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Tácticas De Guerra En La Edad Media

enriquegarcia21 de Noviembre de 2011

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Tácticas, estrategia y logística en la Edad Media

Hablar de guerra es entrar en un tema muy interesante y extenso, pero es una actividad que merece ser tema de estudio, ya que ha sido una de las principales actividades del hombre, todos los aspectos de la sociedad humana se han visto modelados para bien o para mal por la guerra. Los motivos para que se realice la guerra pueden ser varios: raciales, religiosos, ambición, poderío, expansiones, por sobrevivir y algunos más.

En el periodo de la edad media, desde su inicio y hasta su fin, se llevaron a cabo gran cantidad de guerras y un sinfín de combates. Es muy interesante saber los motivos que las originaron, en donde se desarrollaron y como fueron, además de cuáles fueron sus resultados.

Este conflicto entre dos o más grupos humanos, no solo es enfrentarse y ya, conlleva a su planeación con tácticas y estrategias, pero algo de suma importancia es la logística; ningún acto operativo se puede llevar a cabo sin la logística “todo plan debe ser tenido en consideración, todo recurso ensayado y todo método aplicado antes de llegar al combate” (John Gillingam, Richard Cocut de Lion, 1996). Las estrategias militares de la Edad Media siguieran con frecuencia este consejo.

La idea romántica de los caballeros precipitándose a la batalla es tan simple que resulta absurda. Los jefes militares de la Edad Media estuvieron tan ocupados en la guerra logística y de posiciones como los de cualquier otra época, ciertamente hubo héroes, cuya imagen y actividad desempeño un papel vital en la motivación de sus tropas. En las Fuerzas Armadas Mexicanas quienes combaten no son los Jefes que tienen el mando, los de más alta envestidura son los que giran ordenes, contando con una cantidad impresionante de personal que le ayuda a planear y ejecutar las acciones; aun en la unidades operativas, se encuentra un comandante (el de mas alto rango) acompañado de su estado mayor, principal apoyo que tiene para planear todas las misiones que se llevan a cabo, para que ellos salgan a combatir es necesario que sea una acción de relevante importancia o por falta de personal que deba llevar el mando, pero algo si es claro, ellos no están considerados para entrar en acción ante cualquier situación de guerra, su función es meramente de mando y logística aunque tengan la gran capacidad de entrar en combate.

Para llevar a cabo una batalla se requiere de muchos aspectos como los siguientes:

 Estrategias y tácticas de Infantería, caballería, artillería.

 Ingenieros o constructores.

 Comunicaciones o comunicadores.

 Sanidad (medicina o médicos)

 Alimentación y vestuario.  Fabricación y distribución de Armamento.

 Gente que supiera de las leyes.

 Control de personal.

 Educación o capacitación.

 Bienestar social de las tropas.

 Transporte.

Qué problema debió haber sido estas necesidades de guerra en la Edad Media, así es que tocare un poco de estos aspectos y de las tácticas utilizadas en ese periodo.

Hubo muchas guerras antes del 750, pero la mayoría fueron poco importantes y se conserva poca documentación sobre ellas, en las fronteras la actividad bélica de baja intensidad no cesaba casi nunca, las luchas eran endémicas, la búsqueda de riqueza y recursos constituía su motivo fundamental.

Hasta finales de la Edad Media no hubo regimientos, divisiones o cuerpos permanentes. Cuando se convocaba a un ejército feudal, cada vasallo viajaba hasta el lugar de encuentro con los caballeros, arqueros e infantería que le habían solicitado. Una vez en el punto de encuentro, los contingentes eran reagrupados según su papel. Los caballeros y sus escuderos marchaban juntos, al igual que los arqueros y la infantería.

Las unidades especiales, como los ingenieros y la artillería de asedio, solían ser profesionales contratados para la campaña. Por ejemplo, la artillería empleada por los turcos contra Constantinopla fue manejada por mercenarios cristianos.

Había diferentes armas de asedio que se usaban para destruir o superar fortalezas, murallas, castillos y fuertes de manera eficaz durante un asedio. La maquinaria de asedio permitía ahorrar tiempo y aumentar las posibilidades de éxito en la conquista de la ciudad. Estaba diseñada principalmente para ir sorteando los obstáculos que una fortaleza podía suponer para el ejército atacante. Entre esas armas existia el Ariete, la torre de asedio, el anagro, la catapulta, trabuquete o fondibulo.

El suministro

Las provisiones de medicinas y alimento eran escasas. Los ejércitos medievales vivían directamente de las tierras que ocupaban o que atravesaban, en detrimento de sus pobladores. Los ejércitos medievales no solían permanecer por demasiado tiempo en una misma zona, al agotarse pronto el suministro local de alimento y forraje. Esto suponía un problema especialmente en los asedios. Si el ejército sitiador no se organizaba para recibir comida y suministros durante el sitio, podía verse obligado a levantar la plaza para no morir de hambruna mucho antes de que los sitiados se vieran impelidos a la rendición.

La salubridad también era un problema cuando el ejército permanecía afincado en una misma zona. Un ejército medieval transportaba muchos animales además de las monturas de los caballeros, y los problemas de aguas residuales producían disentería. Los ejércitos feudales tendían a acabar consumidos por la enfermedad y por las deserciones. Durante su campaña en Francia, Enrique V de Inglaterra perdió en el asedio de Harfleur alrededor del 15 por ciento de su ejército debido a enfermedades, y las bajas aumentaron en su marcha hasta Aquisgrán. En la batalla en sí, sólo perdió el 5 por ciento de sus hombres. Enrique V murió de enfermedad en otro asedio a causa de las malas condiciones sanitarias.

El despliegue para la batalla

La mayoría de las batallas tenían una estructura fija en la que las dos facciones se organizaban en el campo de batalla antes de empezar la lucha. Las campañas de maniobras y los acuerdos para el encuentro eran poco frecuentes.

Antes de la batalla, los mandos dividían sus tropas en contingentes con tareas específicas. La primera separación podía ser en infantería, arqueros y caballería. Estos grupos podían subdividirse en otros a los que se encomendaban misiones individuales o que debían permanecer en la reserva. Un comandante podía, por ejemplo, organizar varios "batallones" o "divisiones" de caballería para que cargasen individualmente si lo precisaba o tenerlos de reserva. Los arqueros podían desplegarse a la cabeza del ejército con el apoyo de bloques de infantería. Una vez organizado el ejército, las únicas decisiones importantes a tomar eran cuándo ordenar el ataque a las distintos divisiones. Comenzada la batalla, había pocas previsiones para retirarse, reagruparse o reorganizarse. Por ejemplo, un batallón de caballeros raramente podía usarse en más de una ocasión. Una vez utilizados en determinado cometido, normalmente se los retiraba o se los reforzaba. Una carga de toda la caballería pesada causaba tal confusión, pérdida de equipamiento y de caballerías, que las tropas se quedaban prácticamente sin fuerzas. En la batalla de Hastings, los caballeros normandos fueron reagrupados para nuevas cargas, pero no cargaron simultáneamente porque no fueron capaces de romper el muro de escudos sajones.

Los mandos superiores disponían del terreno para su ventaja y realizaban misiones de reconocimiento para evaluar los puntos débiles y fuertes de ejército enemigo.

La estrategia militar

La estrategia militar medieval se centraba en el control de las fuentes de riqueza y, en consecuencia, en su capacidad para la ocupación de tierras. Al principio del periodo, esto equivalía básicamente a destruir o defender los campos, ya que toda la riqueza tenía origen en las tierras de labranza y en los pastos. Con el paso de los años, las ciudades se convirtieron en importantes puntos de control como centros de riqueza derivados del comercio y la manufactura.

Conquistar y mantener el control de los castillos era parte esencial de las guerras, ya que éstos defendían las tierras de labranza y pasto. Los ocupantes del castillo controlaban a la población de los alrededores. A medida que iban creciendo, las ciudades también se fortificaron. La defensa y la conquista de ciudades fueron adquiriendo gradualmente mayor importancia que el control de los castillos.

Los ejércitos de tierra maniobraban para conquistar las fortificaciones clave y devastar los campos, o para evitar que el enemigo llevara a cabo esas mismas acciones. Las batallas campales se producían para poner fin a la destrucción provocada por las invasiones enemigas. Por ejemplo, los anglosajones se batieron en Hastings, en el año 1066, para poner fin a una invasión de los normandos. Los anglosajones fueron derrotados y los normandos, bajo Guillermo el Conquistador, pasaron los siguientes años estableciendo su control sobre Inglaterra mediante una campaña de conquistas. La batalla de Lechfield, librada en el 955, enfrentó a los germanos y a invasores magiares provenientes del Este. La victoria decisiva de los germanos, bajo el mandato de Otón I, puso fin a posteriores invasiones de los magiares. La derrota de los moros en el 732 por parte de Carlos Martel acabó con las invasiones musulmanas y con su expansión fuera de España.

Las batallas de Crécy, Poitiers y Aquisgrán, libradas durante la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, fueron tres intentos por parte de los franceses de frenar las incursiones inglesas.

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