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El Hombre Que Calculaba


Enviado por   •  14 de Mayo de 2013  •  2.007 Palabras (9 Páginas)  •  399 Visitas

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El Hombre que calculaba

Andaba un hombre caminando, cuando disipa en su camino a un viajero, sentado sobre una piedra, el viajero exclamo: “Un millón cuatrocientos veintitrés mil, setecientos cuarenta y cinco”, luego se sentó de nuevo como meditando y guardo silencio, cuando de pronto volvió a exclamar “Dos millones trescientos veintiún mil, ochocientos sesenta y seis”.

Dicha acción se repetía por momentos con números cada vez más elevados.

El caminante asombrado decidió acercarse al viajero para despejar sus dudas respecto al porqué de dichos números.

Es así entonces como se aproxima al viajero y le pregunta el significado de tales cantidades. El viajero le respondió que para explicárselo era necesario contarle su historia. Comenzó por mencionarle su nombre Beremís Samir , era de Persia, que desde niño contaba ovejas, abejas, hormigas y toda cosa que podía , por lo cual consiguió desarrollar una gran habilidad para calcular, al enterarse su patrón lo puso a trabajar con él y satisfecho por su buen trabajo le otorgo unas merecidas vacaciones.

El caminante , que era Bagdalí, quedo fascinado cuando Beremís para probar su habilidad contó las ramas de los árboles en un instante con tan solo haberles lanzado una mirada, por lo cual le propuso que se fuera con él a Bagdad, ya que por su gran inteligencia le sería muy fácil adquirir trabajo allá. Y montándose en el camello del bagdalí, que era solo uno, emprendieron el viaje.

En el camino se encontraron con tres hermanos quienes discutían por la repartición de treinta y cinco camellos, Beremís no pudo evitar intervenir en el problema y añadió el camello de su amigo para hacer la repartición más sencilla. Al mayor le tocaba la mitad, o sea diecisiete y medio pero como eran ya treinta y seis camellos, al mayor le tocaban dieciocho camellos, al mediano le tocaba un tercio, o sea once camellos y algo, y como eran treinta y seis, recibiría doce camellos, y al menor le tocaba un noveno, o sea tres camellos pero recibiría cuatro. Los hermanos quedaron satisfechos y como la suma de todos los camellos resultaba treinta y cuatro sobraban dos por lo cual Samir tomó el camello de su amigo y tomo otro para sí.

Al día siguiente se encontraron a uno de los hombre más ricos “Salem Nasair” al cual habían saqueado su caravana, entonces Salem pidió que le dieran de comer ya que Beremís tenía cinco panes y Bagdalí tenía tres, así que Salem propuso compartir los ocho panes y cuando llegaran a Bagdad les daría ocho monedas de oro. Cuando llegaron y Salem estaba por pagarles cinco monedas al calculador y tres a Bagdalí. Beremís dijo que para él debían ser siete monedas y para el Bagdalí solo una. Y era porque los panes que se iban comiendo en el camino los partían en tres es decir que él tenía quince pedazos de pan, de los cuales comió ocho y el bagdalí tenía nueve pedazos y comió ocho es decir que el bagdali le dio solo un pan y él le dio siete panes, Salem, después de escuchar dicha explicación quedo asombrado, y le ofreció trabajo como secretario. De esta forma también ayudo a un joyero quien recibía cierta comisión por las ventas, y le brindo una solución para ese dilema matemático. Quedando el joyero satisfecho y hasta le regaló un anillo.

Cuando Beremís y el bagdalí encontraron la posada del visir, quedaron asombrados por la maravillosa vivienda, allí se encontraron con el visir y un poeta llamado Lezid, quienes trataron de ponerlo a prueba, haciéndolo acercarse a una ventana y contar cierta cantidad de camellos, para que los pudiera ayudar a saber cuántos regalarle al suegro del visir. Beremís los contó de inmediato con solo saber la cantidad de patas y orejas, pero excluyendo a un camello defectuoso quien solo contaba con una oreja, fue entonces que sugirió regalarle al padre de la novia los doscientos cincuenta y seis camellos que era el resultado, ya que la edad de la novia era dieciséis, y su cuadrado doscientos cincuenta y seis. El visir quedó encantado y feliz de saber que Beremís trabajaba para él.

Más adelante Lezid pide a Beremís que por favor le enseñara a su hija, llamada Telassim, matemáticas porque según los adivinos si no las llegaba a aprender le sucederían una serie de cosas malas. Beremís accedió pero con la condición de enseñarle a través de un velo para que no pudiese verla.

Es así entonces como inicia dándole lecciones de matemáticas a Telassim, hablándole respecto a personajes como Platón e indicándole que la matemática es muy importante y que va de la mano de otras muchas materias.

Cuando Beremís salió con el bagdalí se toparon con Harim, uno de los hermanos que discutieron por la repartición de los camellos, quien se puso muy contento de verlo y solicito nuevamente su ayuda para la solución de un problema de matemáticas con su hermano, pero ahora trataba de melones. Nuevamente el calculador logra ayudarlo. Luego acontece que se encontraron en el salón de la mansión de Califa, y estaban dos gemelas bailarinas, el visir retó al calculador diciéndole que nadie podía distinguir a las hermanas, pero nuevamente Beremís demuestra su gran capacidad e inteligencia y logra saber quién es quién con el solo hecho de contar las franjas de sus faldas.

Luego procede a contarle a sus amigos la historia del ajedrez, el cual trata de un rey que perdió a su hijo y un hombre le invento ese juego, pidiendo una gran recompensa en trigo, pero el rey no pudo dársela por ser demasiado y el hombre no recibió recompensa pero quedo como primer ministro. El califa quien escuchó atento la historia quedo encantado y pidió que regalasen a Beremís un manto de honor y cien sequíes de oro.

Días después el calculista es llevado ante la presencia del visir, el cual le informa que necesitaba de su ayuda para un problema matemático, ya que la cárcel del pueblo se había incendiado y que se había decidió perdonar a cada preso la mitad de su respectiva

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