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El Condon

qarenzita25 de Abril de 2012

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EL CONDÓN

La mayoría de los historiadores coincide en afirmar que fueron los romanos quienes usaron los primeros preservativos de la historia, aunque existen manuscritos que hablan del rey Minos (1200 A.C.) que para evitar embarazos y enfermedades usaba como preservativo pulmones de pascado. Mientras los romanos confraternizaban con las mujeres, tanto de Roma como de los sitios por donde pasaban conquistando, y para evitar las numerosas enfermedades que causaba esa “conquista” al monte de Venus, comenzaron a utilizar tripas de cordero como garantía sanitaria para sus relaciones sexuales.

Habrían de pasar varios siglos, hasta el XVI, cuando un italiano diseño el primer condón medicado. Se trataba de una funda para el miembro viril hecho de lino y tripas. Para evitar el desplazamiento, se agregaba una cinta rosada en la base. Este condón estaba hecho a mano y a la medida, y claro, sólo lo usaba la clase alta: forrado de terciopelo, sedas o telas nobles eran objeto de privilegio. Este adminículo se sometió a un total de 1.100 pruebas, dirigidas todas por Gabriel Fallopius, su inventor, quien notificó que ninguno de los sujetos de estudio sufrió contagio de sífilis.

Más tarde, a principios del siglo XVII, el Marqués de Sade utilizó una tira de tocino alrededor de su pene erecto para sodomizar a las gallinas. Luego se empezaron a usar los condones de intestino de oveja, atados con una cuerda, que fueron ideados por el doctor Condom (a este señor debemos el nombre del invento) para el insaciable Rey Carlos II de Inglaterra. El famoso veneciano Casanova también apreciaba mucho este sistema. Hay rumores de que en esa época se abrió en Londres la primera tienda especializada en condones, y que tenía entre su clientela a toda la clase alta europea. A mediados del siglo XVIII las tiendas de condones se habían convertido en una cuestión popular en Londres, donde se vendían modelos de lujo, hechos con las mejores pieles y presentados en pequeñas cajitas de vidrio, exquisitamente perfumadas.

Para los menos pudientes, existían modelos de segundo pene, pero muy bien lavados, que podían conseguirse en las temporadas de rebajas. Las primeras versiones del condón no fueron muy efectivas, como demuestra el caso de Benjamín Franklin, que tuvo 53 hijos ilegítimos que le valieron el apodo de padre de los EE.UU.

Los condones de intestino fueron sustituidos por los de látex en 1844 cuando Chales Goodyear invento la vulcanización, mesclando al látex natural con Azufre para conseguir más elasticidad. En 1873, en los Estados Unidos se promulgó el acta comstock, la cual prohibía el uso del correo para enviar material obsceno, lascivo y ofensivo. La lista de este tipo de materiales incluía condones e incluso cartas o documentos que contuviesen la palabra “condón”. Más de 65.000 preservativos fueron confiscados de depósitos y consultorios médicos, y la pena para los médicos que infringieran la ley llegaba hasta los 10 años. Esta legislación permaneció vigente hasta 1965. Por supuesto, podían seguir comprándose armas de fuego sin mucho problema. La moderna versión de los preservativos data del año 1921, cuando un trabajador de una empresa de Akron: “Alfred Trojan”, de forma accidental introdujo su pene en un barril de goma líquida (en estado gelatinoso). En la actualidad su negocio de preservativos mueve alrededor de 50 millones de dólares, con ventas en más de 40 países alrededor de todo el mundo.

Más tarde las dos guerras mundiales popularizaron su uso. Como en la guerra y en el amor todo es válido, al parecer la Fuerza Aérea Norteamericana tomó muy enserio esta sentencia, cuando dejó caer sobre territorio japonés miles de condones extra-largos, pero empaquetados como si fuesen tamaño mediano. Al parecer esto cumplió con el objetivo de desmoralizar a los hombres del ejército japonés. Por cierto, se dice que es una costumbre

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