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Cuando Darwin publicó su libro El Origen de las Especies


Enviado por   •  10 de Marzo de 2015  •  447 Palabras (2 Páginas)  •  238 Visitas

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cuando Darwin publicó su libro El Origen de las Especies, el clima de opinión ya tendía hacia el punto de vista de que todo estaba en estado de mejora, que los humanos estaban mejorando más y más, que sus ideales eran más y más elevados, y su fe religiosa más y más pura, y su productividad cada vez mayor. El corolario de todo esto, aunque no siempre se sacaron las consecuencias de ello, era que retrocediendo en el tiempo, todo tenía que haber sido peor, y tanto más peor según se retrocediese en la historia y en la prehistoria. Incluso los que creían que ocasionalmente en el pasado y en algunas zonas del mundo también se había dado un proceso de degeneración —en particular donde había hombres primitivos—, seguía habiendo una persuasión emocional de que en general el progreso era algo automático. La persuasiva filosofía de la evolución parecía tener una calidad contagiosa, y una por una, cada rama de la investigación histórica sucumbió a la tentación de reconstituir sus datos en escalas ascendentes, comenzando desde lo simple, burdo o ingenuo, y conduciendo hacia lo complejo, refinado o sofisticado en el presente. Se dio por supuesto que todo se amoldaba a este patrón: la historia del arte, de la tecnología, de la organización social, en realidad de todo —incluyendo las creencias religiosas. Había un impulso lógico en todo ello. Y de cierto parecía evidente que tenía que ser así.

Hubo varias teorías acerca del origen de la fe religiosa con una interpretación evolutiva que precedieron a la clásica obra de Darwin. Spencer escribió con cierta extensión acerca de esta cuestión, como otros autores, cada uno de ellos exponiendo la manera en que suponían que «todo comenzó». Había comenzado con el culto a los muertos, a veces de los antepasados, pero no siempre, o comenzó con la sensación que se suponía que el hombre primitivo debía abrigar de que la Naturaleza estaba animada, que las «cosas» tenían «voluntades» y que era bueno reconciliarse con ellas, o comenzó simplemente porque nuestros antiguos antepasados vivían unas vidas tan rodeadas de peligros en circunstancias tan atemorizadoras y por ello tan constantemente asediados de cosas desconocidas, que estaban amedrentados y temblando y casi paralizados por el temor durante la mayor parte de sus vidas. En estas circunstancias, lo que se suponía que era una cierta disposición supersticiosa de la naturaleza humana dio origen de forma «natural» a sentimientos de asombro y temor, que poco a poco evolucionaron y dieron origen a creencias religiosas estructuradas. Esto parece como una burda exageración de lo que hombres desde luego inteligentes afirman que sucedió, pero no es tal exageración. Por ejemplo, Lewis Browne escribió con toda seriedad

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