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El Perfume


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  14.259 Palabras (58 Páginas)  •  249 Visitas

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Desde el momento de la publicación de "El perfume", la popular novela del escritor alemán Patrik Süskind, tuve la intriga por leerla. Sin embargo, reticente ante los llamados "best-seller", aplacé su lectura ya que los clásicos esperaban en mi biblioteca "reclamando" prontamente el turno para ser leídos. Pero como cada vez que participaba en tertulias oía que algunos lectores hablaban con regocijo de "El perfume", 25 años después de su publicación decidí leerlo. ¡Y que grata sorpresa me llevé! ¡Qué texto tan exquisito! ¡Qué grandiosa estética narrativa! Se trata de una singular pieza literaria, de una novela diferente. Inmediatamente, como ese "amor a primera vista", me prendé de ella y quedé impactado. Por eso la incluí dentro de los "Clásicos de la literatura universal". Y como para confirmar mi inclusión encuentro que el filósofo, historiador y escritor Rafael Mauricio Méndez Bernal[1]ya la había incluido también dentro de los clásicos, nada más y nada menos que junto al sitial que ocupan "El Quijote" y "Hamlet", según la crítica especializada, las obras más geniales de todos los tiempos en español y en inglés, respectivamente.

En el presente texto me propongo disertar, sin pretensiones de hondura analítica, sobre dicha novela (la cual consta de 223 páginas), para lo cual leí y releí la edición impresa y encuadernada por Cayfosa, Barcelona (España), publicada por RBA editores, Barcelona, 1992, en la colección Narrativa actual, con traducción de Pilar Giralt Gorina.

Mi metodología de trabajo consiste en abordar la novela desde su estructura superficial, no tanto en el sentido tradicional de los análisis; libros de texto e internet abundan en éstos, muchos de ellos imprecisos. Para citar sólo una imprecisión me remito al siguiente párrafo: "Veinticuatro jovencitas fueron sacrificadas para destilar un pequeño frasco de perfume. Pero cuando ya lo tenía y se disponía a partir, una verdadera cacería, desatada por la muerte de la última niña, hija de un alto funcionario, determinó el arresto de Grenouille. Pero tal cosa no lo conturbó, pues cuando ascendía al patíbulo, simplemente derramó sobre la multitud ansiosa unas cuantas gotas de la esencia perfecta y, sin mayores dificultades, a pie llano, escapó"[2]. Si hacemos claridad, no fueron veinticinco las "jovencitas sacrificadas", incluyendo a "la última niña", sino veintiséis. Eso de que "derramó sobre la multitud ansiosa unas cuantas gotas de la esencia perfecta" y que escapó "a pie llano", no es del todo cierto, tal como se evidenciará en este documento y con la lectura de la novela.

Mi análisis, a pesar de contener ciertos elementos de cualquier análisis tradicional, explora otros tópicos que la gran mayoría de los estudios consultados no tuvieron en cuenta. No me adentro en la profunda sicología de los personajes, típicos de la época narrada; simplemente "sondeo" aspectos, en mi concepto, de interés para muchos lectores. Este sencillo ejercicio literario va dirigido a quienes no han podido leer "El perfume" o no les interesa ingresar en el maravilloso universo de la lectura de piezas literarias. Acudo con frecuencia a citas textuales (indicadas con el número de página dentro del paréntesis) para ser lo más fiel posible a la obra y no terminar, como muchos "analistas", falseándola.

Argumento

La novela, que se compone de 51 capítulos (con numeración continua), divididos en cuatro partes, cuenta la vida completa de Jean-Baptiste Grenouille, un ser dotado de un singular sentido del olfato, que dedicó gran parte de su corta existencia a la fabricación de un perfume humano, capaz de hacer que las personas lo amaran; propósito para el cual trabajó como perfumista en diversas perfumerías de Francia y cometió 26 asesinatos de doncellas.

Historia de Jean-Baptiste Grenouille

Jean-Baptiste Grenouille nació en una venta de pescado, del mercado de víveres, en París, en medio de fétidos olores, el 17 de julio de 1738. Luego de que su madre, de unos 25 años, lo abandonara debajo de una mesa, fue arrestada; dos semanas después fue acusada de infanticidio, ya que había dejado morir, uno por uno, a sus otros cuatro cuando nacieron en el mismo sitio, y decapitada. Al momento de morir ésta, Grenouille ya había tenido tres nodrizas, pero ninguna quiso quedarse con él porque "era demasiado voraz" (10).

El oficial de Policía La Fosse lo llevó, en calidad de expósito, al convento de Saint-Merri, en París, bajo el cuidado del padre Terrier, quien lo entregó a Jeanne Bussie, su nueva nodriza. Como el niño comía demasiado y no expelía ningún olor, ésta lo devolvió a Terrier, con el pretexto de que el infante estaba "poseído por el demonio" (13), debido a que no olía "a nada en absoluto" (13). Aunque Terrier se negó aceptar, con argumentos teológicos y racionales, que el lactante estuviera poseído por Satanás, concluyó aceptando que era un "diablillo chillón" (20), después que lo tildara de "monstruo" y de "niño insoportable" (19), porque se impactó y sorprendió hondamente al percatarse de que el pequeño "lo veía con la nariz, de un modo más agudo, inquisidor y penetrante de lo que puede verse con los ojos" (18). Por tal motivo se lo dejó en el hogar de madame Gaillard, su quinta y última nodriza, una mujer que "carecía del sentido del olfato y de toda sensación de frío y calor humano" (20). Esta desgraciada dama lo amamantó, alimentó, cuidó y educó hasta cuando lo entregó a su primer patrón.

Con Gaillard el chiquillo sobrevivió a diversas enfermedades, accidentes caseros e intentos fallidos de sus compañeritos para matarlo. Gracias a su constitución fuerte, agarrado a la vida como una "garrapata del árbol" (22), sin recurrir a ninguna muestra de amor y otros sentimientos humanos, "era indestructible" (23).

Como su nodriza se percató que su pupilo "poseía determinadas facultades y cualidades" (27) extraordinarias, como la ausencia de temor a la oscuridad, ver objetos a través de otros objetos y "ver el futuro" (27), se llenó de temores, y, aprovechando que el convento de Saint-Merri dejó de pagarle la manutención y el cuidado del huérfano, lo entregó a monsieur Grimal, curtidor de cueros, quien lo empleó como jornalero barato para desarrollar un trabajo peligroso, en el cual "tendría pocas probabilidades de sobrevivir" (28).

Bajo la explotación laboral de Grimal permaneció Grenouille durante siete años. Desempeñando peligrosas y fatigosas actividades relacionadas con

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