El Extranjero, Ensayo

El extranjero

Rutina. Una palabra que en lo personal en verdad detesto y justamente en éste libro se habla de ella, además de la indiferencia y la sensibilidad humana.

La narración inicia cuando Meursault, el protagonista, recibe un telegrama en el que le anuncian que su madre ha muerto. Desde ese momento podemos deducir que entre el protagonista y su madre no había una relación estrecha, en primer lugar, la mujer estaba en un asilo y su hijo no estaba al pendiente de ella, en segundo no se describe en ningún momento un Meursault triste.

A mi parecer el perder a un ser querido es una situación muy lamentable, pero la pérdida de nuestra madre debe de ser una experiencia muy fuerte, dolorosa e impactante y sin embargo el protagonista viajó a la ciudad donde se encontraba su madre, estuvo en su velorio, pero no lloró y solamente se dedicó a platicar con el conserje del asilo.

Llegando de velar a su madre todavía tenía días de “descanso” en su trabajo y como cualquier otra persona estaría de luto, pero él no, al contrario, se encontró a una amiga, la invitó a salir y pasó la noche con ella. Otro punto donde se nota total indiferencia e insensibilidad.

No me considero una persona que sigue estrictamente al pie de la letra las costumbres, pero considero que el seguir con tu vida normal después que tu madre ha fallecido, pero aunque se piense que ése tipo de personas a las que les da lo mismo sobrevivir hoy o no, no son tan comunes, por desgracia si existen.

En su trabajo le ofrecieron mandarlo a laborar en Francia, a lo que él contestó que le daba lo mismo. Hay que ponernos a pensar, ¿quién no se habría tomado aunque sea cinco minutos para pensar la respuesta? Posiblemente, si a una persona que tiene familia o amigos en un lugar fijo, le costaría mucho decidir si se va o se queda, pero en este caso, el protagonista –aunque suene un poco crudo y cruel- no tiene ni familia, amigos a considerar y ni un amor por quien luchar, así que si yo estuviera en una situación parecida, aceptaría, porque siempre que se hace un cambio en el lugar donde estamos, es como iniciar un nuevo episodio en nuestra vida, pero hubo una parte que me dejó pensando y que nunca había visto de ésa forma ése pensamiento, el jefe de Meursault le dijo que si se iba a Francia sería como cambiar su vida, a lo que él contestó que nunca se cambia de vida, y en verdad tiene razón, pase lo que pase, hagamos lo que hagamos, no podemos borrarlo.

Meursault no solamente se mostraba indiferente en las decisiones que tomaba, sino que también en sus miedos, como lo vimos frente al perro de su vecino.

Además de reprimir sus miedos y en la toma de sus decisiones, el protagonista no sentía una necesidad para expresar lo que sentía, o a lo mejor llegó a un nivel en el que ya ni siquiera sentía. Esto pasó cuando María le dijo que lo amaba y que quería

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