LAS RUINAS DE PALMIRA - CONDE DE VOLNEY
jicaro27 de Septiembre de 2013
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“LAS RUINAS DE PALMIRA - CONDE DE VOLNEY”
ENSAYO
PARTICIPANTE: Mayor S. PNP. CARDENAS RODRIGUEZ Jacqueline
Obra en la que el personaje principal o viajero, hace serias reflexiones y una profunda meditación de como Palmira antigua ciudad, capital del Imperio de Palmira, situada en el desierto de Siria, después de haber logrado alcanzar ser una ciudad prospera, donde predominaba el poder y la riqueza, pudiera sucumbir y quedar en las actuales ruinas, motivo por el cual desea saber la verdad de lo que ocurrió.
En un viaje de estudio, por las tierras de lo que fueron los reinos de Egipto y de Siria, el personaje tiene el afán de conocer, como era “la felicidad de los hombres en el estado social”, y lo único que observo, fue “iniquidades, destrozos, miseria y tiranía”, lo que lo llevo a una profunda meditación y tristeza.
Al llegar a conocer las ruinas de Palmira, ante tan maravillosa escena, se transportó al pasado y comparo con el estado actual de la cuidad, con aquella cuidad opulenta, donde la industria y el comercio, atraía las más infinitas riquezas, pero que sin embargo ahora solo quedaba ¡un recuerdo confuso y vago! De lo que fue aquel imperio glorioso. ¿Qué paso? ¡Como se ha eclipsado tanta gloria! ¡Cómo se han perdido tantos afanes! ¡Así perecen las obras de los hombres! ¡Así sucumben los imperios y las naciones! exclamaba el viajero, durante su recorrido, lo que lo llevo a una reflexión, y deseo conocer la verdad de lo que paso. Por otro lado, asocio el esplendor pasado de Asia, ahora en la Europa moderna su tierra natal, y pensó, sino será también igual dentro de algunos años el abandono de estas tierras, como ocurrió en Palmira, y ante este pensamiento, el viajero cayó en una gran melancolía.
El hombre, frágil obra de Dios que le dio la vida, y la potestad de ser autor de su destino y por lo tanto de su felicidad, le concedió la gracia de distinguir el bien del mal, creando alternativas a sus problemas, para luego presumir de su fuerza e ingenio. Se dice que el amor propio y el deseo de bienestar fueron los motivos que sacaron al hombre de su estado salvaje y primitivo, los primeros hombres sintieron su debilidad y de la necesidad común de sentirse seguro, por lo que unieron fuerzas a fin de ayudarse y socorrerse, posteriormente hubo la necesidad de establecerse y de gozar del reposo y de las comodidades, desarrollando su ingenio y su poder.
¡Cuán injustamente acusáis a la suerte y la divinidad! es una sin razón atribuir a Dios la causa de los infortunios! ¡Decid raza perversa e hipócrita! ¡Es la venganza de Dios o el furor insensato de los hombres. Es la cólera de Dios o la imprudencia del hombre! El hombre atribuía sus desgracias a Dios y a la suerte, debido a la justicia divina, en venganza de las generaciones pasadas, que descargaba su maldición. No asumía que era el mismo, el causante de tan grande fracaso. Todo lo bueno y lo justo viene de Dios, por lo tanto no podía ser el causante de su desgracia. La fatalidad que se queja no es la del destino sino de la oscuridad de la razón, y el origen de sus calamidades no está en los cielos, sino en el hombre mismo.
El amor propio, moderado y prudente, era el principio de felicidad y de perfección, pero este amor ciego y desordenado se transformó en el veneno corruptor, por lo que la codicia y la ignorancia son consideradas como origen de todos los tormentos, y la causa de sus males, en la vida del hombre, lo que ha permitido el ocaso de grandes civilizaciones. Así mismo se dice que del hombre es de donde salieron todos los males que lo han destruido, y que por lo tanto, será el mismo que busque los remedios. Y ante tantos males aspiro por la paz, la que logro mediante la institución de árbitros, capaces de juzgar pretensiones y pacificar discordias, mediante el uso de reglas logro, la equidad y la justicia. Por lo tanto
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