Edgar Allan Poe, El Hombre De La Multitud
itugol9 de Julio de 2015
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No vivir la soledad, es un crimen a si mismo.
Edgar Allan Poe.
El hombre de la multitud.
El viejo buscaba en la multitud no estar solo, se niega a vivir la soledad. Mostraba
incapacidad de estar consigo mismo, lo que termina siendo un crimen hacia su persona, porque en el fondo, no logra encontrar su espíritu o su ser.
Caminaba por las calles de la ciudad sin rumbo ni destino.
El viejo deambulaba por la ciudad, visitaba diferentes lugares, como por ejemplo: la feria, llegaba a los límites de la ciudad, un teatro. Siempre siguiendo a un grupo de personas, por avenidas principales, calles, callejuelas, etc. Con la ilusión de que al estar acompañado no tendría que enfrentar la soledad.
Debe haber recorrido toda la ciudad, sin detenerse un instante, ni siquiera para descansar un minuto, ya que al parar o no encontrarse rodeado de gente, volvía esa sensación de amargura y nerviosismo.
Ni siquiera podía llegar a dormir, porque la idea de estar solo en sus sueños le aterraba. Sólo apoyaba, de vez en cuando, su mentón al pecho y continuaba su caminata interminable. Esto demostraba que ni siquiera podía estar solo inconscientemente.
En este deambular, en el que incluía el día y la noche, sin cesar, volvía al punto inicial, al hotel D… , donde el narrador lo divisa por primera vez y decide seguirlo, en otras palabras, día tras día pasaba por las mismas partes, dependiendo del recorrido de la gente, pero siempre volvía donde partía. Se podría decir que no avanzaba nada. Repetía el mismo monólogo, sin cambio alguno, estaba condenado a seguir esta programación hasta el final de sus días.
La multitud, quizás, le dejaba una sensación de llenar el vacío que le producía la soledad, pero no era así. Probablemente era una idea falsa que el vivía.
La multitud como una droga, y el viejo como adicto, buscaba en ella solucionar sus problemas, sabiendo que no llegaría a nada. Distrayéndose se escapaba de su realidad, pero al momento de dejarla momentáneamente (la multitud), se sentía vacío de nuevo y recaía en el mismo mal hábito.
Sin saberlo, este escapismo constituía una autoagresión hacia su persona. Malgastaba su tiempo y no atacaba el problema de raíz.
También se puede hacer un paralelo entre este fenómeno y las grandes ciudades, ya que en la descripción de Poe, la historia tiene como espacio físico las calles de Londres, donde, en esa época, la concentración de gente en ciudades era mucho mayor a la del ámbito rural. Razón para no escoger a este último como escenario de su cuento.
En esta incapacidad de sentirse solo, el viejo vivía intranquilo, angustiado y nervioso. Lo llevaba a ser inconsistente, no tener sanidad mental y a no resolver su problema.
En esta negación a vivir la soledad, tiene como consecuencia para el viejo pagar su crimen con un estado mental no sano.
El costo que tiene que pagar se describe como: terror excesivo, suprema desesperación, nerviosismo, insomnio, vale decir, el hombre no está sano, se muestra mentalmente alterado, de hecho, su descripción física habla de un hombre de escasa estatura, débil y delgado, es decir, su deterioro emocional se refleja en su exterior. Tiene un efecto devastador en todo su ser.
Este hombre busca en la multitud, curarse, aunque la masa rondante no se lo entregue. También podemos decir que este estado emocional tiende a empeorar, ya que el hombre no se da tiempo para sanar sus preocupaciones, dicho de otro modo, escoge un camino equivoco para calmar sus ansiedades, no se permite un minuto de descanso.
No se da cuenta de que esta acometiendo en su contra, aunque crea que hace lo correcto, a ojos del narrador comete un crimen que a la vista del viejo no es evidente y por eso sigue y sigue, vuelve al partida
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