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Un Retrato Real


Enviado por   •  7 de Abril de 2015  •  532 Palabras (3 Páginas)  •  166 Visitas

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Un retrato Real

El retrato del príncipe Baltasar Carlos fue realizado por uno de los máximos exponentes de la pintura universal y española, llamado Diego Velázquez (Diego Rodríguez de Silva y Velázquez).

Nacido en Sevilla (1559), desde una temprana edad (14 años), empezó su enorme gusto y amor por la pintura, motivado por la influencia naturalista y tenebrista de su maestro Pacheco (admirador y seguidor de Miguel Ángel y Rafael). Tras arduo trabajo y dedicación recibió la licencia de “Maestro de imaginería y al óleo”. Después de perfeccionar la técnica del claroscuro, es presentado a la corte de Madrid gracias a su suegro, y toma el cargo de “Pintor de Cámara” de la familia real, donde cambia un poco su técnica tenebrista para un mejor desarrollo de sus retratos reales.

La obra de Diego es expuesta en el salón real (1635) en un lienzo de 209 cm x 173 cm, en óleo y con una corveta en ¾ (lo que siempre da una mejor visibilidad), como consecuencia de un encargo de Felipe IV, que consistía en pintar a cada uno de los miembros de su familia.

El artista deja a un lado su estilo tradicional y nos ofrece una magnífica brillantez. El príncipe aparenta unos 5 o 6 años, está erguido en su sillita de montar (al estilo de los caballeros españoles de la época), lleva en su mano la bengala de general, que representa su cargo como Príncipe Real. Además viste un jubón adornado en oro, botas de ante, valona de encaje y un sombrero negro con una pluma (lo que combina perfecto con su rubio cabello). Predominan los tonos dorados con brillo (adornos de oro, pelo del príncipe, su silla, mangas y flecos de la banda). Nos deja ver un Equino con un grande y desmesurado vientre , parado en sus patas traseras y de un tono café, de larga cola y crines que agita el viento.

Juzgando (personalmente) la obra, el contexto (Siglo XVII, España) y el autor, es prácticamente un trabajo perfecto y muy estilizado, por lo cual la mayoría de la gente (incluyéndome) consideramos este retrato como uno de los más destacados de España. Nos llama la atención el hermoso paisaje de primavera y el cielo (propio de Velázquez), que cualquier conocedor de los alrededores de Madrid se sentiría muy a gusto con esto, pues, Diego nos contextualiza en las afueras de Madrid (extremo norte de los parajes del prado) y nos enseña la hermosa Sierra del Hoyo, el pico de La Maliciosa, Cabeza de Hierro, y la Sierra de Guadarrama (montes principales de los alrededores de la ciudad). También da gusto ver tantos detalles en la ropa del pequeño príncipe y la corveta ¾ nos deja ver mejor su expresión facial, que lo hace aparentar un poco más maduro de lo que es (pues era apenas un niño). Velázquez hizo esta pintura con el mayor de los gustos, a pesar de dejar a un lado sus técnicas, pues su pasión era el arte.

Así se muestran muchas cosas en un “simple

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