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Crónica Alfabética Del Nuevo Milenio


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  1.160 Palabras (5 Páginas)  •  327 Visitas

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Ideas para afrontar el Tercer Milenio

Por: Germán Iván Martínez

En este año se cumplen diez de la primera edición del libro Crónica alfabética del nuevo milenio, de Fedro Carlos Guillén, biólogo, maestro y divulgador de la ciencia en nuestro país. El texto –que atrapa al lector desde las primeras páginas– fue editado por la editorial Paidós y tiene destellos de lucidez impresionantes que, conjugados con una redacción fluida y un fino sarcasmo, sacuden nuestras convicciones personales y nos hacen pensar en nuestros hábitos y nuestras aficiones.

El autor advierte que estos son tiempos de cambio, de profundas transformaciones. Tiempos en los cuales convive la tradición por una parte, y la innovación y el avance científico y tecnológico por otro; época donde coexisten ideas e ideales junto a mitos y tabús. Por ello arremete contra nuestras supersticiones; esas que, derivadas de nuestra terrible afición a fenómenos apocalípticos, nos hacen creer en profecías que hoy vemos incumplidas. Pero va más allá, nos invita a hacer un alto en nuestra ajetreada existencia no para mirar, sino para ad-mirar, mirar con asombro, con pasmo y perplejidad, las conductas que caracterizan nuestra incursión en el tercer milenio.

Y dice cuando habla de la anorexia y la gordura: “Evidentemente, este mundo, en su lucha obsesiva contra los lípidos, se ha desbocado y ha producido desviaciones irremediables […] Lo que rifa en estos días es la piel pegada a los huesos, los pómulos salientes y los abdómenes de lavadero” (Guillén, 2003: 14). Así, frente a la anorexia, la bulimia y la vigorexia, está la industria del consumo y los medios masivos de información y comunicación con sus cuatro funciones básicas: hacer saber (informar), hacer creer (persuadir), hacer sentir (conmover) y hacer hacer (manipular). El “imperio de la esbeltez”, instaurado por la presentación de diversos arquetipos en la televisión principalmente, no sólo ha traído consigo la ridiculización (y discriminación) de la gente obesa sino que ha propiciado miles de decesos en un mundo donde, paradójicamente, mientras unos no tienen qué comer, otros se someten a dietas enfermizas, muchas de ellas, dice nuestro autor, “ideadas por genios de la nutriología o por idiotas que sugieren no comer alimentos de acuerdo con el horóscopo” (2003: 17). Y es que, mal que nos pese, la ciencia moderna aún se enfrenta (y no con mucho éxito) a doctrinas milenaristas que llevan a un buen número de ilusos a apostarlo todo a la suerte, las cartas, los caracoles, la lectura del café y otras muchas tomadas de pelo.

Pero también nuestra vida privada ha sufrido atentados. El mayor de ellos, dice Fedro Carlos Guillén, viene del celular. Gracias a él (o mejor dicho, por su culpa) hoy priva la incomunicación humana. Un buen número de personas carga un celular (hay quien porta más de uno) y éstos han rebasado, por mucho, el número de teléfonos fijos. Pensemos, si cada integrante de familia tiene un celular, hay por lo menos 3 artefactos de este tipo en casa, lo que resulta un negocio excelente para algunas empresas. Pero, lamentablemente, los jóvenes no usan el celular para comunicarse sino para entretenerse. El celular es hoy un medio de diversión; por eso, entre más funciones realice, esto es, entre más sofisticado esté, el usuario tiene la quimérica sensación de invertir mejor su tiempo de ocio.

Estos aparatos posibilitan no sólo hacer y recibir llamadas sino también efectuar operaciones matemáticas, tomar y editar fotografías, videos, archivos de audio y, gracias al acceso que brindan a la web, permiten acceder igualmente a distintos ámbitos: correo

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