Udea Hitstoria
dazahalls26 de Julio de 2014
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HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
El cuadro de Don Fidel
Una de las primeras crisis se remonta a 1921, cuando el movimiento estudiantil inició una huelga que llamó la atención de todos los estamentos sociales de la ciudad. La manifestación fue dirigida por Horacio Franco, estudiante de la Facultad de Derecho y presidente de la Federación de Estudiantes de Antioquia, y el motivo aparente de ésta fue presionar a las autoridades universitarias para que cumpliera con la Ley de Honores del Congreso de la República (ley 22 de 1919) en la cual se dispuso que el retrato de don Fidel Cano, fundador de El Espectador, liberal, ex alumno y ex rector del Alma Mater, debía ser colgado en el Paraninfo de la universidad. Sin embargo, por diferencias políticas con el homenajeado, esta exigencia no fue acatada en su momento ni por las directivas de la universidad ni por el gobierno local, razón por la cual el 3 de marzo de 1921 se inició la huelga de estudiantes.
Pese a que se levantó un escándalo en la ciudad por la huelga, que en más de una ocasión fue intervenida por la fuerza pública, el rector, Emilio Robledo, y el gobernador de Antioquia, Julio Botero, se negaron a satisfacer la demanda estudiantil, argumentado no acceder a presiones violentas y mantener el principio de autoridad. La manifestación colgó el cuadro de Don Fidel en el lugar que la ley fijaba, pero este fue descolgado por orden del gobernador. Como respuesta, los estudiantes descolgaron un cuadro del sagrado corazón de Jesús que estaba en el mismo lugar, acto que se interpretó como una irreverencia imperdonable y agitó los ánimos de ambos lados. El gobierno nacional, a través del ministerio de educación, tuvo que intervenir para dar fin al problema y ordenó que se cumpliera la Ley de Honores. Ante tal obligación, las directivas cumplieron colgando el cuadro, pero lo hicieron por medio de una galería que encabezaba Don Fidel y que también incluía a los vicerrectores que habían ocupado ese cargo en el transcurso de los últimos 100 años. Esto se tomó como un triunfo del estudiantado, que ante la opinión pública figuró como defensor de la República, la ley y el orden institucional.
Paradójicamente, en pleno 2010, el cuadro de la discordia ya no reposa en el sitio que se le destinó por ley y es un cuadro del sagrado corazón de Jesús el que ocupa su lugar en el paraninfo.
Movilizaciones estudiantiles a nivel nacional
En el primer semestre de 1965, en la Universidad de Antioquia se inició una protesta por la invasión estadounidense a la República Dominicana, en la que también participaron obreros pertenecientes a la Asociación Sindical Antioqueña y miembros no estudiantiles del Movimiento Revolucionario Liberal. Sin embargo, el móvil de la protesta pasó a ser otro: los estudiantes comenzaron a exigir al entonces presidente de Colombia, Guillermo León Valencia, la destitución del gobernador Mario Aramburo y del rector Ignacio Vélez Escobar, por irregularidades en el funcionamiento de la U. de A. Como se leía en carteles de ese momento, “en solidaridad con los compañeros de la de Antioquia", entraron en paro los estudiantes de la Universidad de Medellín, de la Universidad Nacional seccional Medellín y del Liceo Antioqueño.
En pocos días la protesta se sintió en todo el país y para solucionar el conflicto, el presidente conformó una comisión integrada por congresistas de todos los partidos políticos, quienes negociaron el levantamiento del paro que ya era a nivel nacional. Pero en agosto de 1966 inició otro movimiento en las universidades antioqueñas en protesta por la ordenanza 36 de 1965, emitida por la Asamblea Departamental, según la cual los estudiantes estarían obligados a reintegrar a la universidad los recursos gastados en su formación luego de terminar sus estudios universitarios. La ley se logró abolir pero la manifestación fue reprimida violentamente por la fuerza pública en varias ocasiones y la protesta sirvió de base para aplicar la política de "mano dura" contra todo el movimiento estudiantil de los sesenta.
En 1971 comenzó una nueva movilización nacional de los estudiantes, la cual se basaba en tres ejes: garantizar un presupuesto estatal para las universidades públicas, exigir una educación científica sin influencias religiosas, e implementar un sistema democrático en las universidades representado en la figura de cogobierno, en donde participarían tres estudiantes, tres profesores, un egresado, el rector y un representante del Ministerio de Educación, estos dos últimos sin voto.
El 7 de febrero del 71 comenzó una huelga estudiantil en la Universidad del Valle que exigía la renuncia del rector y la eliminación de representantes del sector privado y de la Iglesia en el Consejo Superior Universitario (CSU), pero el 26 del mismo mes fue reprimida sangrientamente por el ejército, dejando un saldo de más de 20 muertos. Inmediatamente, el gobierno nacional, en cabeza de Misael Pastrana Borrero, por medio del decreto 250 declaró Estado de Sitio en todo el país. El 1 de marzo los estudiantes de la Universidad Nacional realizaron un paro en solidaridad con los estudiantes de la Univalle, al cual, entre otras, se sumó la Universidad de Antioquia, a partir de entonces se iniciaron movilizaciones pero también enfrentamientos entre estudiantes y fuerza pública; el gobierno respondió decretando toque de queda y cerrando universidades. En Medellín el toque comenzó el 4 de marzo y la U. de A. fue cerrada el 22 de abril.
El Gobierno propuso la reapertura de las universidades condicionada al levantamiento de la movilización estudiantil y además expidió los decretos 580 y 581 en donde se facultaba para expulsar, detener y reprimir militarmente a los estudiantes con el fin de restablecer “el orden público universitario”, además de amenazar con el servicio militar obligatorio a aquellos que habían sido expulsados y a los que se negaran a reintegrarse a las actividades académicas. No obstante, reabiertas las universidades, los estudiantes decidieron mantener la lucha. La Universidad de Antioquia fue reabierta el 14 de junio y ese mismo día una asamblea estudiantil aprobó la continuidad del paro, sus exigencias fueron: “La derogatoria de los decretos 580 y 581, la inmediata libertad de los estudiantes detenidos y el cese de toda represión académica y política”, exigencias que se replicaron en todo el país.
Ante la posición firme del estudiantado de no aceptar la exigencia de normalidad académica como requisito para discutir una nueva reforma y de mantener el movimiento a nivel nacional, el Gobierno profundizó la represión: el 25 de junio expidió el decreto 1259, con el cual se le otorgaba a los rectores facultades de orden disciplinario, esta nueva ley fue bautizado por el estudiantado como “Ley de los rectores policías”. La nueva norma fue presentada a la opinión pública como solución al problema universitario y la arbitrariedad de los rectores fue denominada “autonomía”, la cual fue respaldada por los editoriales de algunos periódicos de circulación nacional.
En ese entonces, la Universidad de Antioquia fue militarizada y el Ejército se paseaba de salón en salón vigilando que el estudiantado estuviera en clases y bajo un “correcto” comportamiento, los estudiantes que se les veía en grupo eran hostigados, y además la comunidad universitaria fue sometida a constantes requisas y allanamientos, por esta razón el Consejo Superior Estudiantil se vio obligado a ejercer desde la clandestinidad. Sin embargo, los mítines y la movilización continuaron en las calles y a nivel nacional, la táctica de represión e intransigencia adoptada por el gobierno entró en una etapa de crisis y, finalmente, las dos universidades más importantes del país, la Nacional y la de Antioquia, en la última semana de septiembre entraron nuevamente en paro.
En octubre, para levantar el paro, las asambleas estudiantiles exigieron el retiro inmediato de la fuerza pública; el retiro de sus cargos de Santiago Fonseca y William Rojas Montoya, rectores de las universidades Nacional y de Antioquia respectivamente; el levantamiento de sanciones a estudiantes y profesores; la derogatoria del decreto 1259; la libertad de los detenidos; y la participación democrática en el gobierno de la universidad mediante el cogobierno. La movilización unificó a los profesores y estudiantes de todo el país, la iglesia se retiró de los consejos superiores universitarios de las instituciones públicas y el movimiento estudiantil que exigía autonomía, mediante lo que se dio a conocer como Programa Mínimo de los Estudiantes Colombianos, llegó a su noveno mes.
El Gobierno creó una comisión de notables para negociar y el 23 de octubre fue expedido el decreto 2070, el cual constituía el nuevo gobierno universitario mediante cogobiernos. A finales de 1971, los estudiantes de la Universidad de Antioquia lo instauraron a través del Consejo Provisional Universitario y con ello inició la división estudiantil: unos lo veían como inoperante, porque consideraban la universidad como un órgano de la clase en el poder y al cogobierno como una forma fascista y corporativista de gobernar; otros lo observaron como un triunfo estudiantil que debía extenderse. Sin embargo, en enero de 1972, éstos fueron declarados ilegales y a finales de mayo, mediante los decretos 856 y 886, fueron disueltos. Además, se restauró la vigencia del decreto 1259, restituyendo a los rectores autocráticos, y se suspendió la participación de estudiantes y profesores en los nuevos CSU. Aún en estado de sitio, la universidad fue recuperando la normalidad por causa de
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