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CULTURA TUMBAS DE TIRO


Enviado por   •  21 de Octubre de 2013  •  3.800 Palabras (16 Páginas)  •  3.002 Visitas

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TUMBAS DE TIRO.

• QUE SON LAS TUMBAS DE TIRO?

Las llamadas tumbas de tiro son unas sepulturas características de determinados sitios arqueológicos de Jalisco, Nayarit, Colima y Michoacán. Se consideran pertenecientes a la llamada Tradición de las tumbas de tiro, que se estima se desarrolló entre los años 200 a.c. y 600 d.c.

Los términos tradición de las tumbas de tiro o cultura de las tumbas de tiro se refieren a un conjunto de rasgos culturales interconectados que se han encontrado en los estados mexicanos de Jalisco, Nayarit, Colima y Michoacán. Se ha datado entre los años 300/200 a.C. y 400/600 d.C.

• ESTRUCTURA.

Consisten en un tiro o pozo de 2 a 16 metros de profundidad de sección circular o rectangular que se excava en la tierra. Al llegar a determinada profundidad se excava hacia a un lado una o varias cámaras funerarias que contendrá el cadáver y sus ofrendas.

Estas cámaras están comunicadas entre sí con pequeños túneles en las cuales se han encontrado elementos ceremoniales que acompañaban a los muertos. Una vez hecho el enterramiento, se cierra la comunicación entre la cámara y el tiro, se llena el tiro de tierra y, en general, no queda ninguna huella de la tumba. Las variaciones entre las tumbas pueden deberse a la calidad del subsuelo, a la categoría social de la persona o de las personas enterradas o simplemente al estilo de moda en determinada área o determinado tiempo. Por lo general las tumbas de tiro pueden albergar a varios cuerpos.

Los estudios de las piezas contenidas en las tumbas y algunos fechamientos por carbono 14 indican que su uso cubre un período que va de poco antes de Cristo

Hasta el año 600. Algunas de las tumbas son muy complicadas y tienen varias cámaras funerarias.

El principal territorio de desarrollo de esta tradición cultural, ya manifestada en El Opeño alrededor del año 1500 antes de nuestra era, fue la parte costera sur-central y el altiplano sur de Nayarit, el altiplano central de Jalisco y el altiplano de Colima (mapa 9). En las excavaciones encontradas, generalmente en tepetate, se depositaban muchas ofrendas, lamentablemente desaparecidas por el vandálico saqueo de que han sido objeto. Se llaman tumbas de tiro porque se accede a ellas a través de un tiro vertical que mide de 2 a 16 metros, que conduce a una o más bóvedas mortuorias. El suelo puede estar empedrado y hay informes de restos de pinturas hoy desaparecidos.

• OFRENDAS.

Las ofrendas constaban de piezas de cerámica con representaciones de hombres o mujeres en alguna actividad, como testimonio del tipo de vida que habían llevado por ejemplo, cazadores, músicos, agricultores con sus enseres e indumentaria.

También había piezas cotidianas o de ornato y su nahual, compañero en el viaje al inframundo, disfraz del dios de la muerte, que conduce o guía el alma del muerto a través de los nueve torrentes que separan al difunto del cielo. Este nahual era un animal que podía ser un loro, un pato, una víbora, aunque usualmente era un perro: estos animales popularmente se convirtieron en los perros pelones o izcuintli, figuras muy representativas y conocidas como emblema de Colima, de las cuales se tienen figuras similares en la cultura mochica del Perú.

Los objetos producidos por esta cultura ha sido encontrado fuera de contexto arqueológico, debido a la actividad de saqueadores de tumbas cuyos entierros han sido vendidos al mercado negro. El mayor entierro asociado a esta tradición fue encontrado en 1993, en Huitzilapa, Jalisco

Al principio se asocio la cerámica de las tumbas de tiro con los tarascos y hasta mediados del siglo XX se descubrió que estos objetos eran anteriores por lo menos en mil años

Casi desconocida, la mayor colección de la cerámica clásica del Occidente de Mesoamérica fue presentada en 1998, con el subtítulo de Art and Archaeology of the Unknown Past,

En la actualidad se sabe que la tradición de las tumbas de tiro no caracteriza a un área cultural unificada, muchos arqueólogos continúan identificando con este nombre a los pueblos que vivieron en el occidente de Mesoamérica durante el Preclásico y el Clásico.

Cerámica encontrada en una tumba de tiro que muestra un juego de pelota

TUMBAS DE TIRO ENCONTRADAS.

Una de las manifestaciones culturales más notables del Occidente es la llamada tradición Tumbas de Tiro, que se desarrolló en los actuales estados de Jalisco, Colima y Nayarit durante el Preclásico Tardío y el Clásico; si lo comparamos cronológicamente con el resto de Mesoamérica, abarcaría de los años 300 a. C. al 700 d. C.

Fue una de las culturas mesoamericanas que más desarrolló el culto a sus muertos, entre lo cual destacó su arquitectura funeraria.

Se presume que el origen de este tipo de entierros está en la región sudamericana de Colombia, Perú y Ecuador. Hasta el descubrimiento en 1993 de una tumba monumental intacta en el sitio de Huitzilapa, Jalisco, prácticamente todo el conocimiento sobre esta tradición cultural se había derivado de sitios saqueados y colecciones de figurillas de cerámica carentes de contexto, con la consecuente pérdida de información, por lo que la excavación de la tumba de Huitzilapa arrojó nuevos datos sobre este periodo en el Occidente. Este sitio ceremonial en el centro de Jalisco estuvo ocupado durante el Clásico Temprano (100 d. C.-300 d. C.) y lo conformaron una serie de unidades arquitectónicas como plazas, montículos, juegos de pelota, terrazas, unidades residenciales cruciformes y complejos circulares.

La tumba de tiro de dos cámaras mide 7.6 m de profundidad y contenía seis individuos –tres en cada cámara– enterrados con ricas ofrendas. Es muy probable que los difuntos hayan estado emparentados entre sí, por lo que podría tratarse de una cripta familiar que aloja miembros de un linaje específico. Un individuo masculino de aproximadamente cuarenta y cinco años de edad es el personaje más importante de los enterrados en la tumba, a juzgar por la cantidad y calidad de ofrendas asociadas con el esqueleto. Estaba adornado con elaborados artefactos de jade y concha, además de textiles cosidos con miles de conchas marinas. Dos esqueletos de mujeres se encontraron asociados con utensilios pertenecientes al rol femenino según la concepción de entonces: malacates de arcilla y metates hechos de piedra volcánica. Otras ofrendas en la tumba incluyeron figuras de barro que representan jugadores de pelota, así como vasijas de barro decoradas con diseños geométricos y zoomorfos, algunas de las cuales todavía conservaban restos de alimentos.

La región en que se han registrado más tumbas de tiro es la de Magdalena-Tequila-Etzatlán, en Jalisco, donde Phil C. Weigand sitúa el centro de la tradición Teuchitlán, cuyo desarrollo es posterior, pero en apariencia perteneciente a los mismos grupos humanos que conformaron la cultura de las tumbas de tiro, abarcando una cronología de 300 antes de nuestra era a 300 de nuestra era. De aquí se deduce que las auténticas tumbas de tiro en Jalisco y Zacatecas corresponden al preclásico tardío y al clásico temprano, y que la tradición Teuchitlán —caracterizada por un singular patrón arquitectónico circular, por las tumbas de tiro o por tumbas excavadas y asociadas a dicha arquitectura— abarca del año 200 al 700 de nuestra era, lo que permite identificarla como un desarrollo cultural vecino y contemporáneo a alguna fase de la cultura de Tuitlán.

En Zacatecas se registraron tumbas de tiro en El Teul (sobre lo que no existen estudios publicados) y en San José del Vergel y La Florida, en Valparaíso, donde Ricardo Jaramillo estudió las tumbas, lo que dejaron los saqueadores, la lítica y el patrón de asentamiento del sitio. Elaboró además una cronología, que situaba el lugar entre los años 100 y 1200 de nuestra era, es decir, entre el preclásico y el fin del posclásico temprano

Para varios investigadores, como J. Charles Kelley y Leonardo López Luján, la zona de las tumbas de tiro y los patrones de construcción circulares forman parte de la región llamada Bolaños Juchipila, de la cultura Chalchihuites. Estos autores reconocen que los asentamientos ubicados en las cuencas de los ríos Bolaños y Juchipila difieren de otros sitios de esa cultura y presentan fuertes nexos con el Occidente.

Por nuestra parte, creemos que estamos ante otra zona de confluencia de culturas o tradiciones culturales diversas que muestran influencias de las zonas aledañas, sobre todo en el caso de la cuenca del río Mezquitic-Bolaños, cuyos vínculos apuntan con más fuerza a la tradición de las tumbas de tiro o tradición Teuchitlán en sus límites occidentales, que hacia la zona de sus límites norteños y orientales. Trabajos más profundos permitirán delimitar y precisar las relaciones de esta importante región prehispánica.

Finalmente mencionaremos los asentamientos de grupos sedentarios que irían de la frontera entre Chihuahua y Durango a los alrededores norteños de la actual ciudad de Durango.

Para el grupo de investigadores encabezado por Kelley, en esta región, conocida como Loma San Gabriel, se desarrolló una cultura submesoamericana fronteriza, perteneciente a la tradición del desierto, que del año 100 al 1200 de nuestra era recibió gran influencia de la cultura Chalchihuites, la cual, al declinar en la región de Loma San Gabriel, fue sustituida por raíces culturales anteriores y por vínculos antiguos y tradicionales con la cultura Mogollón. Esta cultura se desarrolló en lo que aquí hemos llamado la región norponiente de la Gran Mesoamérica. Para el grupo de Marie-Areti Hers, en cambio, la región de Loma San Gabriel es una variante más de lo que conoce como cultura "Chalchihuites", que no equivale a lo que el grupo de Kelley entiende por cultura "Chalchihuites".

Debido a que una misma palabra se ha aplicado a diferentes conceptos y a que existen dos formas de entender nuestro pasado prehispánico, cabe reflexionar acerca del saber actual sobre los agricultores prehispánicos de Zacatecas. A ello se dedica el siguiente apartado

CERAMICA DE LAS TUMBAS DE TIRO

En colima la cerámica se presenta siempre muy bien moldeada con predominio del color rojo aunque también hay negra y café. Las piezas eran utilizadas como recipiente y eran utilizadas como recipiente y muchas tienen forma de perro o de hombre.

Así mismo una gran cantidad de figuras encontradas en colima representas actividades cotidianas tales como las de guerrero, danzantes, mujeres que cocinan etc. Además se han localizado especies de maquetas que representan aldeas con sus casas, plazas y altares.

La cerámica nayarita descuido un tanto el modelado pero mejoro en el uso de colores: naranja, amarillo, rojo, negro y café. Predominan las figuras humanas con frecuencias provistas de aretes y narigueras, también las hay con formas de calabaza, perros o aves

La cerámica jalisciense igual que la de colima es de moldeado cuidadoso y moderado en el uso de color, con el predominio del rojo sobre bayo y del blanco sobre el rojo. Su principal motivo fue la figura humana con cabeza alta y estrecha, nariz recta y afilada.

La cultura de las tumbas de tiro tubo mayor contacto con zacatecas y Sinaloa que con la del altiplano central pues Chupicuaro se interponía entre ellas pero además tubo conexiones con Michoacán y aunque parezca increíble también con las costas colombianas y ecuatorianas donde también existen entierros de ese tipo.

Tras el declive de Teotihuacán entre los años 900 y 1200 tula ejerció una fuerte influencia en el ámbito jalisciense lo que se reflejaría en la región, la arquitectura y la cerámica, pero después de su caída la influencia se habría de sentir más bien al revés: del occidente hacia el centro

GUERREROS

El Occidente de México es una sub-área cultural de Mesoamérica poco conocida. En comparación con otras regiones, de su vida prehispánica hay escasa información. Los contados relatos de acontecimientos relevantes ocurridos entonces en la región provienen de las crónicas u otros documentos escritos por conquistadores, misioneros y viajeros. Sin embargo, los hechos que recogen provienen sobre todo de la época de la conquista, es decir, del momento mismo del encuentro entre los habitantes indígenas locales y las huestes militares españolas. Hacen falta, pues, los datos que nos permitirían asomarnos con mayor conocimiento al pasado prehispánico de esa área.

La arqueología es una disciplina que mediante el estudio de los materiales excavados tiene la facultad de poder asomarse al pasado y reconstruirlo en parte. De aquí la importancia del proyecto de investigación que en años recientes ha llevado a cabo la Dirección de Salvamento Arqueológico del inah en El Cajón, Nayarit. Este proyecto, que tuvo su origen en la construcción de una presa hidroeléctrica, contribuyó notablemente al conocimiento del pasado cultural de la región. Destacan especialmente los trabajos realizados en el sitio La Playa, ubicado en la margen derecha del río Grande de Santiago, donde se excavaron múltiples tumbas de tiro con sus respectivos entierros y ofrendas.

Entre los hallazgos de La Playa, con una antigüedad de aproximadamente dos mil años, se encuentran muchos objetos de barro, como vasijas, cajetes y esculturas de animales y seres humanos. Entre estos últimos hay jugadores de pelota, siameses, músicos, ancianos, mujeres embarazadas y guerreros. Estas piezas, tan diferentes a las de otras partes de Mesoamérica, son un indicador arqueológico muy útil para conocer ciertos aspectos relacionados con la estratificación social y en general con la vida cotidiana de aquella época en el Occidente de México. Además, desde nuestro punto de vista, constituyen quizá la única posibilidad de acercarnos a las características reales que identificaban a la sociedad prehispánica de la región.

En este trabajo hacemos una comparación entre los elementos iconográficos representados en las esculturas de barro mencionadas y los “pintados” o “borrados” que forman parte de las celebraciones de la Semana Santa cora en la población de Santa Teresa del Nayar. Nuestra intención es proponer que el origen de algunos elementos de esta celebración de tradición prehispánica se remonta por lo menos a unos dos mil años de antigüedad, a la denominada tradición Tumbas de Tiro del Occidente de México.

Guerreros de barro

Las piezas más numerosas excavadas en La Playa son las de los guerreros. Sus representaciones en Nayarit poseen un estilo propio: tienen, respecto de otros sitios mesoamericanos, distintos rasgos faciales, cuerpo más robusto, otra decoración y pintura corporal. A estos guerreros nayaritas se les puede identificar de pie o en cuclillas. Entre los primeros, existen piezas de cuerpo cilíndrico, a manera de vasijas trípodes, que llevan sombrero o casco bicorne, algunas veces presentan tocado en forma de cresta de gallo y visten una rígida camisa protectora o peto. En opinión de algunos investigadores, es posible que esta camisa haya sido elaborada con gruesas capas de algodón para amortiguar los golpes recibidos en combate. Dichos guerreros se distinguen también por tener las piernas gruesas y los brazos pequeños. En las manos llevan un arma en forma de macana de madera.

COLIMA.

Ubicados en la etapa de la colonia, los pueblos indígenas son organizados en la Villa de Colima, nombrada así por Hernán Cortés. Para el año de 1523, los españoles abandonan esa Villa y se trasladan a Villa de San Sebastián de Colima, hoy conocida como Colima (la capital del estado fundada en 1523), pues ante las inclemencias del calor de Villa de Colima, consideran que Villa de San Sebastián de Colima goza de una mejor ubicación, así como de mejores condiciones climáticas y ambientales, lo que la hace un espacio más generoso para vivir y progresar. Los antecedentes precolombinos del municipio de Colima, según la información ofrecida por el gobierno del estado, son variados y se tienen registros de que este territorio lo habitaron antiguos pueblos indígenas desde –por lo menos– unos 2000 años a. C. y que pueden ser organizados de la siguiente manera;

Complejo Capacha

Asentamiento de un grupo sedentario dedicado a la agricultura y a la producción de cerámica, cuya vida se realizó entre los años 2000 y 1000 a. C.; localizado a seis kilómetros al norte de donde hoy se halla la cabecera municipal, Colima.

Complejo Los Ortices

Al que los arqueólogos le asignan un período de entre los años 300 a. C. y 300 d. C.; ubicado hacia el sureste de la ciudad capital, en las inmediaciones de donde hoy está el pueblo de Los Ortices. Este asentamiento indígena era más evolucionado que el de La Capacha, ya que no sólo elaboraba una cerámica más fina, sino que practicaba la escultura en piedra y le rendía culto a sus muertos sepultándolos en “tumbas de tiro”, muy características de la región.

Complejo Armería y Colima

Ubicado en el curso de los 600 y 1100 años d. C., en una zona que hoy forma parte del oriente de la ciudad, en lo que hoy es el barrio de El Moralete. Este grupo indígena desarrolló artesanía con características un tanto más primitivas que el anterior. Elaboraron una menor variedad de cerámica y construyeron algunas tumbas de tiro de manufactura más tosca.

Complejo El Chanal

Comprende el desarrollo del grupo indígena más representativo de la región, que se asentó en la comunidad de El Chanal, del cual toma el nombre. En este lugar, a mediados del siglo XX, se descubrió el cuerpo de una pirámide escalonada; al inicio de la década de los años noventa, se descubrieron plazas, explanadas, templos y hasta un juego de pelota: evidencias arquitectónicas de un pueblo que había alcanzado un alto grado de evolución. Hacia el tiempo en que llegaron los españoles a Colima, este complejo ya había desaparecido y sólo quedaban en el área algunos pueblos indígenas dedicados básicamente a la recolección, la caza y la agricultura –al parecer– sometidos a otra población indígena más poderosa, enclavada en la llanura costera de Tecomán

CAXCANOS

Según etnolinguistas, los caxcanes pertenecían a la familia Uto-azteca, esta familia etnolinguistica dicta que los caxcanes tienen el mismo origen genético de etnias tales como los Aztecas, Huichol, Zacateco, Nahuas, Matlatzinca o los Utos.

Todas estas etnias emergieron de una zona geográfica común que comprendía lo que ahora se llama OasiLos caxcanes o cazcanes eran un grupo sedentario o seminomada indígena del tronco utoazteca que a la llegada de los españoles habitaba al sur de Zacatecas.

Eran una de los 6 grupos indígenas que se denominaban genéricamente como Chichimecas y que conformaron junto con los otros grupos la alianza que durante una década detuvo el avance español.

Antonio Tello decía que era una de las siete tribus que salieron de Aztlan, junto con los Mexicas porque Los pueblos de caxcanes son gente que casi habla el lenguaje mexica y se precian de descender de los Mexicas pero no hablan el lenguaje tan culto y refinadamente como ellos.1

Otra teoría, más contemporánea, dice que los caxanes son los remanentes de un imperio nahua que tuvo capital en Chicomostock (Actual yacimiento arqueológico de La Quemada), cerca de cuando habían salido de Aztlan pero que el ataque continuo de los Zacatecos, produjo que abandonaran el territorio y emigraran al valle de México y que los que no emigraron se convirtieron en los caxcanes.

Para este autor los caxcanes eran la gente del pueblo, la clase baja de tal hipotético imperio Nahuatlaca porque en Nahuatl, caxcan significa "Dominado, conquistado".

Los caxcánes se extinguieron a causa de que el mestizaje fue extraordinario en la región y a causa de la guerra y la peste, se especula que no hay descendientes directos, pero sí, cierta descendencia indirecta en ciertos pueblos tales como Momax, Atolinga, Apozol y Juchipila.

Fueron dirigidos por el famoso caudillo Tenamaxtle, señor de Nochistlan, durante la Guerra del Mixton. Los caxcanes, liderados por Tenamaxtle, peleaban bajo el lema ¡Ashcanquema tehual nehual! '¡Hasta tu muerte o la mía!'. Y el lema se cumplió, tanto en el triunfo como en la derrota. Ante la desproporcionada respuesta de los invasores híberos, los guerreros prefirieron morir lanzándose al vacío.

GUERRA DE MIXTON

La Guerra del Miztón o Mixtón fue una serie de enfrentamientos bélicos entre varias tribus indígenas pertenecientes a la audiencia de Nueva Galicia, al poniente de la Nueva España, que se sublevaron contra el ejército español a mediados del siglo XVI. Durante esa época, varios pueblos indígenas ya habían sido conquistados previamente por los españoles, pero unidos rehusaron el sometimiento y se levantaron en armas. La rebelión general comenzó en 1541, en las inmediaciones de los señoríos caxcanes de Teocaltiche, Nochistlán y Xuchipila, En esta última población se había levantado un convento franciscano al que habrían llegado emisarios de la sierra del Nayar, a arengar a los indios a levantarse contra la dominación española, y muy especialmente contra la religión cristiana. Los indígenas partieron de los poblados españoles y se fortificaron en el Mixtón. Entre algunos de los líderes de la rebelión indígena se encontraban Petlácatl cacique caxcán de Xalpa, Francisco Tenamaxtle de Nochistlán, Coringa de Tlaxicoringa, Tencuítlatl de Xuchipila y don Diego de los zacatecos. El lugarteniente de gobernador realizó una junta y envió un mensajero en busca de ayuda a la ciudad de México, pues se dio cuenta que sus fuerzas habían sido superadas

*Las tumbas de tiro más importantes del Occidente*

• En el Occidente del País, las tumbas de tiro de «El Arenal», cerca de la Hacienda de San Sebastián, en Etzatlán, Jal.; la de Huitzilapa, cerca de Tequila, y la del Teúl, Zacatecas, entre otras, son consideradas como las más significativas. Aunque es importante señalar que también en otras partes de Jalisco, existen este tipo de tumbas, como en Santa Ana Acatlán, en Tabachines y las tumbas de «El Grillo» en la Colonia Constitución, lugares de los que se han extraído interesantes objetos arqueológicos. Lamentablemente, y por razón de espacio se mencionarán sólo dos de estas joyas arqueológicas que podrán ofrecer una idea de sus peculiaridades e importancia para los investigadores.

• Guachimontones (Tumbas de Tiro):

El sitio se encuentra a 2Km. al norte de Ahualulco de Mercado. Pequeño poblado cuyos origenes se remontan a tiempos prehispánicos, cuando fue fundado por los Aztecas. El atractivo principal de la zona esta al norte de la población, en el cerro denominado "Guachimonton", En los alrededores se localizan las presas de la Vega y La Lobera. La palabra Guachimontones proviene del Náhuatl, y quiere decir lugar cerrado, haciendo alusión a las encontradas en la zona de círculos concéntricos. En el centro de la Plaza Mayor se levanta una pirámide dotada de cuatro escalinatas que se orientan hacia los puntos cardinales.

La Ruta a los Guachimontones integra a los municipios de Tala, Teuchitlán, Ahualulco de Mercado, Etzatlán, San Juanito de Escobedo y San Marcos, la extensión de esta ruta nos permite encontrar desde el bosque de pino y roble de la Primavera hasta el majestuoso valle donde se aprecia la Presa de la Vega y las parcelas de caña y agave de la región.

DATO:

La tumba de tiro más conocida es la de Etzatlán (El Arenal Jalisco), con tres cámaras y 16 metros de profundidad.

Aparte de su presencia en el Occidente de México, este tipo de tumbas existen también en otros lugares de Sudamérica. Son particularmente abundantes en el área de Ecuador y Colombia. Este hecho y otros rasgos culturales que existen entre el Occidente y esta región de Sudamérica tiende a indicar antiguas relaciones entre estas dos áreas distintas

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