CARTA A UN NIÑO QUE NUNCA NACIÓ

CARTA A UN NIÑO QUE NUNCA NACIÓ

Jonhatan Martínez Díaz

Escrito en 1975 tras perder a un hijo, Carta a un niño que nunca nació es un libro de apenas 100 páginas en el que Oriana Fallaci consigue condensar las reflexiones de una mujer ante una maternidad inesperada. Es un libro complejo cuyo título sugiere ya el dramático desenlace.

El interés del libro reside en que trata un tema como el del aborto dejándolo en el fondo y haciendo emerger como tema central el de la maternidad, que se desarrolla a través del diálogo de una mujer con el niño que lleva dentro. La autora no toma partido y con ello, insta al lector a enfrentarse a su propia conciencia y a meditar su propia postura.

Colaboró con numerosas publicaciones y escribió varios libros, entre los que destacan: "Entrevista con la Historia" (1974); "Carta a un niño que no nació" (1975); "Un hombre" (1976) e "Inshallah" (1992).

Todo inicia cuando la protagonista empieza a contar su diario, revelando que es, una mujer independiente, trabajadora, soltera, con hambre de triunfo, crudamente realista y poco sentimental. Nos muestra que hay otro tipo de aborto, el del pensamiento, ya que la discusión interna que sufría al quedar embarazada sin así desearlo, le provocó una gran angustia, estrés, sentimientos encontrados y más, por la disyuntiva de decidir si a su hijo le agradaría o no venir a sufrir a este mundo lleno de injusticias.

Así es, el pensar también mata, creyó la protagonista de este libro.

En la obra empieza a narrar, que se da cuenta que está embarazada y dentro de ella se empieza a cuestionarse si es un bien al recibir el hijo o no, porque nunca ha estado preparada, que no el miedo al dolor, porque el dolor nace y crece con nosotros, y que uno se acostumbra a él, ni tampoco el miedo de a morir, porque si uno muere significa que uno ha nacido, sino que le tiene miedo a la nada, el tener que admitir no haber existido, aunque solo sea por casualidad, por error, o por una distracción ajena, aunque desea mucho al niño.

Porque muchas mujeres se preguntan: ¿por qué traer un hijo al mundo? ¿Para que tenga hambre, para que pase frío, para que sufra traiciones y ofensas, para que muera avasallado por la guerra o por una enfermedad? llega a la conclusión de que sufrir es preferible siempre a la nada.

Sin embargo tomó una decisión, traer al hijo pase lo que pase, ya que había ido con un doctor para confirmar la presencia del niño, es en donde se animó más por haber visto la fotografía de su nene y tubo el ánimo de tenerlo, y se hace pregunta como esta: “¿Cómo podría yo suprimirte? ¿Qué me importa si has comenzado por casualidad o por error? ¿Acaso el mundo en que estamos no comenzó también por casualidad y tal vez por error?” Algunos sostienen que en un principio no había nada excepto una gran calma, un absoluto silencio inmóvil. Después, se produjo una chispa, un desgarrón, y lo que no era fue. A ese desgarrón pronto le siguieron otro y otro: cada vez más inesperados, más insensatos, de más imprevisibles consecuencias. Y una de tales consecuencias fue que brotó una célula, también por azar, tal vez por error, que en seguida se multiplicó por millones, por miles de millones, hasta que nacieron los árboles, los peces y los hombres.

Empieza a platicarle a su bebe, sobre lo difícil que es vivir la realidad, aun sin estar con la pareja a quien la abandono sin que ella la detuviera, como si ya no tuvieran nada que decirse.

Otro día que fue con el doctor para saber cómo iba desarrollando él bebe, recibió una noticia buena al saber que esperaría un niño, nunca se había cuestionado si es que fuera niño o niña, daca ves le platicaba al bebe que la maternidad no es un oficio

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