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Venas Abiertas De America Latina


Enviado por   •  1 de Julio de 2012  •  794 Palabras (4 Páginas)  •  575 Visitas

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Brazos baratos para el algodón.

Brasil ocupa el cuarto lugar en el mundo como producto de algodón; México, el quinto. En conjunto, de América Latina proviene más de la quinta parte del algodón que la industria textil consume en el planeta entero.

Los excelentes agrícolas norteamericanos son el resultado de los fuertes subsidios que el estado otorga a los productores.

El algodón latinoamericano continúa vivo en el comercio mundial, mal que bien, gracias a sus bajísimos costos de producción. Incluso las cifras oficiales, mascaras de la realidad, delatan el miserable nivel de retribución del trabajo.

En la actualidad, Anderson Clayton es la principal firma exportadora de café de Brasil. En 1950 se intereso por el negocio.

Brazos baratos para el café.

Hay quienes aseguran que el café resulta tan casi importante como el petróleo en el mercado internacional. A principios de la década del cincuenta, América Latina abastecía las cuatro quintas partes del café robusta, de África de peor calidad pero de precio bajo.

El café había traído consigo la inflación a Brasil; entre 1824 y 1854, el precio de un hombre se multiplico por dos. Ni el algodón del norte ni el azúcar del nordeste, agotados ya los ciclos de la prosperidad, podían pagar aquellos caros esclavos.

En los años prósperos que siguieron a la primera guerra mundial, la voracidad de los cafetaleros determino la virtual abolición del sistema que permitía a los trabajadores de las plantaciones cultivar alimentos por cuenta propia.

En Guatemala las plantaciones de café pagan aún menos que las de algodón.

En Colombia, territorio de vertinentes, el café disfruta de la hegemonía. Según un informe publicado por la revista time en 1962, los trabajadores solo reciben el cinco porciento, a través de los salarios, del precio total que el café obtiene en su viaje desde la mata a los labios del consumidor norteamericano.

La cotización del café arroja al fuego las cosechas y marca el ritmo.

En 1889 el café valía 2 centavos y seis años después había subido a nueve; tres años después había bajado a cuatro centavos y cinco años después a dos.

Si la cosecha de 1964 se hubiera vendido, en el mercado norteamericano, a los precios de 1955, Brasil hubiera recibido doscientos millones de dólares más. El café beneficia mucho más a quienes lo consumen que a quienes lo producen.

Pero el auge de los precios no tiene mejores consecuencias. Desencadenada grandes siembras, un crecimiento de producción, una multiplicación del área destinada al cultivo del producto afortunado.

Diez años

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