EL SOLDADITO DE PLOMO
Enviado por _gallegov • 7 de Noviembre de 2022 • Resúmenes • 402 Palabras (2 Páginas) • 103 Visitas
EL SOLDADITO DE PLOMO
Érase una vez un niño llamado Carlos al que por Navidades le regalaron una caja llena de soldaditos de plomo, con uniforme azul y rojo y un fusil al hombro. En esa caja había 25 soldaditos, todos iguales, pero a uno le faltaba una pierna, aunque aun así se tenía en pie. Además de los soldaditos, Carlos obtuvo otros muchos regalos. El soldadito que estaba cojo puso atención sobre todo en uno de ellos: una bailarina que levantaba una pierna como si estuviera bailando y así se tenía en pie con la otra pierna. En este momento el soldadito pensó que estaba coja como él y que era la mujer que le convenía.
Esa misma noche Carlos guardó todos los soldaditos en la caja de madera, menos el que estaba cojo, porque se le olvidó. En este instante todos los juguetes empezaron a jugar y a hablar. El soldadito no dejaba de mirar a la bailarina mientras un juguete verde que salió de una caja se burlaba de él, pero el soldadito no le hacía caso.
Al día siguiente, Carlos puso al soldadito en la ventana y el muñeco verde le tiró y acabó en el suelo de la calle, entre las manos de otros dos niños. Estos dos niños cogieron al soldadito y lo pusieron encima de un barquito de papel que empezó a navegar por las aguas que se habían formado por la lluvia. El soldadito tenía miedo porque no sabía donde iba a acabar y solo pensaba en estar con la hermosa bailarina.
El barco, como era de papel, cada vez se hundía más poco a poco, hasta que el agua le cubrió la cabeza al soldadito. Poco a poco se fue hundiendo hasta el fondo del arroyo y allí se lo comió un pez. Estando dentro del pez, un día empezó a escuchar voces y de repente se despertó en casa de Carlos, con el pez que le había tragado, cocinado encima de la mesa de la cocina.
En casa el soldadito se encontró allí con los demás soldados y la bailarina. Pero… una ráfaga de viento sopló en contra del soldadito y lo mandó a la chimenea, junto a la bailarina.
Al limpiar la chimenea a la mañana siguiente se encontraron un corazón de plomo y una rosa de lentejuelas: la señal de amor que había quedado entre el soldado y la bailarina.
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