Desde La Tersa Noche

He tenido la oportunidad de leer diferentes tipos de textos, pero en lo particular este es uno que me llamo mucho la atención desde el hecho de ver su portada que me resulto intrigante y llamativa. Supuse que el contenido tendría que ser de la misma magnitud de la presentación y en efecto así fue.

Mi impresión ante el texto fue evidente como la supuse, una impresión de impacto, ya que al comenzar a examinar su contenido puedo presumir que para ciertas personas nos pueden resultar fuertes este tipo de temas, no intento escudarme en que soy una persona mojigata, espantada ni mucho menos, pero siendo honesta no puedo decir que he vivido experiencias tan relacionadas a tal magnitud de las que nos expone este libro. Temas de sexo, drogas, prostitución, accidentes trágicos, fantasma de amores, robos, muertes, etc.

Me resulta fascinante tener una oportunidad de poder leer textos de esta índole; y de esta forma poder desahogar un dolor tan grande que llevo conmigo desde hace tiempo, y más poder reflexionar acerca de este problema, que de alguna forma se relaciona mucho con esta gran novela de Eusebio Ruvalcaba.

Me enfocare en el momento donde Gabriel lee la carta de su padre, tal vez no es el tema más relevante pero puedo identificarme con él, ya que algo similar me ocurrió con mi madre; el hecho de que su padre le pidiera perdón por haber perdido todo y de tanta vergüenza que el mismo sentía lo llevo a quitarse la vida, pues me resulta un tema trágico mas sin en cambio muy común entre familias, son problemas que suelen suceder y que muchas veces son inevitables. Mi madre fue el factor principal de que mi familia se derrumbara poco a poco, cometiendo un grave error, ya que ella disponía de un dinero que no le pertenecía y pues ciertamente lo ocupo en pagar deudas que tenia, pero así mismo se fue echando la soga al cuello ella misma al hacer eso ya que al momento que tuvo que regresar ese dinero que no era suyo, pues simplemente no pudo, y es que no se trata de una cantidad que se pueda pagar en un corto plazo, si no de cantidades grandes las cuales resulta difícil poder pagar.

En esos momentos mi madre no tuvo escapatoria se sentía prisionera en su misma casa y de alguna forma tuvo que tomar una decisión, huir o dar la cara y afrontar las consecuencias, obvio y decepcionantemente para mí, decidió tomar la salida más fácil y decidió huir, así alejándose de su nosotros su familia, llevándose con ella una gran vergüenza y dejándola en nosotros. Eran momentos de verdad de mucha angustia en saber qué pasaría con mi familia, con mi madre, con esas deudas. Nunca había tenido ese sentimiento de repudio y compasión tan grande por alguien, ni siquiera imaginaba que podría sentirlo y mucho menos por mi madre. Ese momento en el que leí esa parte del padre de Gabriel, me transporte a ese sentimiento, a ese recuerdo que habita dentro de mí, y comprendí que lo que había pasado era solo eso “pasado” y que se había convertido en una experiencia muy grande, ya fuera buena o mala me ayudo a crecer como persona en muchos sentidos, porque así como Gabriel pudo descubrir que no tenía que perdonar a su padre y que él era dueño de su vida y que además el tenía el derecho de tomar sus propias decisiones, así yo pude entender los mismo de mi madre, y que los padres aunque puedan tener decisiones erradas, siguen siendo nuestros progenitores y no nos queda más que estar en esos momentos con ellos y demostrarles cuando significan para nosotros. Bien dice el dicho “somos humanos y nos podemos equivocar”. Además de que al menos en mi caso siempre han estado conmigo apoyándome, no se me haría justo de mi persona no responder de la misma forma con ellos y más con mi madre.

El motivo por el cual me decidí en contar la historia de mi madre fue por las palabras de Guillermo Arriaga y cito “…a las pocas páginas supe que tenía entre las manos una de esas

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