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Hija De Humo Y Huesos


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  1.189 Palabras (5 Páginas)  •  270 Visitas

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ES IMPOSIBLE ASUSTARSE

De camino a la escuela, sobre los adoquines acolchados por la nieve, Karou no tuvo ningún mal presagio respecto a lo que le depararía el día. Parecía un lunes cualquiera, inocente excepto por su propia esencia de lunes, sin mencionar que era de enero. Hacía frío y aún no había amanecido —en el apogeo del invierno, el sol no salía hasta las ocho—, pero el ambiente era agradable. La incesante nevada y lo temprano de la hora otorgaban a Praga un aspecto fantasmal, como de ferrotipo, toda plateada y cubierta de bruma.

Por la calle que flanqueaba el río, los tranvías y los autobuses circulaban con el estruendo típico del siglo XXI; sin embargo, en las calles más tranquilas, la paz invernal evocaba otra época. La nieve, los adoquines, la luz espectral, las propias pisadas de Karou y el humo de su taza de café, ella sola y abstraída en pensamientos mundanos: la escuela, tareas pendientes. Y cuando algún sentimiento doloroso se inmiscuía en sus pensamientos, desechaba la amargura con resolución, dispuesta a olvidarlo todo.

Sostenía la taza de café con una mano y con la otra mantenía cerrado el abrigo. De su hombro colgaba un portafolio de dibujo y sobre su pelo —largo, suelto y de color azul eléctrico— se había formado un encaje de copos de nieve.

Era un día cualquiera.

Pero algo ocurrió.

Un gruñido, unas pisadas atropelladas y alguien que la agarraba por detrás, sujetándola con fuerza contra un robusto pecho masculino, a la vez que unas manos le arrancaban la bufanda y unos dientes —dientes— rozaban su cuello.

La estaba mordiendo.

Su atacante la estaba mordiendo.

Con fastidio, trató de desembarazarse de él sin derramar el café, pero no pudo evitar que parte se vertiera sobre la nieve sucia.

—Por Dios, Kaz, quítate de encima —dijo bruscamente, volviéndose hacia su ex novio.

Laini Taylor Hija de humo y hueso

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La tenue luz de la farola iluminaba el bello rostro del muchacho. Una belleza estúpida, pensó Karou, y le apartó de un empujón. Una cara estúpida.

—¿Cómo has sabido que era yo? —preguntó él.

—Siempre eres tú. Y nunca funciona.

Kazimir se ganaba la vida ocultándose detrás de cualquier cosa para aparecer después por sorpresa, y le frustraba no provocar en Karou ni el más mínimo sobresalto.

—Es imposible asustarte —se quejó haciendo el mohín que creía irresistible.

Hasta hacía poco, ella habría sucumbido a aquel gesto. Se habría alzado de puntillas para rozar con la lengua su labio inferior fruncido, de forma suave y lánguida, antes de tomarlo entre los dientes, juguetear con él y abandonarse a un beso que la derretiría como miel al sol.

Pero aquellos días quedaban ya muy lejanos.

—Tal vez no des miedo —sugirió Karou, y retomó su camino.

Kaz la alcanzó y empezó a caminar a su lado, con las manos en los bolsillos.

—Sí doy miedo. ¿El gruñido? ¿El mordisco? A cualquier persona normal le habría dado un infarto. Menos a ti, que parece que no tienes sangre en las venas —al notar que le ignoraba, añadió—: Josef y yo hemos ideado una nueva visita por la ciudad. Recorrido vampírico por el casco antiguo. Los turistas se volverán locos.

Seguro que sí, pensó Karou. Los turistas pagaban bastante por las «visitas fantasmagóricas» de Kaz, que consistían en recorrer el laberinto de callejuelas de Praga en la más absoluta oscuridad, deteniéndose en supuestos escenarios de asesinatos donde, ocultos tras las puertas, los esperaban «fantasmas» que aparecían de repente y les arrancaban gritos aterrorizados. Ella misma había interpretado en varias ocasiones a un fantasma, con una cabeza ensangrentada en la mano y gimiendo mientras los alaridos de los turistas se transformaban en risas. Había sido divertido.

La relación con Kaz había sido divertida. Pero ya no.

—Buena suerte —le deseó con voz inexpresiva y mirando hacia delante.

—Podrías formar parte del reparto —continuó Kaz.

—No.

Laini Taylor Hija de humo y hueso

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—Serías una vampiresa sexy.

—No.

—Seducirías

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