Adios a las trampas. Las mentiras blancas
rocio014 de Diciembre de 2014
721 Palabras (3 Páginas)695 Visitas
Estimados maestros y compañeros: Los alumnos de primero “A” leyeron en este mes de noviembre el libro titulado “Adiós a las trampas” de los autores: German Dehesa, Carlos Elizondo Mayer Serra, Denise Dresser y Federico Reyes Heroles.Y lo van a presentar mediante la técnica "el avión lector".
En el 2002 el concurso de dibujo ADIOS A LAS TRAMPAS convoco a los niños y jóvenes del país a buscar en un diccionario el significado el significado de transparencia, honestidad, respeto a las reglas, participación y cuentas claras. El propósito fue invitarlos a imaginar situaciones en las que estos valores no se respetaran y a dibujar sus propuestas para evitar que estas situaciones se repitieran en el futuro.
Mejor que nadie los niños reconocen las trampas. ¿Cuáles son las trampas? ¿Qué es una trampa? Durante la Revolución, los zapatistas cavaban unas zanjas en la tierra de Morelos y las cubrían de ramas y vegetación para que en ellas cayeran los soldados del ejército enemigo. El cazador le pone trampas a sus presas. El pescador atrae a los peces con una carnada engañosa, ensartada en un gancho, que ha de perforarlos antes de sacarlos a la superficie. La trampa tiene que ver con el engaño y está ligada a la mentira.
La trampa, cuando la hacemos, nos hace caer hasta el fondo del pozo y avergonzarnos. Si dejamos de sentir vergüenza es que nos hemos vuelto cínicos. Un tramposo suscita la desconfianza. "¿Cómo le crees si siempre miente?" Los adultos nos acostumbramos más fácilmente a las trampas que los niños. Un niño de tres años es transparente. En el juego de "¿Dónde quedó la bolita?", el niño abre la palma de su mano, con o sin bolita, porque no tiene nada que ocultar. Sólo más tarde desarrolla la capacidad de engañar y la cierra. En ese mismo instante aprende a vivir en nuestra deficiente sociedad, donde mentir es moneda de todos los días.
Las mentiras blancas
Así como hay mentiras negrasg, hay mentiras blancas. Las mentiras blancas son mentiritas que inventan los adultos y que pronto descubren los niños: la de Santa Clos, portador de regalos que los papás compran en una tienda; la de la cigüeña, que trae a los niños de París; la de los hermanitos que nacen en una col; la de los milagros y las supersticiones; la de que si rezo voy a pasar el examen. Los cuentos de hada son mentira, porque ningún sapo se vuelve príncipe, ninguna princesa despierta con un beso, ninguna cenicienta pierde su zapato de cristal antes de la media noche, ninguna Blanca Nieves muerde una manzana envenenada y cae en un sueño profundo. Tampoco hay casitas de chocolate en el bosque ni ogros defendidos por dragones en castillos de puentes elevadizos. Los cuentos de hadas son solo eso: cuentos.
Las trampas dañan la salud mental, las trampas impiden la paz, las trampas destruyen; el que hace trampa nunca duerme tranquilo, y no dormir, como todos lo sabemos, es el primer paso hacia el caos y la locura.
Un país tramposo es un país condenado al caos y a la larga se destruirá a sí mismo. Se puede razonar que qué importa una mentirita si en un momento dado todos mentimos, que hay mentiras piadosas, que hay mentiras blancas, pero esto es una falsedad. Ninguna enfermedad más mortal que la mentira.
Los niños que escriben sobre el tema de ''Adiós a las trampas'' se adentran en su alma o su conciencia, o como quieran ustedes llamarla; cavan dentro de su espíritu o su vida interior; se examinan, reflexionan y cumplen con una de las primeras tareas del hombre: conocerse a sí mismo. Engañarse a uno mismo es hacer trampa. Mentirse es hacer trampa. Mentirles a los demás es disminuirlos. ¿Para qué? Las mentiras acaban por descubrirse
...