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ACTO I ROMEO Y JULIETA


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2014  •  2.176 Palabras (9 Páginas)  •  280 Visitas

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ACTO II

VERONA UNA PLAZA PÚBLICA (ENTRA SANSÓN Y GREGORIO, DE LA CASA CAPULETO ARMADOS DE ESPADAS Y RODEAS)

Sansón: Gregorio, ¡por vida mía! No hay porque agachar las orejas

Gregorio: evidentemente, pues nos tomarían como si fuéramos animales

Sansón: un perro de la casa de los Montesco me dispara

Gregorio

: quien se dispara se va, pero el valiente se para

Sansón: ¡un perro de esa casa me mueve a estar firme! Yo le tomare la acera a cualquier criado o doncella.

Gregorio: ¡Que necio eres! Eso indica que eres un débil esclavo, te arrimas a la pared y te caes de espalda

Sansón: es verdad, y de débiles es caer de espalda

Gregorio: la querella es entre nuestros amos, y nosotros somos sirvientes.

Sansón: igual me da. Seré tirano. Después de luchar con los sirvientes me mostrare cruel con las doncellas. Les cortare la cabeza

Gregorio: ni carne ni pescado. Desenvaina, que llegan dos de la casa de los Montesco

Sansón: ya está fuera mi espada peléate tú, yo te guardare la espalda

Gregorio: ¡cómo! ¿Volviéndolas tuyas y hachando a correr?

Sansón: coloquémonos de parte de la ley que ellos comiencen.

¿Esta ley de nuestra parte si respondo si?

Gregorio: No tal

Entra Benvolio

Benvolio: ¡separaos imbéciles! Guardad esas espadas. Lucháis, y no sabéis porque motivo

Teobaldo: ¡que! ¡Desnuda el acero entre villanos! Vuelta, Benvolio; a contemplar tu muerte

Benvolio: trato de poner en paz. Ayudadme a evitar esta pelea.

Teobaldo: ¿hablar de paz con el hierro ya desnudo? Tal palabra odio yo como al infierno, al Montesco y a vos. Venid, cobardes. (Pelean)

(Entran todos a pelear con palos)

(Entra Sra. Capuleto y Capuleto)

Capuleto: ¿Qué ruido es este? dadme mi espada de combate

Sra. Capuleto: una muleta ¿a que la espada pides?

Capuleto: mi espada, digo, que Montesco llega, su antiguo acero ante mi faz blandiendo.

(Entra Montesco y Sra. Montesco)

Montesco: ¡vil Capuleto déjame ir! Aparta ¡!

Sra. Montesco: ni un paso más en busca de enemigo.

Príncipe: ¡rebeldes vasallos, que la paz perturba el acero al profanar con sangre hermana! ¡Basta! apartados del conflicto.

Tú, Capuleto ven conmigo y tu Montesco, me veras más tarde. Pena de muerte a aquel que aquí quedare.

(Se van todos menos la Montesco, Sra. Montesco y Benvolio)

Montesco: ¿Quién ha renovado la antigua discordia? Sobrino, al comenzar, ¿presente estabas?

Benvolio: trate de separarlos; pero es imposible; Teobaldo es muy terco y no quiso escucharme.

Sra. Montesco: ¿y Romeo? ¡Celebro en saber que ausente estaba!

Benvolio: a su encuentro me fui; pero el, al verme se penetro en lo profundo del bosque

Montesco: allí suele encontrarlo con frecuencia, uniendo su llanto al matinal roció, huyendo de la luz a casa vuelve y encerrado en su alcoba, su fin me inquieta si en caprichos crece y la razón en el no prevalece.

Benvolio: ¿sabéis la causa, noble tío?

Monesco: ni yo la sé ni averiguarla puedo

Benvolio: ¿no habéis pedido de el explicaciones?

Montesco: Ni yo ni el, ni yo ni nadie puede. Bueno o malo el solo es su consejero. Descubra la causa yo de su amargura y tratare de procurar su cura.

Benvolio: aquí llega, y sabré de su mal la causa ahora

Montesco: ojala pudieras tú con maña escuchar su confesión sincera. Venid, señora

(Sale Montesco y la Sra. Montesco y entra Romeo)

Benvolio: feliz madrugada primo

Romeo: tan joven es el día

Benvolio: las nueve apenas son

Romeo: ¡ay de mí! ¡Que largas parecen las horas amargas!

Benvolio: pero ¿Qué penas hacen largas las hora de Romeo?

Romeo: en no poseer lo que poseía las acorta

Benvolio: ¿son amores?

Romeo: desdenes son

Benvolio: ¿De amor?

Romeo: son gajes del amor. Mis propias penas mi pecho oprime. Y el que ahoga balsámica dulzura.

Adiós primo querido.

Benvolio: ¡espera! Quiero acompañarte. Si te vas me dejas ofendido

Romeo: cállate, que, Romeo debe estar en otra parte

Benvolio: el nombre me dirás de tu amada

Romeo: ¡cómo! ¿Tendré que decírtelo?

Benvolio: seriamente, dime tu quien sea

Romeo: di seriamente ¡oh frase despiadada!

(Seriamente) me siento de una mujer enamorado primo

Benvolio: acerté cuando supuse que estabas enamorado

Romeo: acertaste

Benvolio: pues si es hermoso blanco, es fácil dar en él.

Romeo: en ese blanco erraste. No será fácil, que da burla dipuesta.es rica porque es bella: pobre, porque al morir solo despojos quedan de humana perfección tras ella.

Benvolio: ¿voto de castidad hizo por tanto?

Romeo: mi desventura no

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