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EL SOLDADITO DE PLOMO


Enviado por   •  12 de Enero de 2016  •  Síntesis  •  781 Palabras (4 Páginas)  •  394 Visitas

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EL SOLDADITO DE PLOMO

Érase una vez un soldadito de plomo que tenía una sola pierna. Todas las noches su dueño Tomás se iba a dormir, en la sala de  juegos. Entre los juguetes el soldadito montaba guardia había una bailarina, tan hermosa, que el soldadito  se enamoró perdidamente de ella. Una noche, el duendecillo de la caja de sorpresas lo amenazó: “¡Hey, tú soldado! ¡Mantén tús ojos  alejados de la bailarina, o vas  tener  problemas!” Pero el soldadito no podía dejar de mirarla.

El día siguiente le esperaban muchas sorpresas al pequeño soldadito. Tomás lo había dejado en el borde de la ventana y se había olvidado de él. De repente, unos niños  que pasaban por allí lo recogieron y lo pusieron en un barquito de papel. Después lo llevaron al arrollo donde fue rápidamente empujando por la corriente a través de un túnel oscuro y largo.

“¡Qué será de mí!” se preguntó el soldadito de plomo. “Esto debe ser obra del duendecillo. ¡Ah! Si tan  solo la hermosa bailarina estuviera a mi lado ¿Quién sabe si la volveré a ver?”  Suspiró. En ese momento vió a una enorme rata que se dirigía hacia é, la corriente lo  empujó en otra dirección salvándolo de la rata pero  llevándolo derecho hacia el río. El fuerte oleaje hizo zozobrar el barquito y el soldadito cayó al agua. Angustiado, empezaba a hundirse, cuando un enorme pez lo devoró.

Pero el viaje el soldadito no había terminado aún el pez fue atrapado el mismo día y llevado al mercado. ¡Qué coincidencia! Fue justamente ese pescado el que escogió la mamá de Tomás para la cena. “Está perfecto para mis invitados “, se dijo. Al llegar a casa le abrió el vientre para prepararlo y con gran sorpresa encontró el soldadito de plomo de su hijo. “¡Es mi soldadito!” Exclamo Tomás feliz.

El niño colocó el soldadito en la repisa de la chimenea, junto a la hermosa bailarina. Los dos enamorados reunidos de nuevo, no dejaban de mirarse. “No nos separaremos nunca más”, “siempre cuidaré de ti”. Pero a pesar de permanecer en guardia, no pudo prever el peligro que los amenazaba, esa noche cuando la calma reinaba en la casa, una corriente de aire entró por la ventana e hizo caer a la bailarina en las llamas.

“¡Mi bailarina!” gritó el soldadito de plomo preso de angustia. “¡Tengo que salvarla!” Empezó a balancearse sobre su única pierna hasta que también cayó al fuego. Antes de que Tomás se pudiera dar cuenta de lo que sucedió y pudiera rescatarlos de las llamas, sus bases se habían fundido en una sola forma, en forma de corazón. A partir de ese día vivieron felices sin que nadie ni nada pudiera separarlos.

PINOCHO

Érase una vez un hábil carpintero de nombre Gepeto. Un día decidió fabricar una marioneta de madera para gran sorpresa suya comenzó a moverse y a hablar. Gepeto le llamó Pinocho y le compró algunos libros escolares Pinocho decidió venderlos para ir al teatro de marionetas.

El dueño del teatro que era un hombre cruel observó a Pinocho y lo requirió para hacer de él leña para chimenea. Aterrorizado Pinocho comenzó a llorar y a hablar de su padre el pobre carpintero. El dueño del teatro quedó conmovido por la historia, que le regaló 5 monedas de oro y le ordenó que se fuera a casa.

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