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El Circulo De La Tierra

cindymora1235 de Septiembre de 2013

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EL CÍRCULO DE LA TIERRA

En una ocasión, Janet y yo estábamos en una habitación de hotel, en un lugar al que

había ido a dictar unas conferencias, cuando una camarera llamó a la puerta para

preguntarnos si necesitábamos toallas. Yo creía que teníamos toallas, así que le dije que no,

que no las necesitábamos.

Acababa de cerrar la puerta cuando Janet me llamó desde el baño para decirme que,

efectivamente, si que necesitábamos toallas, y que volviera a llamarla.

así que abrí la puerta, la volví a llamar y le dije:

—Señorita, la mujer que está conmigo en la habitación dice que sí que necesitamos

toallas. ¿Podría traerlas?

—Por supuesto —dijo, y se marchó.

Janet salió con esa expresión de exasperación que pone siempre que no es capaz de

comprender mi sentido del humor. Dijo:

—¿Se puede saber por qué has dicho eso?

—Es la verdad literal.

—Sabes muy bien que lo has dicho deliberadamente, para dar a entender que no

estamos casados. Cuando vuelva, haz el favor de decirle que estamos casados, ¿me has

oído?

La camarera volvió con las toallas, y yo le dije:

—Señorita, la mujer que está conmigo en esta habitación quiere que le diga que

estamos casados.

Y sobre la exclamación de Janet de «¡Oh, Isaac!», se oyó la altiva respuesta de la

camarera:

—¡Y a mí qué más me da!

Qué tiempos tan inmorales.

Me acordé de este incidente hace poco, cuando acababa de escribir un articulo para

Science Digest en el que decía de pasada que en la Biblia se da por supuesto que la Tierra

es plana.

Se sorprenderían al saber el número de cartas que recibí de personas que se sentían

indignadas y negaban categóricamente que en la Biblia se dé por supuesto que la Tierra es

plana.

¿Por qué? A fin de cuentas, la Biblia fue escrita en una época en la que todo el mundo

creía que la Tierra era plana.

Desde luego, en el momento de la redacción de los últimos libros de la Biblia existían

unos cuantos filósofos griegos que no eran de esa opinión, pero ¿quién les hacia caso? Me

pareció de lo más lógico que los autores de los distintos libros de la Biblia tuvieran los

mismos conocimientos de astronomía que sus contemporáneos, y por tanto tenemos que

mostrarnos caritativos y comprensivos.

Pero los fundamentalistas no son como la camarera. En lo que se refiere a la

posibilidad de la presencia de una Tierra plana en la Biblia, no podría darles más.

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Tengan en cuenta que, según ellos, todo lo que dice la Biblia es literalmente cierto,

palabra por palabra, y lo que es más, «infalible», es decir, que no puede equivocarse. (Se

trata de una consecuencia evidente de su creencia en que la Biblia está inspirada en la

palabra de Dios, que Dios lo sabe todo, y que, como George Washington, Dios es incapaz

de decir una mentira.)

En consecuencia, los fundamentalistas también niegan que se haya producido una

evolución, que la Tierra y la totalidad del Universo tengan más de unos cuantos miles de

años de antigüedad, y así sucesivamente.

Los científicos han probado cumplidamente que los fundamentalistas se equivocan en

estas cuestiones, y que sus ideas sobre la cosmogonía tienen aproximadamente la misma

base real que los cuentos de hadas, pero ellos no están dispuestos a aceptarlo. Insisten en

que sus absurdas creencias son dignas de ser tomadas en cuenta, aunque para ello tengan

que rechazar algunos de los descubrimientos científicos y falsear otros, y llamen a sus

construcciones imaginarias «creacionismo científico».

Pero incluso ellos tienen sus limites. Hasta al fundamentalista más fundamental de

todos le resultaría un poco difícil sostener que la Tierra es plana. A fin de cuentas, Colón no

se cayó por el otro extremo del mundo, y los astronautas han visto con sus propios ojos que

la Tierra es una esfera.

Por tanto, si los fundamentalistas admitieran que la Biblia da por sentado que la

Tierra es plana, todo su sistema, basado en la infalibilidad de la Biblia, se vendría abajo. Y

si la Biblia se equivoca en una cuestión tan básica, también puede estar equivocada en

cualquier otra, y más les valdría renunciar a sus teorías.

Por consiguiente, la simple mención de la creencia bíblica en una Tierra plana les

produce convulsiones.

Mi carta preferida sobre este tema insistía en las tres cuestiones siguientes:

1. En la Biblia se dice expresamente que la Tierra es redonda (aquí se cita un

versículo); pero, a pesar de esta afirmación bíblica, los seres humanos se obstinaron en

seguir creyendo que la Tierra era plana durante doscientos años más.

2. Si ha habido algunos cristianos que persistieran en esta creencia, se trataba

únicamente de católicos, no de los cristianos que leen la Biblia.

3. Es una pena que sólo leyeran la Biblia las personas tolerantes. (Me pareció que esto

era una amable alusión que quería dar a entender que yo era un intolerante que no leía la

Biblia y que no sabía de qué estaba hablando.)

Da la casualidad de que mi cariñoso corresponsal estaba total y auténticamente

equivocado en las tres cuestiones.

El versículo que citaba era Isaías, 40, 22.

Dudo que mi corresponsal se diera cuenta de esto, o lo creyera en caso de que se lo

contaran, pero el cuadragésimo capitulo de Isaías señala el comienzo de la parte de este

libro conocida por «el Segundo Isaías», porque no fue escrita por la misma persona que

escribió los primeros

treinta y nueve capítulos.

Es evidente que los primeros treinta y nueve capítulos fueron escritos alrededor del

700 a. C., en la época de Ezequiel, rey de Judea, cuando el monarca asirio Senaquerib

amenazaba con invadir sus tierras. Pero al comenzar el capítulo cuarenta, la situación que

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se nos presenta es la existente hacia el año 540 a .C., en la época de la conquista del

Imperio caldeo por el rey Ciro de Persia.

Esto quiere decir que el Segundo Isaías, fuera quien fuese, creció en Babilonia, en la

época de la conquista de esta ciudad, y no cabe duda de que conocía bien la cultura y la

ciencia babilónicas.

Por tanto, el Segundo Isaías tiene una concepción del Universo basada en la ciencia

de los babilonios, y éstos creían que la Tierra era plana.

Ahora bien, ¿qué es lo que se dice en Isaías, 40, 22? En la versión autorizada (más

conocida como «Biblia del rey Jaime»), que es la Biblia de los fundamentalistas, de manera

que hasta el último error de traducción de esta versión es sagrado para ellos, el versículo,

que forma parte de una descripción de Dios que el Segundo Isaías intentó hacer, dice así:

«El es el que está sentado sobre el círculo de la tierra...»

Ahí lo tienen: «el circulo de la tierra». ¿No es acaso una prueba clara de que la Tierra

es «redonda»? ¿Por qué, pero por qué todos esos fanáticos que no leen la Biblia se empeñan

en creer que dice que la Tierra es plana, cuando la palabra de Dios, tal como está contenida

en la Biblia, se refiere a la Tierra como un «círculo»?

Por supuesto, la trampa está en que se supone que tenemos que leer la «Biblia del rey

Jaime» como si hubiera sido redactada originalmente en inglés. Si los fundamentalistas

quieren sostener que cada palabra escrita en la Biblia es cierta, entonces nada más justo que

aceptar las traducciones al inglés de esas palabras y no inventarse nuevos significados para

forzar el sentido de las afirmaciones bíblicas.

En inglés, un «circulo» es una figura de dos dimensiones, y una «esfera» es una

figura de tres dimensiones. La Tierra es casi esférica; pero desde luego no es un círculo.

Un ejemplo de un circulo puede ser una moneda (si imaginamos que su espesor es

despreciable). Es decir, cuando el Segundo Isaías habla de «el círculo de la tierra» se está

refiriendo a una Tierra plana con un contorno circular, a un disco, a un objeto con forma de

moneda.

El mismo versículo citado por mi corresponsal como prueba de que la Biblia

consideraba que la Tierra es una esfera es precisamente el versículo que demuestra de

manera más concluyente que en la Biblia se daba por supuesto que la Tierra es plana.

Si les interesa otro versículo del mismo tenor, observemos cierto pasaje de los

Proverbios, que forma parte de un himno de alabanzas a la Sabiduría personificada como

atributo divino.

«Cuando colocaba el cielo, allí estaba yo; cuando puso un compás sobre la faz del

océano» (Proverbios, 8, 27).

Todos sabemos que un compás traza círculos, así que podemos imaginarnos a Dios

resolviendo de este modo la construcción del disco plano y circular de la Tierra.

William Blake, el artista y poeta inglés, pintó un famoso cuadro en el que se ve a

Dios trazando los límites de la Tierra con un compás. Además, «compás» tampoco es la

mejor traducción del término hebreo. La Versión Revisada y Normalizada de la Biblia da

esta versión del versículo: «Cuando

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