FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÒN ESCUELA DE LETRAS

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1]

UNIVERSIDAD DEL ZULIA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÒN

ESCUELA DE LETRAS

Apreciación estética

Alumno: Clara Eugenia Fattal Ferrer

C.I.: 23.894.793

Maracaibo, Junio 2016

La experiencia auditiva comenzó con la “Sinfonía número 5” de Beethoven. Esta canción es maravillosa. Altos y bajos te llevan a recrear escenas maravillosas. Quizás estemos influidos de alguna manera por los medios, pero deja imaginar una persecución, con escondites y lugares oscuros. Sin embargo, no todo es gris. En algún punto llega la calma, el brillo, los colores de los bellos arreglos, la felicidad, el brillo, el miedo y la oscuridad van de la mano en una obra multicolor, multisensorial... el viaje de la imaginación es bello e impresionante.

Luego comenzaron las canciones a piano, suaves… y tranquilas, aunque otras no tanto.

La intensidad, el tono y el timbre se equilibran para crear canciones bellamente estructuradas alrededor del mundo. A pesar de ello, la música clásica no puede contraponerse a los sonidos buscados por los indígenas en sus rituales ni mucho menos a los latinos con su música bailable. Son estilos completamente distintos. La música clásica surge para la aristocracia, para reunirse y apreciarla.

La música es una de las expresiones más fabulosas del ser humano ya que transmite de manera inmediata diferentes sensaciones que otras formas de arte quizás no podrían lograr, al menos no como lo hace la música. La música cuenta con gran importancia para el ser humano ya que  permite expresar miedos, alegrías, sentimientos muy profundos de diverso tipo. La música permite canalizar esos sentimientos y hacer que la persona aliviane sus penas, haga crecer su alegría, o le provoque bailar, dependiendo del caso.

Carmina Burana fue mi canción favorita de todas. La oscuridad, las voces que se hacen pasar por cantos gregorianos con un tono bajo. Hacia recrear paisajes desérticos, arrasados por las pasiones del hombre. La percepción de la belleza varía de persona a persona, para algunos son las obras brillantes, felices, a viva luz. Para mí se encuentra en la oscuridad.

Sin embargo, hubo una que me hizo imaginar cosas tan tiernas como una niñita corriendo por un parque persiguiendo una mariposa y la manera en como tropezaba y seguía firme en su propósito, danzando con la inocencia y la naturaleza.

Los contrastes están presentes en la música, blanco, negro, gris, brillante u oscuro, pero todas hermosas igual.

“Allegro”, de “Las cuatro estaciones” de Vivaldi da a la imaginación un paseo por los andes, particularmente me hizo recordar un viaje a Trujillo, a lo hermoso de las montañas y hasta un poema de Eugenio Montejo, la diferente fauna y flora, lo exótico de otros lugares.

Al final estuvo  “Concierto para Bongo”, sin duda una sorpresa después de tanta música “clásica” y no bailable. Fue una experiencia divertida que casi me sacaba a bailar del pupitre donde me sentaba por su ritmo pegadizo, y un perfecto broche de oro que sacó sonrisas a más de uno, el sonido de los bongós se mete en las venas.

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