrado en los estados mexicanos de Jalisco, Nayarit, Colima y Michoacán. Se ha datado entre los años 300/200 a.C. y 400/600 d.C. de la era cristiana. Una buena parte de los objetos producidos por los portadores de esta cultura ha sido encontrado fuera de contexto arqueológico, debido a la actividad de saqueadores de tumbas cuyos entierros han sido vendidos al mercado negro. El mayor entierro asociado a esta tradición fue encontrado en 1993, en Huitzilapa (Jalisco).

Aunque en un principio se asoció a la cerámica de las tumbas de tiro con los tarascos, contemporáneos de los mexicas; hasta mediados del siglo XX se descubrió que estos objetos eran anteriores por lo menos en mil años. Hasta hace relativamente poco tiempo, lo único que se conocía

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