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Época Colonial

AmielyExamen6 de Octubre de 2013

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Época Colonial:

Conocida como Colonial o Virreinato. Entre la caída de Tenochtitlan y el establecimiento del virreinato de Nueva España transcurrieron catorce años. En ese tiempo, el gobierno quedó primero a cargo de Hernán Cortés, que se autoproclamó Capitán General de Nueva España. Luego fueron nombradas las Reales Audiencias de México, dependientes de la Corona de España, con el propósito de realizar una mejor administración de la colonia.

Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano (Medellín (Badajoz), 1485 – Castilleja de la Cuesta, (Sevilla), 2 de diciembre de 1547), Conquistador español del Imperio azteca (hoy el centro de México). I Marqués del Valle de Oaxaca, Gobernador y Capitán General de la Nueva España.

El virreinato fue establecido en 1535, y su primer virrey fue Antonio de Mendoza y Pacheco. En su historia, la Nueva España fue regida por 62 virreyes de diferente importancia histórica, entre los que destacan Antonio María de Bucareli (1771-1779) y Fray Payo Enríquez de Rivera (1672-1680).

El descubrimiento de nuevos yacimientos de distintos minerales en el centro y norte del territorio (desde Sonora hasta el sur de la provincia de México) permitió que gradualmente la Nueva España ocupara el lugar de privilegio, especialmente en la extracción de plata. La minería permitió el desarrollo de otras actividades asociadas, especialmente los obrajes y la agricultura, que convirtieron a las regiones del Bajío o los valles de México y Puebla en prósperas regiones agrícolas y de actividad industrial incipiente.

El comercio de la colonia era realizado a través de dos puertos, Veracruz en el golfo; y Acapulco en el Pacífico, a éste llegaba la Nao de China, una nave que transportaba productos de las islas Filipinas a Nueva España y de ahí a la metrópoli. El comercio coadyuvó al florecimiento de estos puertos, de la Ciudad de México y de las regiones intermedias entre ambos. Hay que señalar que hasta finales del siglo XVIII, con la introducción de las reformas borbónicas, el comercio entre las colonias españolas no estaba permitido.

La sociedad novohispana estaba fuertemente segmentada. Por un lado, existía toda una codificación acerca de las relaciones entre los grupos étnicos. Aunque nunca fue tan severa que no permitiera el intercambio cultural o el mestizaje biológico, sí había una definición de la posición que una persona ocupaba en la escala social de acuerdo con una supuesta mezcla de sangres. Mientras más sangre española, mejor posición, por ello los españoles peninsulares (o gachupines) ocupaban las posiciones de privilegio.

Así, pues, el periodo de la Colonia abarca 300 años y está usualmente dividido en tres periodos:

-el primero, y más antiguo el que corresponde al siglo XVI y abarca todo lo que pasó en la Nueva España desde 1521 hasta 1600.

-El segundo, el del siglo XVII, que comprende lo sucedido entre 1601 y 1700, -

-El tercero el del siglo XVIII mexicano y que va de 1701 y 1800.

La importancia de la época de la Colonia es determinante tanto para la historia de nuestro país como nación independiente como para la historia de todo Occidente, ya que, a partir de ese momento, América entró a formar parte del mundo que hasta entonces conocían los europeos.

En la época de la Colonia la religión católica ganó nuevos e importantes territorios, cambió el lenguaje, la traza de las ciudades, las manifestaciones culturales y artísticas y se inició el mestizaje o sincretismo, es decir la mezcla entre los conquistadores y los conquistados, combinación que definió el carácter actual que tienen hoy todas las naciones llamadas latino o hispanoamericanas.

El arte y la cultura en la Colonia que en cada siglo XVI, XVII y XVIII tuvo manifestaciones particulares, la vida cotidiana y el surgimiento del criollismo, de donde salió el conjunto de hombres que, finalmente, habrían de terminar con la Colonia y con la dependencia que, de España, tenía México antes de llamarse como hoy se llama.

Modos de producción capitalista:

Modo de producción de los bienes materiales basado en la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción y en la explotación del trabajo asalariado. El régimen capitalista sustituyó al modo feudal de producción. Constituye una organización social dividida en dos clases fundamentales, cuyos intereses son diametralmente opuestos: la clase de los capitalistas, propietarios de los medios de producción, y la clase de los proletarios, carentes de propiedad y de medios de subsistencia, por lo que, ante la amenaza del hambre, se ven obligados a vender constantemente su fuerza de trabajo a los capitalistas. El capitalismo es la última formación económico-social basada en la propiedad privada y en la explotación del hombre por el hombre. Su ley económica cardinal, su hierra motriz y su principal estimulo radican en la producción y en la apropiación de la plusvalía, que tiene como fuente el trabajo no retribuido de los obreros asalariados. En comparación con el feudalismo, el modo capitalista de producción es más progresivo, pues ha elevado a un nivel superior el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, ha aumentado sensiblemente la productividad del trabajo social, ha llevado a cabo en proporciones inmensas la socialización del trabajo y de la producción, ha incrementado en gran medida el volumen de la producción y ha elevado su nivel técnico. Después de desarrollar hasta dimensiones antes nunca vistas las fuerzas productivas sociales, el régimen capitalista, en virtud de las contradicciones internas antagónicas que le son inherentes, de sus vicios y lacras, ha condenado a una gran parte da la sociedad, a los trabajadores, a la ruina y a la miseria, pues son fundamentalmente los capitalistas quienes se apropian de todos los beneficios que origina el incremente de la producción social. La economía capitalista se halla regulada por leyes económicas espontáneas, se desarrolla de manera anárquica, se ve alterada por las crisis económicas de superproducción (ver); en su afán de ganancias los capitalistas sostienen entre si una enconada lucha competitiva. El crecimiento de la concentración y de la centralización del capital hace que éste se socialice, que en un polo se acumulen las riquezas, y en otro empeore la situación del proletariado y se arruinen los pequeños productores. La contradicción fundamental del modo capitalista de producción es la que se da entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación. Al reunir en las fábricas a millones de obreros, al socializar el proceso del trabajo -se dice en el Programe del P.C.U.S.-, el capitalismo confiere a la producción un carácter social, pero de los resultados del trabajo se apropian los capitalistas. Esta contradicción principal del capitalismo -la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación- se manifiesta en la anarquía de la producción, hace que la demanda solvente de la sociedad quede rezagada de la ampliación de la producción y conduce periódicamente a destructoras crisis económicas. A su vez las crisis y los períodos de estancamiento industrial arruinan todavía más a los pequeños productores, aumentan la dependencia en que el trabajo asalariado se encuentra del capital, conducen aún más rápidamente a la depauperación relativa, y a veces absoluta, de la clase obrera". Durante las crisis económicas, tiene lugar una destrucción en masa de las fuerzas productivas, se debilite la fuerza productiva fundamental de la sociedad: los trabajadores, se incrementa en grandes proporciones la desocupación, masas enormes de personas son arrancadas del trabajo productivo, una gran parte de las instalaciones de las empresas capitalistas quedan sin utilizar, no funcionan, y a veces son objeto de destrucción física. A medida que el capitalismo se va desarrollando, se eleva el prado de explotación de la clase obrera, se agudizan todas las contradicciones del modo capitalista de producción, se intensifica y se hace cada vez más enconada la lucha de clases. Estas contradicciones se ahondan y adquieren singular agudeza al transformarse el capitalismo en imperialismo (ver), sobre todo en el período de la crisis general del capitalismo (ver). El dominio del capital monopolista en la economía y en la política de los países capitalistas agudiza hasta límites extremos los conflictos de clase y económicos del régimen capitalista. La tendencia a la descomposición y el parasitismo, la creciente desigualdad en el desarrollo económico y político de los países capitalistas en la época del imperialismo y de la crisis general del sistema capitalista de economía, debilitan aún más las bases del modo capitalista de producción. El capitalismo no está en condiciones de dominar las fuerzas productivas creadas por él mismo, que han rebasado

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