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Venezuela Crisis Y Cataclismo

karmela98 de Junio de 2014

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El federalismo como ideario político

La abolición de la pena de muerte. Libertad absoluta de la prensa. Libertad de tránsito, de asociación, de representación y de industria. Prohibición perpetua de la esclavitud.

Inviolabilidad del domicilio, exceptuando los casos de delitos comunes judicialmente comprobados. Inviolabilidad de la correspondencia y de los escritos privados. Libertad de cultos. Inmunidad de la discusión oral de todas especies. Inviolabilidad de la propiedad. Derecho de residencia a voluntad del ciudadano. Independencia absoluta del Poder Electoral, que ni antes de su ejercicio ni después de él dependa de ninguno de los funcionarios de los demás ramos de la administración. Creación de la milicia armada nacional. Administración de justicia gratuita en lo secular. Abolición de la prisión por deuda. Derecho de los venezolanos a la asistencia pública en los casos de invalidez o escasez general. Libertad civil y política individual; consciente primero en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y segundo, en la facultad de hacer sin obstáculo todo lo que la ley no haya expresamente calificado de falta o delito. Seguridad individual: prohibición del arresto o prisión sino por causa criminal precedida evidencia de la comisión de un delito, y los indicios vehementes de la culpabilidad” (Landaeta, 1961 : 321). Como se puede ver, son cuestiones fundamentales de la democracia que aún hoy muchas de ellas no se cumplen en Venezuela. Por ejemplo, lo referido a la elección popular de los jueces, a la gratuidad de la administración de justicia, etc. El Federalismo no buscaba otra cosa que devolver a las regiones su autodeterminación.

Su noción básica, trata de un sistema con dos niveles de gobierno, en el que un conjunto de administraciones ya constituidos reconocen que un gobierno federal tiene autoridad sobre todo su territorio y población, para aquellas funciones que afectan al conjunto, mientras que retienen para sí, aquellas competencias que solamente están relacionadas con su propio territorio. La Guerra Federal fue una lucha armada por la población civil, que sostuvieron los simpatizantes del pensamiento liberal contra el gobierno conservador. La guerra se desató en el año 1859 hasta 1863. Se llamó Guerra Federal porque el objetivo de la misma era crear un Estado federal, que cada provincia sea independiente, y democrática, y también porque los liberales eran representados por una bandera amarilla que era la del federalismo.

Las luchas por el poder

Las luchas por el poder dividió al grupo político dirigente del país, entre el oficialismo, agrupado en torno al general José Antonio Páez, y el liberalismo de Antonio Leocadio Guzmán, que fundó en 1840 el Partido Liberal y su vocero El Venezolano, a través del cual difundía las ideas liberales. Ezequiel Zamora, joven comerciante de 29 años para 1846, acababa de ser electo concejal en Villa de Cura, como candidato de los liberales. Dicha elección fue anulada por el ejecutivo, al igual que en todos los casos del interior del país en los cuales los resultados electorales significaron derrotas gubernamentales. Ante esta situación, se comenzaron a difundir llamados a la rebelión armada entre las filas liberales. El 1º de septiembre estalló la primera sublevación liberal, al alzarse en la Sierra de Carabobo Francisco Rangel, campesino mestizo y antiguo soldado de las tropas llaneras del general Zaraza en la Guerra de Independencia. Antonio Leocadio Guzmán se opuso a la rebelión armada y buscó entablar negociaciones con Páez. Zamora y otros, descontentos ante la actitud de Guzmán, deciden incorporarse a la rebelión campesina. Pero la inexperiencia militar de Zamora favoreció su pronta derrota ante las fuerzas. militares paecistas, comandadas por veteranos de la independencia. No obstante, las guerrillas liberales se mantienen durante varios meses, siendo Zamora el último liberal en ser derrotado y capturado, en marzo de 1847. La insurrección campesina de 1846-47 no contó con el apoyo de los principales jefes del Partido Liberal, comenzando por el mismo Guzmán. Tal vez por esta causa se vio reducido su poder de convocatoria hacia las grandes masas populares que apoyaban a los liberales. Tampoco fue capaz de extenderse a otras regiones del país como el Oriente, Barquisimeto, Coro, Zulia y los Andes. Sin embargo, el espíritu de lucha social se revitalizó, con el surgimiento de líderes que, como Ezequiel Zamora, jugarían un papel destacado en la década siguiente. Al mismo tiempo, la rebelión liberal campesina contribuyó a minar las bases en que se sustentaba el poder conservador de Páez, propiciando los acontecimientos del 24 de enero de 1848, cuando el asalto popular al Congreso significó el colapso del poder.

Ezequiel Zamora, Guzmán Blanco y la lucha hacia la victoria electoral

No habrá pobres ni ricos, ni esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente se traten bis a bis, de quien a quien”. Ezequiel Zamora (correspondencia, Barinas, 12/12/1859.

El estallido de la Guerra Federal en 1859 fue más que una lucha por la implantación del sistema federal de gobierno, y se manifestó principalmente como una insurrección campesina que planteaba las mismas aspiraciones de las rebeliones de esclavos en 1812-1814. Su antecedente más inmediato lo constituyó la rebelión campesina de 1846-47, en la cual había tenido destacada participación el mismo Ezequiel Zamora. La Guerra Federal significó el epílogo de este terremoto social que se desató en el proceso de disolución del sistema colonial español en Venezuela.

Los objetivos de la insurrección campesina que se desarrolló desde el 20 de febrero de 1859 y que estuvo encabezada por Ezequiel Zamora se referían a la igualación de las clases sociales, el reparto de tierras, supresión de contribuciones, echar del gobierno a los opresores y terminar con la oligarquía. Zamora representaba los genuinos intereses de las masas campesinas, de los desposeídos, que nuevamente enarbolaban la “guerra social” que había desatado Boves en 1813, con el fin de destruir el poder político y económico de la oligarquía, y construir en cambio una nueva sociedad basada en los principios políticos del liberalismo burgués, cuyo respeto y aplicación estricta, pensaba Zamora, permitirían la felicidad del pueblo.

En la Guerra Federal coexistieron dos intereses en el bando liberal: unos, que deseaban promover la constitución de un régimen de libertades formales, democrático burgués, que limitara el poder que hasta el momento había mantenido la oligarquía heredera de los mantuanos de la colonia; este sector estaba integrado en lo fundamental por personajes ilustrados y que pertenecían a sectores sociales poseedores (sobre todo terratenientes), y estaba liderizado por Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco. Los otros, la mayoría, los campesinos y algunos intelectuales radicalizados, que pregonaban las reivindicaciones igualitarias que permanecían sin cumplirse desde la guerra de independencia; esta era la fracción que encabezaba Ezequiel Zamora. La Guerra Federal era una lucha contra las clases dominantes, por aniquilar su poder económico y político, objetivo que se puso al alcance de las fuerzas militares de Zamora luego de la batalla de Santa Inés, en diciembre de 1859. Su inmediata muerte, en enero de 1860, y la inoperante conducción militar de Falcón, que condujo a la vergonzosa derrota de Coplé, el 17 de febrero de 1860, impidieron la inminente y aplastante victoria federal que se había anunciado gracias al genio militar de Zamora en Santa Inés. La prematura muerte de Zamora, el 10 de enero de 1860, favoreció que finalmente prevalecieran quienes deseaban un cambio puramente formal, el cual se concretó con la firma del Tratado de Coche, el 24 de abril de 1863. Con este tratado se concretó un simple cambio de opresores en el gobierno, sólo que en lugar de conservadores y constitucionalistas, se proclamaron liberales y federales. Pero la estructura económica, la que constituía el fundamento material de la oligarquía, continuó intacta, y al lado de los viejos apellidos que controlaban la riqueza territorial agraria, monopolizaban el comercio y la usura, comenzaron a figurar apellidos de origen “oscuro” Zamora, con sus acciones, llegó a infundir verdadero terror a la oligarquía. Al ocurrir su muerte, el alivio que sintieron fue tal que Juan Vicente González llegó a escribir: “Bala afortunada. Bendita sea mil veces la mano que la dirigió”. Opiniones así nunca fueron dirigidas en cambio a otros connotados jefes federalistas como Falcón y Guzmán Blanco. La causa era que Zamora no representaba exclusivamente los ideales federales y liberales; principalmente defendía la causa de los desposeídos, su guerra era una guerra contra los poderosos, contra los oligarcas en general, y su objetivo era la igualdad social, objetivo difuso que correspondía al imaginario de la época en una sociedad agraria como la nuestra. El triunfo de la Guerra Federal no fue en modo alguno el triunfo de la causa por la que luchaban los campesinos alzados bajo el mando de Zamora. Una vez más, al igual que en las guerra de independencia, las aspiraciones de los desposeídos quedaban inconclusas, y lo más que se alcanzó fue la formalidad de las leyes, situación que, guardando la distancia en el tiempo, se mantuvo en nuestra cuestionada democracia representativa puntofijista, basada en los mismo principios liberales que “defendían” personajes como Guzmán Blanco y Falcón.

La esquina del miedo

Obra de teatro escrita por Cesar Rengifo en 1969.

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