Análisis La academia, los medios y los muertos Raúl Zaffaroni

        Análisis        

La academia, los medios y los muertos

Raúl Zaffaroni

La libertad de expresión es un derecho consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así mismo, lo podemos encontrar en el artículo 35 de la Constitución Política de la República de Guatemala. Dicho derecho consiste en exponer ideas, descubrir la verdad e informar acerca de la realidad del entorno y es en esta última idea en donde entran a batallar los medios.

Debemos cuestionarnos, ¿Realmente es verídica la información con la que nos bombardean los medios? Desde mi perspectiva, su principal misión es ganar dinero a través de la publicidad y la distracción, hasta hace algunos años, pocos eran los espacios en los cuales las personas doctas de algún tema en específico se podían expresar, desarrollar sus ideas, criticar y proponer soluciones a los problemas sociales existentes.

Sin embargo, con la globalización, se revolucionó no solo la tecnología, sino también la comunicación, la libertad de expresión se encuentra a tan solo un click de distancia, cualquier persona puede expresar sus sentimientos, sus emociones, su criterio, y más.

Pero, ¿Qué pasa cuando la información que recibimos es construida?, es decir cuando los hechos son creaciones de un supuesto de cómo sucedieron las cosas, o de cómo alguien que no tiene conocimientos de derecho penal o de criminología, interpreta los hechos. Regresamos al conocimiento popular, el conocimiento que las grandes masas reciben, lo cual no es culpa de ellos.

Con frecuencia se escuchan en las noticias términos jurídicos que son mal empleados, pero que son tan repetitivos que solo hasta que se pasa por la facultad de derecho se dimensiona lo erróneo del empleo del término.

La batalla que se debe pelear como penalistas y criminólogos es la de comunicar, pero comunicar bien, salir al campo, emplear términos que sean de comprensión, no hablar con un leguaje sublime para que las personas se queden en las mismas. Reeducar a los medios de comunicación, que se informe a la población imparcialmente, muchos medios masivos de comunicación informan mediante juicios asertivos en tono sentenciador.

En esta etapa debemos recordar el artículo 14 de la Constitución Política de la República de Guatemala el cual establece la presunción de inocencia y publicidad del proceso, garantizando que “Toda persona es inocente, mientras no se le haya declarado responsable judicialmente, en sentencia ejecutoriada”.

El problema de los medios masivos de desinformación, no se da solo en Guatemala, es una cuestión mundial que conlleva a errores fatales e irreversibles, el destino de la humanidad se ve manipulado por los medios de comunicación, y lo hemos visto en feroces contiendas de algunos gobiernos.

Desde otra perspectiva las grandes corporaciones mundiales utilizan la publicidad mediática para miserabilizar a las poblaciones pobres y excluidas mediante represión, discriminación, intolerancia, etc.

Ahora bien, ¿Cuál es el papel que juega la academia? Para desentrañar la cuestión criminal se debe empezar por la academia, iniciando por la facultad de derecho, en el cual se estudia la ciencia del derecho penal la cual interpreta las leyes de manera ordenada, sin contradicciones para que los estudiosos del derecho, llámense, abogados, fiscales y/o jueces puedan resolver los casos de una manera armónica y óptima.

Sin embargo, el penalista se ocupa de la ley, no de la realidad, estudiando así el orden prioritario conceptual para establecer frente a una conducta si es o no es delictiva para llegar a la sentencia.

En este orden de ideas podemos observar que el penalista se queda corto para determinar la cuestión criminal, es el momento de preguntarnos ¿y los muertos? Los que vemos día a día en los medios, tanto que de una u otra manera nos hemos vuelto insensibles, los vemos como una estadística más, ya no nos asusta el hecho de que hay un muerto por cada vivo alrededor del mundo. ¿De qué manera podemos prevenir tantas muertes? Es claro que, si seguimos haciendo más de lo mismo, seguiremos obteniendo más de lo mismo.

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