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El Banquete De Platón


Enviado por   •  21 de Febrero de 2014  •  2.399 Palabras (10 Páginas)  •  182 Visitas

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EROS, NINGUNO DE VOSOTROS LE CONOCE

EL BANQUETE, PLATÓN

En este texto se abordan tres conceptos fundamentales, que son: el amor en todos sus aspectos, tanto a la pareja como al cosmos siendo esto un complemento del ser humano, representado por las cosas que nos hacen falta y en la pareja se complementan y el sentido de pertenencia a un cosmos que es nuestro hogar; concluyendo así que los dos son necesarios para la salud del alma y del cuerpo.

Después se toma ese concepto de amor y lo une con el de belleza. Sin el amor un instrumento no puede expresar la belleza interna del alma, lo cual se logra a través del equilibrio y la armonía, refenciando una emblema del alma.

Y finalmente utiliza la palabra y/o el dialogo como una vía de expresión y comunión, la cual logra entrelazar y unir los elementos cosmogónicos y los humanos encontrando dentro de esto la compasión, la complementariedad, la identificación, el aprendizaje.

Se habla del amor, y para ello se intenta explicar la manera y el “porque” de que las personas se enamoren, las diferentes reacciones que pueden surgir hacia la persona de la que se enamoran y las consecuencias de las mismas. Sin embargo se vuelve un tanto confuso al momento de fijar y poner en claro los conceptos empleados. Por ello siempre se alude a metáforas y moralejas como la de los caballos y el cochero explicando las tres partes del alma que son los deseos, el bien y la razón, que actúan durante el enamoramiento apoyándose de los valores como el respeto y la paciencia, etc. siendo sentimientos que deben ser más fuertes que las pasiones espontaneas y meramente placenteras.

Dado que el amor es uno de los aspectos más importantes en nuestra vida y está presente en nuestras conversaciones. Hay innumerables películas y canciones sobre amores felices y desgraciados. Innumerables veces, las lágrimas o la emoción nos embargan por razones de amor. Sin embargo el hombre - y la mujer- de nuestra época no conciben al amor como una asignatura pendiente, como algo para aprender; solo es un sentimiento espontáneo: el enamoramiento o el deseo sexual. Y las preguntas más usuales sobre el amor se refieren a ¿cómo podemos ser amados? Nunca a ¿cómo podemos aprender a amar?

Pero, ¿a qué llamamos amor?, ¿es el amor el deseo sexual?, ¿es algo más?, ¿es lo mismo amar a los padres, a los hijos, a los amigos, a nuestro compañero (a)? ¿Y el amor a nuestro perro, o gato, o periquito?, ¿y el amor a nosotros mismos es sólo egoísmo? El tema es mucho más vasto de lo que nos sugiere la primera impresión. Dice Platón que el cielo se mueve por amor ¿acaso Dante argumentaba como Platón, cuando decía que era el amor lo que movía el sol y las estrellas? ¿Es lo mismo el amor a una persona que amar el trabajo, la patria? ¿Y el amor a la justicia, a la ciencia, al arte? ¿Y aquello del amor a Dios y el amor de Dios? ….

Eros, el Amor, es el tema del diálogo El Simposio o más conocido como El Banquete, obra de este gran filósofo que fue Platón. Platón nos sitúa en un típico banquete griego, con sus dos partes, primero la comida en común, y luego la bebida en común que era la excusa para que el anfitrión ofreciera un entretenimiento de carácter estético como el canto, la danza, la música, o un diálogo de ideas, con sus discursos, reflexiones. En este caso se trataba de un banquete en que los invitados de Agatón, poeta que había triunfado en el último certamen literario, pronunciaran un elogio del Amor.

Apenas aplacado el coro de admiraciones que había suscitado el florido elogio de Agatón, Sócrates se excusa humildemente de pronunciar un discurso por no ser capaz de competir con los demás. Y dice así: "Yo creía tontamente que es menester decir la verdad acerca de lo que se elogia, pero por lo visto no es así, y lo que os ha importado es acumular alabanzas hiperbólicas, atribuyendo al amor lo más grande y bello que se pueda encontrar, sin preocuparse de si es verdad".

Con su diálogo Sócrates hace reconocer a Agatón que sus palabras eran bastante huecas pues escondían contradicciones dentro de su belleza y persuasión. Decía Agatón que el amor era bello, bueno y que anhelaba, deseaba, tendía a lo bello, pero todo deseo representa anhelo de algo, que es algo que no se tiene, y que se apetece tener, o si lo tenemos quizá no sabemos si mañana estará con nosotros y lo deseamos tener siempre. Por tanto, si Eros aspira a lo bello no puede ser él mismo bello, sino necesitado de belleza. Y por tanto no es un Dios, pues no es posible un dios sin belleza.

Esta refutación puede parecer cortante pero Sócrates la hace con humildad, y confiesa que a él le ocurrió lo mismo, que él creía que el amor era bello y bueno, y fue Diótima, una sacerdotisa, la que respondió a sus inquietudes:

Si el amor no es bello ni bueno, ¿será feo y malo? Ciertamente no, el no ser bello ni bueno no implica necesariamente el ser feo y malo, como el no ser sabio no implica necesariamente ser ignorante. Entre belleza y fealdad -bondad y maldad-, como entre sabiduría e ignorancia, hay términos medios, y éste es el caso del amor. Por ello, no tiene que considerársele, como hace la opinión común, como un gran dios ya que no se puede negar a los dioses la belleza y la bondad. No es un dios, ni un mortal, es un gran daimón, un intermediario entre dioses y mortales. La idea es sencilla, el amor es el camino, el nexo de unión con aquello que llamamos perfecto, divino, hermoso, sirve de enlace y comunicación llenando el vacío que existe entre lo visible y lo invisible. Por amor somos capaces de hacer y vivir aquello que el cuerpo biológico no puede concebir, es lo heroico, por ejemplo por amor uno deja su tranquilidad y comodidad y entrega su vida al servicio de los demás, sea curando a enfermos, enseñando a niños. La actitud de servicio puede empezar por barrer un suelo, o saber escuchar, o resolver un problema ecológico, social, o poner un poco de belleza física, de cortesía, son dictados de la conciencia, del corazón que no vienen del materialismo egoísta sino del Amor.

En seguida pasa Diótima a describir un mito sobre el Amor. Cuando nació Afrodita, los dioses celebraron un banquete y, entre otros estaba también el Dios Poros, el hijo de la Inventiva, que significa el que tiene recursos, abundancia. Vino a mendigar a la sala del festín Penia, la pobreza, la indigencia. Poros, embriagado de néctar, el licor de los inmortales, salió del jardín a disipar con el sueño los efluvios. Tendido estaba cuando lo divisó Penia, y pensó que lo mejor era aprovechar la oportunidad que se le ofrecía y procurarse un hijo de Poros: Eros. Engendrado

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