El alquimista.

El muchacho ya lleva trabajando en la tienda de cristales por más de un mes, y no está muy contento. Trata fuertemente de no pensar en su tesoro, en las pirámides, y en todo. Tan solo está trabajando para reunir el dinero suficiente para volver a su hogar y comprar algunas ovejas.

Santiago tiene la idea de construir un aparador afuera de la tienda para atraer a más clientes. El comerciante no está seguro de querer cambiar la forma en que las cosas están, pero la presencia del muchacho en la tienda ha sido un buen presagio hasta ahora. Mientras están conversando acerca de los sueños un día durante el almuerzo, el comerciante le rebela al muchacho que ha tenido el sueño desde su infancia de viajar a la ciudad sagrada de la Meca, no quiere hacer su sueño realidad. El pensamiento de ir a la Meca es lo que lo mantiene con vida, y quiere seguir conservando su sueño. El sueño lo ayuda a pasar sus días en la tienda de cristales.

El comerciante está vendiendo más cristales que nunca, y decide tomar el riesgo con el aparador. Pasan dos meses y Santiago se siente mejor acerca de su situación. El dinero está flotando en la tienda y el calcula que en seis meses más puede volver a casa con el dinero suficiente para tener el doble de las ovejas. Ha aprendido a hablar árabe, y a encargarse del cristal, podría llegar a ser un hombre de dinero con sus nuevas habilidades y todo por haberse encontrado con un ladrón, lo que lo llevo al comerciante, puede llegar a ser un pastor aún más grandioso que el interior. Un día tiene otra idea. El comerciante, tiene miedo hacerlo. Después de pensarlo claramente, de cualquier manera, decide vender él te en los vasos de cristal. Él medita en que hay veces en las que no se puede sostener el rio.

La tienda comienza a tener más clientes que nunca en cuanto la gente comienza a oír sobre su idea. Su refrescante te de menta en vasos de cristal es un éxito con los clientes, y el comerciante tiene que contratar dos empelados más para poder hacerse cargo del negocio.

Han pasado ya 11 meses, y Santiago decide que es tiempo de irse. Tiene el dinero suficiente para comprar 120 ovejas, y mientras se va le pide al comerciante que le dé su bendición. Santiago le dice al hombre que ahora tiene el dinero suficiente para cumplir su sueño de ir a la Meca, al igual que él tiene lo suficiente para comprar algunas ovejas. El hombre lo ve intencionalmente y le dice que él no va a ir a la Meca así como él no va a regresar a su hogar y comprar algunas ovejas.

Mientras el muchacho camina por el pueblo piensa por un largo rato acerca de su futuro, y lo que es su camino verdadero. Decide arriesgar otra vez y va en busca de su tesoro. Razona que si falla otra vez, siempre puede ganar algo más de dinero para volver a su hogar. Cuando finalmente toma sus decisión esta tremendamente feliz. Va en busca de una caravana que lo pueda llevar a través del desierto.

Un inglés se sienta en un corral sucio, ojeando un libro sobre químicos y pensando acerca de su vida. Ha gastado fortunas y años buscando el lenguaje del universo, y la misteriosa piedra del filósofo. Estudiando y arriesgando todo para encontrar las respuestas detrás de sus preguntas. Ha oído acerca de un alquimista que puede tener las respuestas las cuales está buscando, y ha deseado cruzar el desierto para buscarlo.

Cuando Santiago entra al corral, el inglés se ve inamistoso así que no llegan a una conversación al principio. Cuando el muchacho saca a Urim y Tumim, el inglés explota con emoción y saca dos piedras idénticas a las del muchacho. El rey también lo había visitado a él. Ellos rápidamente entablan una amistad y comienzan a hablar acerca de sus leyendas personales.

Hay más de 200 personas en la caravana. Mientras ellos van por su camino en un enorme vacío día tras día, el muchacho comienza a entender que realizar su leyenda personal es su única razón real para vivir, y es lo mismo para el inglés y todas las demás personas en el mundo.

La caravana viaja de día y de noche, y el silencio del desierto crece más profundamente mientras el tiempo pasa. Antes de darse cuenta, ellos ya habían llegado al oasis. El muchacho no puede creer lo grande que es e. Él está muy decepcionado, cuando el líder de la caravana les informa a todos ellos que tienen que quedarse hasta que las guerras ente tribus terminen. Frustrado por el retraso decide tener paciencia y no molestarse. Él sabe si el avanza controlado por sus impulsos ignorara los presagios que conducen a su tesoro. Cuando sea tiempo de irse, será tiempo de irse, y eso es todo lo que hay en ello.

Al día siguiente el inglés le pide su ayuda para encontrar al alquimista que vive en el oasis. El muchacho, quien habla mejor árabe que el inglés, le comienza a preguntar a los aldeanos donde vive el alquimista. 2adie se lo quiere decir, y finalmente ve a una joven muchacha en el pozo que lo pude ayudar. Él se apresura hacia ella para preguntarle, y todo termina después de eso.

Con tan solo una mirada de sus ojos el muchacho está perdido. Ella sonríe y el muchacho sabe que este es el presagio que ha estado buscando toda su vida. Ya nunca va a haber nadie más después de ella, y mientras la ve se siente sorprendido al darse cuenta de que ella entiende lo mismo. El inglés lo sacude de su ensueño, y el muchacho descubre que el nombre de ella es Fátima. Cuando le pregunta acerca del alquimista, ella señala hacia el sur y después se va. Al día siguiente Santiago espera a Fátima en el pozo, y cuando ella lega le dice que la ama y que se quiere casar con ella.

Mientras los días pasan se encuentra con ella en el pozo todos los días y  le cuenta todo acerca de lo que es ser un pastor, acerca del rey, la tienda de cristales, y acerca de su búsqueda, Fátima le dice un día que quiere que siga su búsqueda de encontrar su tesoro.

Santiago va en busca del hombre inglés para contarle acerca de Fátima, y se sorprende al enterarse con que el inglés ha construido un horno afuera de su tienda de campaña. El alquimista le dijo que primero tenía que comenzar con el proceso de dividir el sulfuro, así que eso es lo que él está tratando de hacer. Ha perdido su miedo al fracaso, y realmente cree que está vez lo va a lograr.

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