DEPENDENCIA CIENTIFICO TECNOLOGICA Y DESARROLLO ECONOMICO

La espiral científica tecnológica se ha convertido, en los años recientes, en uno de los principales obstáculos al desarrollo económico de las formaciones capitalistas subdesarrolladas esta dependencia y se funda en la generación para la posesión desigual del conocimiento científico-tecnológico, que también permiten una producción y apropiación desigual de la riqueza a escala mundial. El desarrollo capitalista a escala mundial ha producido una nueva división internacional del trabajo, en la que los países altamente industrializados se reservan la producción científica y de bienes intensivos en tecnología, mientras que el desarrollo de las fuerzas productivas de los países periféricos depende cada vez mas de la importación de estos productos. Este hecho ha introducido rasgos particulares que han dificultado la acumulación interna de capital en los países dependientes y el desarrollo de sus fuerzas productivas.

Uno de los efectos de este proceso es la creciente descapitalización de los países dependientes por concepto de pago correspondiente a costos tecnológicos y una pérdida de control interno de las actividades productivas a favor de una gestión creciente de las empresas trasnacionales a la que viene aparejada la importación de tecnología. Sin embargo esta descapitalización no es producida simplemente por el intercambio desigual entre los bienes tecnológicos importados y los bienes primarios exportados, la falta de controles fiscales en los países dependientes ha favorecido la transferencia contable de las sobre ganancias de las empresas trasnacionales, haciéndolas aparecer como gastos tecnológicos. Al no tener estos un precio fijado por la competencia del mercado parecían menos cuestionables; además el poder del poseedor de la tecnología le permitió condicionar su venta a la adquisición de otros bienes de capital e intermedios, a precios que excedían en distintos grados a los fijados en el mercado internacional. En varios estudios se ah encontrado que la descapitalización por concepto de sobreprecios es mucho mayor que las salidas debidas de las regalías por conceptos tecnológicos, y mayores aun que las utilidades declaradas.

Aunque generalmente se ha aceptado que este costo económico, social y político de la importación tecnológica es compensado por el aumento de productividad que permite hay una serie de condiciones impuestas por este proceso de transferencia de tecnología que obstaculizan la obtención de dichos beneficios.

Generalmente las tecnologías importadas ya han sido producidas para poder establecer mercados mucho más vastos que los de un país subdesarrollado. Esto implica que estas tecnologías operen por debajo de su capacidad productiva, lo que repercute en un costo mayor de capital por unidad de producto, por lo cual acentúa el proceso inflacionario por vía del aumento del costo de producción y provoca una reducción de los salarios reales de los trabajadores. Como frecuentemente la compra de tecnología implica la aceptación de restricciones para exportar productos obtenidos mediante la tecnología importada, resulta imposible resolver el problema la subutilización de la capacidad productiva mediante la importación de excedentes al mercado internacional.

Otro de los problemas que acarrea la importación de tecnología altamente mecanizada o automatizada en la capacidad de dar empleo productivo a una población que crece a ritmos más acelerados que en los países altamente industrializados. Esto produce una problemática a un peso amplio a desempleo tecnológico, que se articula a las causas de desempleo y los de subempleo estructural que surgen de un crecimiento capitalista deformado, porque si bloqueando la posibilidad de persuadir de forma simultánea en el campo laboral entre ellos en materia de producción existe un control a escala mundial, principalmente a través de las empresas transnacionales, que deciden qué, cómo y cuanto producen todos los países. Los centros del poder económico planifican globalmente sus estrategias productivas y utilizan y transforman los recursos de todo el mundo para su gran y diversificado complejo industrial. En este marco, muchas veces supeditan a sus decisiones la economía y la misma suerte de países en desarrollo.

En materia de comercio, no hay duda del dominio que ejercen los países desarrollados, mientras proclaman la apertura y el libre comercio en su afán de una constante penetración de mercados, son los maestros del proteccionismo respecto a los suyos. Tienen, además, el control absoluto de los precios internacionales, lo que ocasiona la crónica vulnerabilidad del sector externo en los países en desarrollo, así como dominan el transporte internacional y los medios de información a través de los cuales imponen sus pautas de consumo. La tecnología que no es más que el conocimiento aplicado a la producción de bienes y servicios, se ha convertido actualmente en el principal instrumento del poder económico internacional. La tecnología como un proceso que se puede programar y obtener mediante la investigación científico-tecnológica se ha constituido en un factor más de la producción.

Ahora bien, el mayor proceso de creación de tecnología se encuentra en los países altamente industrializados que tienen el monopolio virtual de la capacidad y recursos volcados hacia la investigación, especialmente

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