Cuento de ciencia ficción Days Gone
FABIO SARANGOApuntes13 de Julio de 2025
926 Palabras (4 Páginas)20 Visitas
Days Gone
La humanidad vivía engañada. Creíamos que el futuro estaba asegurado con cada nuevo avance científico, con cada logro tecnológico que se celebraba como una victoria contra la fragilidad humana. Pero estábamos caminando sobre una cuerda floja, demasiado confiados, ciegos al abismo que se abría justo debajo. Todo se vino abajo con un error. Un experimento de manipulación genética mal controlado liberó un virus desconocido, y en cuestión de semanas, el mundo que conocíamos desapareció.
Al principio, se habló de un brote extraño, algo aislado. Pero lo que parecía un caso clínico se convirtió en pandemia. No mataba de inmediato. Era peor. Transformaba a las personas en lo que muchos llamaron «freakers», seres dominados por una furia incomprensible, por un instinto animal que no dejaba espacio a la razón.
Entre ese caos estaba Deacon St. John. Un veterano de guerra, motociclista, y por encima de todo, un hombre que solo quería salvar a su esposa. Sarah resultó herida durante uno de los primeros ataques, y la única esperanza era evacuarla en un helicóptero de la NERO. Solo había sitio para dos. Así que Deacon se quedó atrás con Boozer, su mejor amigo, mientras veía a Sarah partir, con la promesa silente de que volverían a encontrarse.
Dos años después, el mundo era otra cosa. No había ciudades, no había gobierno. Solo quedaban escombros, rutas vacías y pequeñas comunidades que sobrevivían como podían. En ese nuevo orden sin reglas, Deacon y Boozer se ganaban la vida como cazarrecompensas. Iban de campamento en campamento ofreciendo sus servicios a cambio de combustible o comida, siempre moviéndose, siempre mirando por encima del hombro.
Pero por dentro, Deacon no encontraba paz. Cada noche recordaba ese helicóptero, esa despedida, y la pregunta que no dejaba de perseguirlo: ¿Y si todavía está viva?
Una pista lo llevó a una vieja base de la NERO. Los helicópteros seguían operativos. Algo no cuadraba. Siguiéndolos, Deacon se reencontró con O’Brian, el mismo agente que evacuó a Sarah. Fue él quien le confesó que Sarah había sido llevada a otra instalación secreta, que no estaba muerta. Esa chispa, ese mínimo destello de esperanza, fue suficiente para que Deacon se lanzara a cruzar territorios dominados por bandidos, infectados y traidores, con tal de encontrarla.
Mientras tanto, Boozer intentaba sobrevivir por su cuenta, pero una emboscada lo dejó gravemente herido. Perdió el brazo. La amistad entre ellos comenzó a resquebrajarse. Deacon, cada vez más obsesionado con encontrar a Sarah, se alejaba emocionalmente. Pero incluso en la distancia, ambos seguían unidos por una lealtad que venía desde la guerra, desde la sangre compartida y los silencios de quienes han visto morir a demasiados.
La búsqueda llevó a Deacon hasta Lost Lake, un campamento con algo parecido a estabilidad, donde conoció a líderes como Iron Mike y Rikki. Fue un respiro, pero no suficiente. La necesidad de respuestas lo empujó hacia el norte, donde encontró un asentamiento militar en el Monte Wizard, liderado por un coronel llamado Garret.
Y allí, finalmente, la vio. Sarah. Seguía con vida. Trabajaba como científica, bajo una identidad falsa, buscando una forma de detener el virus. Pero ya no era la misma, ni él tampoco. El tiempo, el dolor, las decisiones, todo los había cambiado. Sarah seguía creyendo en una cura, aunque estaba atrapada bajo las órdenes de un líder militar fanático que solo confiaba en la destrucción.
Deacon se unió a la milicia para estar cerca de ella. Trabajaron en secreto en un arma química que pudiese modificar el virus sin afectar a los humanos. Pero sus movimientos llamaron la atención. El coronel planeaba lanzar una guerra total contra todos los asentamientos, usando la cura como excusa para arrasar con todo.
...