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El Perfume


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2013  •  5.116 Palabras (21 Páginas)  •  253 Visitas

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EL PERFUME

PRIMERA PARTE:

En el siglo XVIII, en París había un lugar donde el hedor era infernal, entre la Rue aux Fers y la Rue de la Ferronneire, o sea, el Cimetiere des Innocents. Durante ochocientos años se había llevado allí a los muertos de un hospital y de las parroquias vecinas. Este cementerio se hundió, y fue cerrado y abandonado a causa de los malos olores. Una vez hecho esto, se erigió un mercado de víveres. Fue aquí en el lugar más maloliente de todo el reino donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Baptiste Grenouille. Cuando se iniciaron los dolores del parto la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue Aux Fers, se escondió debajo del mostrador, parió allí como hizo cuatro veces anteriores. A causa del hedor y del agobiante calor que hacía se desvaneció debajo de la mesa y rodó hasta el arroyo donde se quedó quieta con el cuchillo en la mano. La gente asustada llamó a la policía y cuando se despertó le preguntaron que le había pasado, qué iba a hacer con el cuchillo y porque llevaba sangre en sus refajos. Ella no dijo nada, pero inesperadamente, el bebé que yacía debajo de la mesa entre las tripas y cabezas de pescado, comenzó a gritar y todo el mundo se dio cuenta. Entonces las autoridades lo entregan a una nodriza de oficio y apresan a la madre. Y como esta confiesa que lo habría dejado morir, como por otra parte ya hiciera con otros cuatro, la procesan, la condenan por infanticidio múltiple y dos semanas después la decapitan en el Place de Greve.

A Grenouille, lo habían cambiado tres veces de nodriza, ninguna quería conservarlo más de dos días. Según decían era demasiado voraz, mamaba por dos, robando así la leche de otros lactantes y el sustento a las nodrizas, ya que alimentar a un lactante único no era rentable. Se deshicieron de él en el convento Saint-Merri de la Rue Saint-Martin, y se lo entregaron a una nodriza llamada Jeanne Bussie a la cual se acordó pagar tres francos semanales por sus cuidados.

Después de varias semanas, Jeanne bussie, lo llevo a Grenouille al convento de Saint- Merri, donde se encontraba el padre Terrier, estuvieron discutiendo sobre el pequeño Grenouille. La nodriza no quería darle el pecho más y el padre Terrier estaba intentando convencerla, aunque los intentos quedaron en vano, ya que ella no quería porque comía mucho y no olía a nada. Después de una larga discusión sobre quien se quedaba con el pequeño, hasta que al fin acordaron que iría al convento de Daint Merri.

El padre Terrier era un hombre culto, no solo había estudiado teología, sino que también había leído a los filósofos y profundizado además en la botánica y la alquimia. Cogió al niño en brazos y lo acunó, le llamaba chiquirrinín, se pensó por un momento que era de su sangre y que estaba casado. Le olió el pelo y no olía a nada, pero se pensó que los bebés bien aseados y nutridos no olían a nada. Cuando se despertó Grenouille, parpadeaba muchísimo, aunque parecía que casi no veía, aunque si que levantó la nariz y husmeó al padre Terrier. El padre se sintió tan sucio por la forma en la que le olió que se le olvidó por completo la idea que había tenido hacía unos momentos: que ese bebé fuera de su propia sangre y poderlo cuidar y alimentar él mismo. Por ese motivo quería deshacerse de Grenouille como fuera, conocía a muchas nodrizas y muchos orfanatos, pero todos estaban demasiado cerca, y no quería que le pasara otra vez como le pasó con Jeanne Bussie. Lo llevó al convento de la Madeleine de Trenelle, de una tal madame Gaillard que aceptaba niños de cualquier edad y condición. Siempre que alguien pagara su hospedaje, y allí entrego al niño, que no había cesado de gritar, pago un año por adelantado, regreso corriendo a la ciudad y, una vez llegado al convento, se despojo de sus ropas como si estuvieran contaminadas, se lavo de pies a cabeza y se acostó en su celda, se santiguo muchas veces, oro largo rato y por fin, aliviado concilio el sueño.

Madame Gaillard estaba ahorrando para poder morir en su casa y no como su marido que murió en el Hotel Dieu. De pequeña recibió un golpe de su padre un poco encima de la nariz y perdió su sentido del olfato por completo; por eso no echó de casa a Grenouille, ya que cualquiera lo hubiera echado. Grenouille es como una garrapata; esta espera hasta que tiene la oportunidad de aferrarse a un animal y vivir de él y su sangre. Los demás niños no querían estar con él, les intuía algo raro, distinto. Lo quisieron matar poniéndole en la cara trapos, pajas y dos ladrillos. A mañana siguiente lo encontró Gaillard azulado y magullado, pero no muerto. Los niños lo intentaron más veces pero no dieron resultado, hasta que dejaron de intentarlo y solamente lo esquivaban, no querían estar con él, no podían sentir su olor, le tenían miedo.

Grenouille no era muy alto, ni robusto y feo. A los tres años se puso de pie y su primera palabra fue “pescado” a los cuatro años, que fue un eco de un vendedor de pescado. Sus siguientes palabras fueron: pelargonio, establo de cabras, berza y Jacqueslorreur. Sólo decía nombres para mencionar algo concreto cuando le llamaba la atención por su olfato. Pronunciar palabras que no podía oler, que eran muy abstractas le resultaba muy difícil de pronunciar, todo lo contrario le pasaba con los objetos concretos, que se podían oler. Tenía recordados en su mente más de cien mil aromas, y no se le olvidaban nunca, se guiaba por el olor, no se tropezaba con nada, no tenía miedo a nada. Fue un año a la escuela pero sólo aprendió a deletrear y escribir su nombre. Gaillard se dio cuenta de sus dones y por su bien decidió deshacerse de él. Lo llevó a un curtidor llamado Grimal.

Se dio cuenta de que a la mínima que protestara o hiciera algo mal le castigarían cruelmente o lo matarían. Entonces trabajó tanto como le pedía Grimal. Al cabo de un tiempo cogió una enfermedad llamada ántrax maligno. Grimal ya le estaba buscando un sustituto cuando superó la enfermedad. Mejoraron sus condiciones de vida, mejoró la comida, se pudo hacer una cama y hasta le daban un tiempo determinado para que haga lo que quisiera.

En los barrios Saint-Jacques de la Bucherie y Saint Eustache eran una jauja. Las casas estaban muy pegadas unas de otras y era difícil reconocer los olores para todo el mundo menos para Grenouille. Iba por las calles reteniendo los olores y lo que él quería era encontrar nuevos aromas, que no había olido nunca. El olor que más le gustaba era el del mar, y quería ir allí algún día y olerlo. Lo que el quería era recoger todos los olores que hay en el mundo y recogerlos en su memoria.

El 1 de septiembre de 1753, fue el aniversario de la ascensión al trono al rey en Port Royal de París con fuegos

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