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Análisis De Libro


Enviado por   •  29 de Mayo de 2012  •  3.456 Palabras (14 Páginas)  •  618 Visitas

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Guía de análisis

1)- Redacta un perfil del Frente Vital con la información que aportan Daniel Míguez y Cristian Alarcón.

EL SANTO DE LOS PIBES CHORROS

El 6 de febrero de 1999, en una casilla de una villa de San Fernando, un ladrón de 17años apodado como “El Frente” Vital, era acribillado por un efectivo de la policía bonaerense de apellido Sosa, conocido entre sus compañeros como “El Paraguayo”.

Víctor Manuel “El Frente” Vital se convirtió en el santo de los pibes chorros.

El Frente”, era un pibe, criado en la miseria de una villa, guardián y promotor de una ética, respetuoso de los códigos, solidario con sus amigos y vecinos, enfrentado a la institución oficial representada por la policía y sacrificado (acribillado) en el altar de un rancho sin posibilidad de defensa.

Encarnó, en su breve vida, las características principales de los héroes míticos que se ofrecen sin escamoteos por sus ideales. No es de extrañar, entonces, que sus amigos y vecinos del barrio a quienes tanto había ayudado, lo identificaron de inmediato como un santo, un mártir de la miseria; de esa miseria cuya puerta de escape no parece hallarse sino en la rebeldía, en el enfrentamiento contra el orden establecido y, por qué no, en el intento por recuperar lo que les fue quitado en la injusticia, mediante la peculiar justicia del delito.

La misma tarde en que Víctor fue acribillado, el cielo se ennegreció de repente. Una noche oscura se tendió sobre la villa hasta descargarse una brutal tormenta. La “señal” se hizo inconfundible para la gente que allí vivía y dieron por hecho que el cielo estaba de luto por la muerte de su referente.

Su madre, era custodia privada y aunque siempre intentó que su hijo se aleje del mundo del delito y de las drogas, nunca lo logró. “El Frente” era el menor de tres hermanos y el único que salía a robar conociendo muy bien los códigos de los ladrones de los viejos tiempos.

Víctor “El Frente” Vital se había iniciado en “el arte del choreo” a la joven edad de trece años. Y según relata su madre, no comenzó a robar por necesidad personal, sino por solidaridad, para compartir. Pero su carrera delictiva duró apenas tres años y estuvo marcada por una particularidad muy especial todo lo que robaba lo repartía entre la gente del barrio.

Hoy, los vecinos de Villa San Francisco, recuerdan cuando robó un camión de productos lácteos y los repartió entre los más humildes. Así en poco tiempo se convirtió en una especie de Robin Hood de fin de siglo que robaba a lo ricos para dárselo a los pobres.

A pocas cuadras de la casa de Sabina, está la casa donde lo mataron. Allí, él y un amigo, se refugiaron cuando escapaban de la policía. Pero fue en ese mismo lugar donde “El Frente” encontró la muerte. Víctor tenía apenas diecisiete años, estaba desarmado y escondido en el rancho de una amiga, debajo de una mesa. Sabía que “la yuta se la tenía jurada”, sabía que “lo iban a hacer boleta”, pero al presentir su instante final, sólo atinó a taparse la cara con las manos como queriendo frenar la bala que terminó incrustada en su mejilla. Después, otras cuatro balas lo siguieron matando.

Según la policía, el sargento Héctor Eusebio Sosa, alias el paraguayo, mató a “El Frente” en un enfrentamiento, luego del peritaje balisto y la autopsia realizada demostraron que éste fue ejecutado en alevosía.

Lo interesante de este asunto, es que su elevación a los “altares tumbero”, (en la jerga delictiva se denomina “tumba” a la cárcel y “tumbero” a todo lo referido a su entorno aunque no se produzca necesariamente dentro de un presidio) no tuvo tanto que ver con sus habilidades delictivas como con sus cualidades humanas. No se convirtió en “santo de los pibes chorros” por ser digno de imitar en su pericia como asaltante (de hecho, falló en uno de sus aspectos principales que es el de “huir de la cana”) sino por la tenacidad con que mantuvo sus principios: el respeto de los “códigos” (nunca se debe robar a un vecino del barrio); lo que se obtiene en un “trabajo” es para compartir; nada justifica la denuncia de un compañero, y otros por el estilo.

Dicen, quienes lo conocieron “laburando”, que no sólo iba decididamente “al frente” en los asaltos y en eventuales enfrentamientos con la policía, sino también, contra cualquier “colega” que no respetase esos principios, esa actitud fue lo que lo convirtió en “un grande”, aunque de edad sólo era “un pibe”, un pibe chorro.

Desde ese sábado de febrero, cuando el siglo veinte entraba en su tramo final, día en que el sargento Héctor Eusebio “el paraguayo” Sosa mató y remató a Víctor, los “jóvenes delincuentes” experimentaron la extraordinaria convicción de que un amigo se había ido al cielo para ayudarlos en la tierra: “El Frente” Vital se convirtió de inmediato en el santo de los pibes chorros.

La noticia de su muerte corrió como reguero de pólvora por el barrio y en minutos la gente se había alzado en contra de la policía. Antes de trasladarlo a la morgue judicial, unas miles de personas rodeaban su yaciente cuerpo. Al tercer día, como si surgiese resucitado de la muerte oficial, Víctor vuelve a la villa San Francisco para pasar la última noche con los suyos.

Al velatorio concurrió una multitud Y desde ese momento pasó a la inmortalidad y con su muerte los milagros empezaron a llegar. A la mañana siguiente, no alcanzaron dos micros, un camión con acoplado, los autos del barrio y cuanto remís había en la zona, para llevar a toda la gente que quiso acompañarlo hasta el cementerio. Apenas su ataúd fue cargado en el coche fúnebre, una estruendosa balacera al aire le rindió su homenaje final. El mismo día de su entierro, su rostro comenzó a renacer en las remeras de los pibes. Su tumba se encuentra en el sector más pobre del cementerio de San Fernando, y frente a ella se juntan los chicos que salen a robar para intercambiar ofrendas de cerveza y marihuana por protección divina.

Esta podría ser una historia más de ladrones que mueren víctimas del gatillo fácil. Sin embargo, esa muerte significó mucho más. Tras su muerte no hizo falta mucho tiempo para que la figura de Víctor “El Frente” Vital se convirtiera en un mito, hasta llegar a ser hasta la actualidad “El santo de los pibes chorros”.

2)- Escribir un texto argumentativo acerca de la novela Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, de Cristian Alarcón,

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