El extranjero - Ensayo.
peqe123Ensayo11 de Abril de 2016
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Recibí un telegrama informando que mi madre había muerto. Decidí emprender un largo viaje para ir a darle sepultura y el último adiós a mi madre.
Cuando llegué al lugar me dí cuenta de que no sentí ningún dolor ni señales de llanto. Todo lo contrario, me sentí muy tranquilo pero cansado y con hambre por el largo viaje. Conocí a los compañeros de mi madre, quienes sí estaban muy afectados por su muerte y sentí que parecían criticar con asombro por la forma en que había tomado el tema.
Durante la espera comencé a hablar con el vigilante, fumamos un cigarrillo y tomamos un café. Todo ocurrió normal, consideraba esta situación sólo como un trámite y cuando regresé a Argel, regresé con alegría pensando solamente en dormir
Mi vida es muy tranquila y solitaria, sin emociones fuertes. Lo único que me da un poco de sentimientos es el vecino del piso de arriba, quien es mi amigo y María con quien mantenía una relación sentimental pero no con mucho futuro, es más bien sólo para no estar tan solitario y tener algo de compañía.
Mis vecinos poco importan para mi, pero ellos parecen querer tener una especie de relación amistosa conmigo, pero a mi simplemente me da igual. Raimundo uno de mis vecinos se acercó para contarme de sus amores y pedirme un par de consejos, pero a mi en realidad no me importaba su historia y no le tomé demasiada atención y solo me limité a contestarle porque sí.
Salamano, un vecino que me causa curiosidad porque siempre que lo veo, anda con un perro feo, con problemas en su piel, pero parece muy fiel, pero Salamano se la pasa peleando, pegándole y tratando mal al pobre perro. Un día el perro decidió irse y abandonarlo y quedó destrozado y me buscó para pedirme un consejo, para poder encontrarlo.
Por otro lado, María preguntándome si la amaba, y solo le respondí que no, eso es algo que encuentro sin importancia, pero ella me pidio casarnos, y yo sin pensarlo le dije muy secamente que bueno, que nos casemos, pero que para mí no representa nada.
Raimundo, un día invitó a María y a mí a pasar un día en la playa, y me cuenta que es perseguido por un árabe, que es hermano de la chica a la que golpeó. Antes de salir del edificio, vimos a los árabes parados en frente y mirándonos fijamente, nos sentimos asustados y preferimos irnos y evitar problemas. El día transcurre, pero ya en la playa caminando por la arena, vemos que los árabes nos habían seguido, y nos encontramos frente a frente con ellos. Tuvimos un pequeño enfrentamiento y Raimundo es herido con un cuchillo, por lo que decidimos irnos de nuevo a la cabaña. Yo sabía que Raimundo había llevado un arma así que se la pedí para evitar que les disparara a los árabes. Cayendo la tarde salí de la cabaña solo para dar una vuelta y me encontré solo con uno de los árabes y al ver que saca un cuchillo, me ví obligado a disparar.
Fuí llevado e interrogado por un juez pero me mostré indiferente. Me asignaron un abogado, ya que realmente no me interesaba tener uno. El juez me hace una serie de preguntas y las contesta con la verdad, por más fría que sonara.
Me dí cuenta, con el paso de los meses, del valor de la libertad pues no veo el sol sino máximo una hora en la mañana. Valoró a María, y a mis vecinos, al bienestar que me daba caminar por ahí, el fumar, el tomar café y otras cosas que no me interesaban pero que ahora necesitaba y extrañaba.
Los días eran muy aburridos, lo único que trataba era encontrar la forma de perder el tiempo.
El juicio final inició, y llamaron a testigos para que hablen de los hechos. Raimundo, me defendió y dijo que el arma era de él pero no valió de nada porque no disparé sólo una vez sino cinco contra el mismo sujeto.
Se dió la sentencia: culpable de asesinato. Sería decapitado en una
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