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Análisis De La Rebelión En La Granja


Enviado por   •  31 de Julio de 2012  •  4.108 Palabras (17 Páginas)  •  807 Visitas

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La rebelión en la granja (1946) de George Orwell es una metáfora con rasgos tan definidos, tan intensos y con tanta carga emotiva que pueden ser analizados desde muchos ángulos distintos y por las más diversas disciplinas. Como toda buena historia de la que tanto gustan los mexicanos, de aquellas que “pasan en otro lado, jamás aquí”; hay intriga, amor, celos, traición, rivalidad, ilusiones, anhelos… podríamos continuar la lista indefinidamente.

Pero de manera personal, lo que más me impacto fue ese ir y venir entre lo maravilloso, lo dulce, lo manifiestamente tierno y lo crudo, lo espantoso, lo terriblemente real. Casi causaría gracia la historia si no fuera por ese dejo de realismo, esa posibilidad de compararlo con tantas sociedades de nuestro tiempo que vuelven universal la historia más allá de la intención del autor. Cuando se piensa en eso, bien podríamos poner esas caras que el poeta chiapaneco Jaime Sabines definía como “serias, como si pensaran en la muerte”.

Algún existencialista me diría que Orwell entendió muy bien que la vida no tiene sentido, quizás un espíritu revolucionario diría que hay que morir peleando por un futuro mejor, un estoico me diría que hay que soportar pacientemente las penalidades de la vida; quizás no faltaría el alma cómoda con dejos de cobarde que diría que aspirar a mejor no tiene sentido, que es preferible soportar el mal que sufrimos que arriesgarnos a empeorar las cosas tratando de cambiarlas…

Yo no lo sé, ignoro quien tendría la razón o cual sería la solución a los problemas de los animales de esa fatídica granja… entiendo la intención del autor al dejar el final con ese suspenso tan terrible, tan descorazonador. Bien pudo escribir que ellos se rebelarían contra aquellos que los oprimían, pero puedo asegurar que no es vana esa imagen de hombres y cerdos comiendo juntos, armonizando de tal manera que era imposible distinguir entre ellos, y dónde unos reconocen (los opresores y los “libertadores”) a los otros como iguales.

La historia empieza como todos las grandes conquistas sociales: alguien (el “viejo mayor”) tiene un sueño, un ideal que desea transmitir a los demás (“I have a dream” diría el discurso del promotor de la igualdad racial Martin Luther King). Ha previsto un mundo dónde todos los animales son libres y autónomos, en el que no son explotados ni marginados; sin embargo, me parece notable el hecho de que les otorga al mismo tiempo un enemigo al que vencer, alguien a quien culpar de todos sus males: el hombre (que a mi juicio fue la gran genialidad de Adolfo Hitler, dar a los alemanes una figura que culpar por sus miserias).

Es innegable la lógica que se esconde detrás de la percepción del Viejo Mayor (“Eliminad tan sólo al hombre y el producto de nuestro trabajo nos será propio, y de la noche a la mañana nos volveríamos ricos y libres”). Si los animales trabajaban tanto, era justo que sus condiciones de vida fueran mejores; destacable también resulta su apuesta por una medida radical para solucionar los problemas de los animales, la rebelión directa saltando medidas menos drásticas tales como el diálogo o la resistencia pacífica. Podríamos pronunciarnos en su contra en cuanto a esto, pero es más interesante considerar el hecho de que él no considera al hombre como su igual, a pesar de ser un animal también, lo ve ajeno a su naturaleza (“Todo lo que camina en dos pies es enemigo, todo lo que camine en cuatro patas o vuela es amigo”).

Sin embargo hace una advertencia: ningún animal debe esclavizar a otro, no se deben imitar los vicios del hombre, aquellos que lo hacen tan odiado y lo convierten en el enemigo.

Un grupo de cerdos elabora toda una doctrina (el animalismo) en base a este ideal, pero se enfrentan a la desidia de la gran mayoría de los animales y a su forzosa costumbre de la situación en la que se encontraban. Finalmente su rebelión se da de la manera más simple: un día, ante la incompetencia del dueño de la granja no son alimentados, y ante ésta situación expulsan a Jones de la propiedad. Hay algunos puntos destacables en esta situación:

a) Para que exista una rebelión se debe llegar a un punto dónde la situación se vuelva tan intolerable que la única solución posible sea el estallido de los marginados (no era en vano el famoso “pan y circo” de los emperadores romanos).

b) La desidia y la abnegación forzada han sido en mayor medida la causa de las desigualdades sociales que el deseo de unos pocos de enriquecerse a costa de la mayoría; ese agachar la cabeza ante la injusticia es más culpable que el que busca sólo su bienestar.

c) Una situación social “tolerable” impide el estallido de las inconformidades. No es coincidencia que el éxito de las políticas económicas implementadas en China haya impedido que las famosos huelgas de 1989, que fueron tan duramente reprimidas se convirtieran en la chispa del motín, o que se mantenga todavía el régimen de Cuba después de tantos años.

d) La necesidad de liderazgo, la urgencia de tener a quien seguir, quien nos diga que hacer, la tendencia a integrarse en el colectivo antes de tomar decisiones propias propicia el ascenso de personajes con el carisma para ello, aún cuando no siempre sean la mejor opción. Esto explica el hecho de que las terribles condiciones económicas y sociales de la posguerra hayan acelerado el ascenso de Hitler y Mussolini como “salvadores”.

Los cerdos, que como los más inteligentes de la granja, toman el liderazgo de la rebelión y aprenden a leer y escribir (¿No era esto un invento del hombre, su odiado enemigo?) formulan los siete principios sobre los que se rige el animalismo, a saber:

1. Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo (Pobres canguros, suerte para ellos que viven en Australia)

2. Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es un amigo (Suerte por los aviones).

3. Ningún animal usará ropa (Calvin Klein, Carolina Herrera y Armani llorarían en este mundo, aunque me pregunto si podrían crear tendencias en cuanto a desnudos).

4. Ningún animal dormirá en una cama (El oso de Spring Air es un gran criminal en esta historia).

5. Ningún animal beberá alcohol (que decir, tengo muchos amigos para los que éste mundo sería una terrible pesadilla).

6. Ningún animal matará a otro animal (Derecho a la vida, consagrado en la Constitución en el artículo 22 párrafo primero, en el artículo 1 de la Declaración americana de los derechos y deberes del hombre; en el artículo 3 de la Declaración universal de los derechos humanos, en el artículo 6 párrafo primero del Pacto internacional de derechos civiles y políticos, y en el artículo

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