El señor de las moscas

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS

El gran libro "El Señor de las Moscas" de William Golding es un clásico en la literatura infantil que explora la naturaleza humana bajo situaciones extremas. A lo largo de la historia, vemos cómo un grupo de niños, que quedan varados en una isla desierta sobrevivientes de un accidente aéreo ocurrido después de la segunda guerra mundial, poco a poco pierden su civilidad y se sumergen en un estado de barbarie.

Al principio, todo parece ir bien. Los niños forman una sociedad con reglas y roles claramente definidos Como en todo grupo social por lo general es necesario unas reglas y una estructura social mínima que permita una convivencia sostenible en ese sentido se inicia empíricamente la estructura social del grupo de niños al acordar que Ralph sea designado líder de la tribu, compartiendo el poder con Jack y utilizando un instrumento de poder (la caracola) que agrupe a todos los miembros cuando sea necesario. Sin embargo, a medida que pasan los días, los conflictos latentes comienzan a surgir, hasta que finalmente se desatan en actos de violencia y crueldad.

El objetivo del grupo de los niños es simple pero vital: mantenerse con vida y esperar a ser rescatados. A medida que la historia avanza, los niños se ven obligados a enfrentarse a desafíos y dilemas que ponen a prueba su resistencia física y emocional. En su lucha por la supervivencia, se ven obligados a tomar decisiones y llevar a cabo actividades que les permitan asegurar su existencia en la remota isla donde han quedado varados.

Esta situación, en la que un grupo de individuos se organiza para enfrentar un desafío común y se divide las tareas para alcanzar un objetivo compartido, guarda un paralelismo interesante con la teoría presentada por el renombrado jurista Francesco Carnelutti en su libro "COMO NACE EL DERECHO". Carnelutti plantea que son los juristas quienes hacen las leyes y los juristas quienes las ejecutan, lo cual es una expresión de la organización social para mantener el orden y la justicia. 

La creación de una fogata por parte de los niños en la isla puede ser considerada como una forma primitiva de legislar, una decisión colectiva que busca establecer un sistema de señalización para obtener ayuda exterior. Del mismo modo, la caza es una ejecución de estas leyes autoimpuestas en búsqueda de la supervivencia, pero cuando los chicos descuidan su responsabilidad de cuidar la hoguera, para ir a cazar un cerdo, es un claro ejemplo de cómo los conflictos se desbordan. La caza del cerdo, que debería ser un acto de supervivencia, se convierte en una escena salvaje y primitiva. Los niños, en lugar de comportarse como caballeros británicos bien educados, se comportan como verdaderos salvajes, llenos de sed de sangre y violencia.

Pero la emoción de la caza se desvanece rápidamente cuando se dan cuenta de que, mientras estaban ocupados satisfaciendo sus instintos más básicos, la hoguera se ha apagado y un barco pasó sin verlos. Es en este momento que los niños comienzan a darse cuenta de las consecuencias de sus acciones. Se dan cuenta de que la civilización y la esperanza de ser rescatados se desvanecen rápidamente.

Pero la situación empeora cuando Jack, uno de los líderes rivales, golpea a Piggy en la cara, rompiendo uno de los cristales de sus gafas. Este acto de violencia es un claro ejemplo de cómo las tensiones latentes finalmente explotan en conflictos abiertos y destructivos.

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