El viejo y el mar Este libro escrito por el autor Ernest Hemingway
Aldo Gabriel BonillaResumen5 de Septiembre de 2017
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El viejo y el mar
Este libro escrito por el autor Ernest Hemingway nos relata una historia en un pequeño pueblo costero en la Habana. Acerca de un humilde pescador llamado Santiago, el cual tenía muy mala suerte, ya que no había podido pescar ni un solo pez en 84 días, debido a esto perdió a su compañero, un muchacho llamado Manolin el cual fue obligado por sus padres a buscar a otros pescadores con mejor suerte que el viejo, aun separados Manolin siempre ayudaba a Santiago cuando regresaba del mar, cargando su cosas hasta su cabaña mientras platicaban sobre beisbol. Por lo regular al llegar a su cabaña Manolin le preguntaba al viejo si tenía comida y el siempre respondía que sí, pero el muchacho sabía que no era verdad. El viejo se acostaba en su cama llena de periódicos, se cubría con una manta y comenzaba a soñar con su juventud, de cuando estaba en África y veía a los leones juguetear en la playa.
Por la mañana el viejo decidió que después de tanta mala suerte, iría más lejos que los demás, adentrándose en el mar; iba solo con una botella de agua, un arpón, su cuchillo, una porra y unas sardinas que le había regalado Manolin. Después de mediodía el viejo se había adentrado tanto que ya ni siquiera podía ver tierra, pero no se preocupó, ya que el sabia regresar debido a su experiencia. así que se alejó más y más siguiendo a peces que encontraba en su camino, de pronto se tensó un sedal y el viejo se sorprendió, ya que se sentía un peso increíble, debe ser un pez enorme, dijo el viejo y así comenzó su odisea para atrapar aquel pez
Debido al peso de ese increíble pez, el viejo decidió no tensar demasiado el sedal ya que podría romperse, el pez empezó a avanzar y junto con el barco del viejo, así continuo durante el resto del día, el viejo se puso uno sacos en los hombros y se enrolló el sedal en la espalda para dispersar la fuerza que ejercía el pez, antes del anochecer el viejo atropo un bonito, lo destripo y limpio diestramente con una mano, pero de pronto el pez gigante jalo con más fuerza provocando que el viejo callera y se golpeara abriéndose la ceja, el viejo se limpió con agua del mar y se comió el bonito que ya había limpiado y ahí supo que no iba a ser fácil atrapar al pez, la lucha continuo toda la noche, durante el transcurso de esta el viejo extrañaba al Manolin ya que con su ayuda él podría atrapar al pez con mayor facilidad.
Al amanecer el viejo se dio cuenta que el pez empezaba a ascender, estaba realmente emocionado ya que pensó que el pez por fin había sucumbido al cansancio y que por fin lo atraparía, pero no fue así solo salió y volvió a sumergirse, como si fuese solo para ver con quien se enfrentaba, el viejo se dio cuenta que el pez era más grande de lo que había imaginado, era un poco más grande que su propio bote, el día continuo, así como el pez avanzando por el océano, el cuerpo del viejo ya le dolía y su mano izquierda comenzaba a acalambrarse, pero él no se rendiría, de pronto sintió otro jalón esta vez la fuerza hizo que se cortara la palma de la mano con el sedal, rápidamente se lavó con agua de mar, ya que pensaba que era la mejor forma de curar rápidamente su herida, llego el ocaso otra vez y el viejo decidió intentar pescar otra cosa para comer, el consiguió un dorado, no era de su gusto pero tenía que comerlo, ya que tenía que tener fuerzas para poder ganarle al pez.
Al amanecer el pez volvió a ascender, pero esta vez sé que quedo arriba, el viejo supo que ya faltaba poco para ganarle. El pez continuo jalando el bote aunque a una menor velocidad, él viejo también estaba llegando a su límite, se le empezaba a nublar la mete y a ver puntos negros; sumado a eso ya casi se le agotaba el agua y el pez que se había comido, empezaba a darle nauseas, él estaba preocupado por eso ya que si vomitaba perdería su fuerza, antes del medio día el pez comenzó a dar vueltas en círculos alrededor der bote, el viejo sabía que ya era la última batalla, solamente tendría que esperar e ir ganando hilo, pasaron 4 horas hasta que el pez estuvo lo suficientemente cerca para que pudiera asestar un golpe con el arpón, el viejo lo atravesó justo en el corazón, por fin le había ganado, el viejo sintió un gran alivio y se sentó a descansar un poco, pero él sabía que no había terminado, tomo al pescado y lo amarro a su bote, de lo grande que era sintió que estaba amarrando otro bote al suyo, al terminar de amárralo comenzó su viaje de regreso, de repente a lo lejos el viejo vio que se acercaba lenta y sigilosamente un tiburón, atraído por el rastro de la sangre que desprendía el pescado debido a la herida del arpón, enseguida el viejo preparo su arpón, esta vez más corto debido que utilizo parte de la cuerda en amarrar al pescado , el tiburón se acercó y mordió al pescado varias veces, hasta que el viejo encontró el punto perfecto para penetrarlo, justo en el corazón, el tiburón murió pero se llevó consigo el arpón, pocas horas después otro tiburón se acercó, esta vez el viejo tomo un remo y le amarro su cuchillo, pensó - maldito no te llevaras mi pescado – lo apuñalo varias veces en la nuca hasta llegar al hueso pero su cuchillo se rompió, aunque logro su cometido, el tiburón murió, se hizo de noche y aparecieron dos tiburones más, que podría hacer un viejo sin armas y de noche contra dos tiburones se preguntó, no me rendirme lo defenderé hasta la muerte, tomo la porra que estaba debajo de proa y comenzó a pegarles a los tiburones con tal fuerza que ellos se alejaron, el barco se sentía mas ligero, pensó el viejo seguro ya se comieron todo mi pescado, de pronto pudo por fin el resplandor de la costa de la habana, de algún modo se sentía aliviado ya que por fin había llegado a su hogar, llego a la costa, sin fuerzas amarro su bote a una piedra. Al llegar a su casa se recostó en la cama y se durmió, a la mañana siguiente el muchacho fue a buscarlo, ya que había encontrado su bote con un esqueleto enorme amarrado a un costado, el muchacho al ver al viejo tan lastimado comenzó a llorar le llevo café y comida y le dijo que le volvería a ayudar, ya que tenía muchas cosas que aprender de él y no quería que estuviera solo nunca más.
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