Critica pereira

Los pereiras

No habíamos siquiera entrado a la sala cuando el primer signo de violencia apareció: la familia, amedrentándonos con sus almas expuestas ante el público que accedía a la arena expectantes de lo que sucediera en cualquier momento.

Un baile precede la fiesta del espacio, un buró, una mecedora y una alfombra roja dominan el espacio. Sus tetas y un pene danzando de arriba abajo. Ella fuma un cigarro que perdió su humo, solo existe pero no tiene una utilidad como cigarro, muere virgen del fuego que quiso quemarlo.

La mujer posa, muestra su cuerpo desnudo al público, como la modelo que muestra sus lunares al fotógrafo para generar bellas imágenes, imágenes sustituidas por un texto agresivo, violento, de a pocas inentendible que pasa de cosas a lugares y de lugares a la velocidad inentendible de un lenguaje diferente al español.

Es cuando surge la anarquía, la oposición al gobierno; pero no a uno específico, la oposición al poder: el poder que han tenido cientos de líderes a lo largo de los siglos. El megáfono, para que todos escuchemos las palabras, como si nos encontráramos en las calles del planeta exigiendo libertad y respeto a los hombres, a las mujeres. De los poemas que nos cuenta CarminaBurana, textos prohibidos en contra de la monarquía y la iglesia, hasta sátiras de Hitler.

        “Nos quieren obligar a gobernar, no vamos a caer en esa provocación.”

Se levanta un cartel con la frase anterior, la sala observa en silencio. Hasta ahora solo veíamos fragmentos, sin historia; pero nos dimos cuenta que no era importante, porque no era una obra clásica lo que veíamos: estábamos frente una expresión performática de contenido político, no solo de Brasil; quizá de Latinoamérica o más…

Es cuando el Pereira entra en el marco, como en una jaula, exhibido, con su opinión y su cuerpo. Visita a su madre que impotente para trabajar o continuar con su vida delega la tarea a sus hijos: deben hacer parte del quehacer diario y la manutención de su madre.

Para este punto de la puesta ya es claro que es un performance, pues la improvisación y la dirección en escena se hace notoria, bellamente notoria, pues no son los personajes los que hacen como si nada pasara, son los actores que van dando el camino hacia donde se dirige este divertimento. Mi obra, yo hago con ella lo que quiera, performatividad vivida, divertida y verdaderamente para disfrutar.

Si lo primero que vimos fueron cuerpos desnudos brindando por el encuentro, al final nos topamos con actores vestidos como son, en su vida, auténticos, sin nada que esconder, agradeciendo a los asistentes haber disfrutado con ellos el espacio que la muestra les ha dado.

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