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GOBIERNO TRANSITORIO DE VALENTIN PANIAGUA CORAZAO

jhonelvc5 de Febrero de 2013

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ANALISIS DE LA REALIDAD PERUANA Y LA GLOBALIZACIÓN

Rojas Ascencio, Yhovan

UNIDAD Nº 1:

“CONCEPTOS GENERALES Y

ANÁLISIS POLÍTICO

DE LA REALIDAD PERUANA Y LA GLOBALIZACIÓN”

ACTIVIDAD N° 1

“GOBIERNO TRANSITORIO”

ALUMNO: JHONEL VILLAORDUÑA CASTAÑEDA

Fecha de entrega: 05 de Febrero de 2013

Facultad de Ingeniería de Sistemas

Universidad Privada Telesup

UPT

Ex Presidente Valentín Paniagua curazao

Gobierno Transitorio

El presidente constitucional del Perú entre noviembre de 2000, a raíz de la renuncia del desacreditado Alberto Fujimori, y julio de 2001, cuando tomó el testigo el mandatario electo Alejandro Toledo, tuvo la responsabilidad de dirigir el país andino en una etapa transitoria pero delicada en la que estaba en juego la regeneración democrática de las instituciones tras una década de régimen fujimorista caracterizada por los abusos de poder y la corrupción. Llegado el momento de la muerte de Valentín Paniagua, en octubre de 2006, la clase política y la opinión pública peruanas fueron unánimes en destacar como logros de este veterano político con una sincera vocación de servicio al pueblo la rendición de cuentas ante la justicia por Fujimori y su colaborador Vladimiro Montesinos, y la celebración en abril de 2001 de unas elecciones generales con las debidas garantías democráticas.

Ex Presidente Valentín Paniagua curazao

Gobierno Transitorio

El desenlace de la crisis empezó el 20 de noviembre cuando Fujimori, desde Japón, envió la carta de dimisión al Congreso. Al día siguiente, el Congreso, lejos de aceptar la renuncia, declaró al mandatario "moralmente incapacitado" para el desempeño de su cargo y le apartó del mismo, con efecto el día 22. La vacancia abrió un vacío de poder que durante unas horas creó una gran confusión institucional, pues los diputados habían aceptado la reciente dimisión del presidente primero de la República, Francisco Tudela Van Breuguel-Douglas, y su sucesión por el vicepresidente segundo, Ricardo Márquez Flores, que hacía las funciones de jefe del Estado en la ausencia de Fujimori, no era aceptada por la oposición por considerar a Márquez un exponente del ala dura del régimen fujimorista. El embrollo se solucionó el mismo día 22 cuando Márquez dimitió a su vez, con lo que tocó a Paniagua, después de concedérsele la licencia como presidente del Congreso y congresista, colgarse la banda presidencial, que recibió de la vicepresidenta primera del Congreso, Luz Salgado Rubianes. La inauguración de Paniagua como presidente constitucional de la República desató una explosión de alegría y alivio en el país andino, que esperaba la pronta normalización de las instituciones y la celebración de elecciones libres y transparentes en la fecha decidida por la mesa negociadora de los partidos, el 8 de abril de 2001, a cuyo vencedor Paniagua habría de ceder el testigo tres meses largos después, el 28 de julio. En su primer discurso a la nación, Paniagua prometió contribuir en su mandato interino a la reconstrucción democrática del país de acuerdo con la mesa de diálogo auspiciada por la OEA, para lo que se buscaría el consenso político, se corregirían determinadas leyes y se reformaría la composición de las instituciones del Estado para velar por su independencia y buen funcionamiento. El mandatario subrayó también la urgencia de corregir el desequilibrio fiscal para asegurar la estabilidad económica del país, lo que iba a incluir la reestructuración del gasto en un sentido de austeridad, la revisión del sistema de pagos de la deuda externa y la descentralización gestora en las provincias. Para llevar adelante estas tareas anunció la formación de un Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional multipartito, cuya jefatura fue conferida al ex secretario general de la ONU y ex candidato presidencial Javier Pérez de Cuéllar. El nuevo Consejo de Ministros se constituyó el 25 de noviembre. Lo primero que hizo este Gabinete de talante moderado, en el que se dieron cita ex ministros fujimoristas, técnicos no adscritos y políticos con una impronta partidista poco marcada, fue destituir a la cúpula militar vinculada a Montesinos y promover una investigación sobre el paradero de 9.200 millones de dólares obtenidos de la privatización de empresas públicas y que no constaban en las arcas del Estado. El 28 de noviembre el procurador especial encargado del caso informó que existía una "conexión demostrable" entre las actividades ilegales de Montesinos y Fujimori, que irían desde el lavado de dinero al enriquecimiento ilícito. La breve presidencia de Paniagua discurrió por un sendero de estabilidad y de moderado optimismo acerca del futuro a corto plazo del país. A la sensación del final de la impunidad delos poderosos que había caracterizado la década precedente contribuyeron la apertura de causas criminales contra Fujimori, en febrero de 2001, y la captura en Venezuela y el inmediato traslado al Perú del archí buscado Montesinos, en junio siguiente. En esta tendencia positiva se enmarcó también la puesta en marcha de una Comisión de la Verdad para esclarecer las violaciones de los Derechos Humanos cometidas en los años precedentes por las fuerzas armadas y de seguridad del Estado al amparo de la guerra contra la subversión de los grupos guerrillero-terroristas de extrema izquierda Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).El espectacular desenlace del caso Montesinos costó, empero, un áspero desencuentro diplomático con el Gobierno de Hugo Chávez, acusado por Lima de haber tenido controlado al fugitivo durante meses y de no haber movido un dedo contra él hasta que la presión del FBI de Estados Unidos y las pesquisas de la propia policía peruana hicieron insoslayable la entrega. Inquirido sobre la posibilidad de obtener de Montesinos confesiones para incriminar a terceros a

cambio de una reducción de las penas que pudieran dictársele, Paniagua afirmó que el Esta dono tenía nada que negociar con el presunto delincuente. Por otra parte, el Gobierno de Paniagua se benefició de la estabilidad macroeconómica legada por el anterior ejecutivo, pero también cargó con el lastre abrumador de una pobreza masiva y extrema en muchos casos, que era la otra cara de una década de políticas neoliberales insolidarias. Con el fin de intentar corregir este grave déficit social, el presidente decretó el 18 de enero de 2001 la constitución de la Mesa de Concertación para la lucha contra la Pobreza, cuyos trabajos entraron en el ámbito de actuación del Ministerio de la Promoción de la Mujer y el Desarrollo Humano (PROMUDEH).La normalización democrática del Perú fue un hecho con las elecciones generales desarrolladas impecablemente y celebradas a dos vueltas el 8 de abril y el 3 de junio de 2001, y quedó rematada con la transferencia de poderes de Paniagua al vencedor en las urnas, Toledo, el 28 de julio siguiente. Tan sólo dos días antes de la mudanza institucional, la Administración saliente se apuntó otro tanto con los arrestos de dos altos funcionarios del régimen precedente, la ex fiscal de la Nación Blanca Nélida Colán y el antiguo jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), José Portillo Campbell, bajo sendas acusaciones de corrupción. Según todos los comentaristas, las detenciones de Colán y Portillo pusieron el colofón a unos mandatos institucionales de Paniagua y de Pérez de Cuéllar que presentaban un balance altamente positivo para la regeneración del sistema político peruano. Un éxito a posteriori del Gobierno de Paniagua fue la plasmación el 11 de septiembre de 2001de su propuesta de dotar a la OEA de una Carta Democrática Interamericana para reforzar el compromiso de los estados miembros con el modelo de democracia parlamentaria, de manera que aquellos países en los que se produjera una regresión al autoritarismo se exponían a ser suspendidos de membresía. 3. Últimas actividades y fallecimiento En el XIII Congreso Nacional Extraordinario de AP, celebrado en Lima el 1 y el 2 de septiembre de 2001, Paniagua fue elegido por los 900 compromisarios presidente del Comité Ejecutivo Nacional del partido para el período 2001-2006 y en sustitución del jefe histórico, Belaúnde, quien falleció el 4 de junio de 2002 a la venerable edad de 89 años. Paniagua quedó al frente de una formación antaño mayoritaria que en las últimas consultas electorales apenas había arrancado unas decenas de miles de votos y que, privada de la persona cuya doctrina y liderazgo se antojaban su razón de ser, parecía abocada a evaporarse del panorama político nacional a menos que sus conductores lanzaran una enérgica campaña proselitista. En las elecciones generales de abril último los acciopopulistas no habían presentado candidato presidencial y con el 4,2% de los votos habían sido incapaces de incrementar el número de escaños, quedándose en tres. Siempre dinámico, animoso y afable, Paniagua, al que sus paisanos llamaban Chaparrón en alusión a uno de los personajes caracterizados por el cómico mexicano Chespirito -como él, de corta estatura, con gafas y con bigote-, compaginó en los años que le quedaban de vida la actividad académica como profesor investigador en la Pontificia Universidad Católica con una actividad política que no disminuyó un ápice. Lo primero que hizo tras ser elegido presidente de AP fue manifestar su fidelidad a los principios de un partido que en su Estatuto se definía como "democrático, nacionalista y revolucionario"; los acciopopulistas tenían por objeto en la política peruana, continuaba

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