ENSAYO SOBRE LA REPRESIÓN SEXUAL EN LA CASA DE BERNARDA ALBA

La mujer en casa cerrada: represión en La Casa de Bernarda Alba

Ensayo por Natalia Flórez

Todo encierro, ya sea forzado o autoimpuesto, acaba siempre afectando cómo percibimos el entorno. Privar la libertad contribuye a la represión sentimental. Estos, en algún momento, necesitarán un medio de escape, para así restaurar lo natural y completar el proceso de catarsis. En La Casa de Bernarda Alba se exalta el confinamiento de un grupo de mujeres en una casa, la cual con la represión de los sentimientos y los deseos, lleva a la desgracia. En este ensayo se examina la represión sexual en la obra, la influencia que tiene el encierro en las mujeres y cómo los personajes son afectados por éste.

La casa juega un papel protagonista en la obra. El confinamiento —casi arresto domiciliario— es impuesto por Bernarda. La madre dictatorial sumerge a sus cinco hijas a ocho años de luto debido a la muerte de su segundo esposo, padre de 4 de 5 de sus hijas. La casa es sellada por el interior para que nada penetre desde el exterior por los muros. El exterior representa lo maligno, el hombre, el sexo, los deseos, las vecinas chismosas, las mujeres malas con lenguas aún peores.

En cambio por el interior, la casa es factible de ser manipulable y controlable en tanto no se ponga en contacto con el mundo exterior. Lo foráneo, lo ignoto. Es ese interior en el que Bernarda se siente segura frente a lo externo, a lo desconocido. Pero el interior también puede representar un lugar para detener la frustración. Por ejemplo, Adela y Angustias salen al patio a ventilarse, como su lugar de escape.

La casa puede ser representada como una especie de panópticon, una Caja de Pandora: contiene los males del mundo y provoca curiosidad. El interior está relleno de envidia, rencor, furia, orgullo y miseria. El encierro anula la posibilidad de crear un hogar adecuado, convirtiendo a la casa en un lugar de desasosiego, pasiones y sentimientos reprimidos, a punto de estallar. Pero aunque lo malo, las pasiones vengan desde el exterior, en el interior los personajes son conducidos a la represión de sentimientos y a la exacerbación de estos.

En cuanto a las hermanas, todas están enamoradas de un hombre, Pepe el Romano. Este, despierta en las hermanas sentimientos innatos, aquellos que la madre trata de aniquilar. Cada hermana reacciona de manera diferente: unas con resignación, y otras, como es el caso de Adela, con rebeldía.

En la casa, las pasiones no solo son símbolo de las jóvenes hermanas. Maria Josefa, la madre de Bernarda, en un estado senil, se devuelve a su juventud, y quiere lo que las demás también quieren: un hombre. En la obra, todos los personajes femeninos son mujeres solteras. El macho es la esencia de su vida.

Llegado a este punto, podemos decir que el

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