La Meta. De las primeras impresiones

La Meta

… De las primeras impresiones

Al escuchar “La Meta” como título de un libro te puedes imaginar muchas y muy diversas cosas, principalmente (al menos en mi caso) algo concerniente a la superación personal, –La meta de mi vida es…– así que partimos de este punto para crear una idea generalizada acerca de lo que este libro podría tratar, pero tan solo es una posibilidad.

El siguiente escenario es en relación a ventas, ventas cobra un mayor sentido si se tiene en cuenta que el seminario se desarrolla en una escuela de comercio y administración, y en especial si se compara con lo primero, sin embargo no logra encajar por completo.

Entonces vamos un poco más allá, considerando que la meta será un libro como todos aquellos anteriores que hemos tenido que enfrentar a lo largo la licenciatura, un manuscrito plagado de terminologías y diagramas, plagado de tecnicismos, de hojas y hojas inundadas de información que llega a aburrir y a cansar al poco rato de haberlo iniciado.

Rotundo error. Hemos escuchado en innumerables ocasiones la frase "no juzgues un libro por su portada”, y vaya que lo hice, juzgué el libro incluso sin ver su portada –No pude haber estado más equivocado–.

Al iniciar la lectura te encuentras con un shock, te encuentras con algo inesperado, con algo fresco (aunque haya sido escrito en los ochentas). Una perspectiva completamente diferente a lo que tú esperabas, y recuerdas de nueva cuenta eso que habla sobre un libro y el juzgar la portada; pero aun después de esto, de descubrir una novela que seduce desde las primeras páginas te sigues preguntando ¿Por qué la meta?

No es necesario llegar al final del libro para entender cómo funciona el planteamiento del autor que básicamente es: el problema seguido de sus posibles causas para llegar a la resolución, y es así que después del capítulo cuatro descubrimos el significado del nombre, el significado de la meta si hablamos desde los zapatos de cualquier empresa: Ganar dinero.

… De los personajes

De los innumerables autores que te pueden hablar en sus libros, acerca de procesos de producción, cuellos de botella, variables financieras –parámetros de gestión como Goldratt Eliyahu los denomina– o cualquier otro parámetro relacionado con la mejora continua, solo hay uno que dota a estos términos de un rostro propio.        

Los personajes en este libro son modelos, representaciones, ejemplos que el autor sabiamente ha dotado de conciencia, de una realidad creíble y esto es su más grande acierto.

Por ejemplo, en un principio nos encontramos con Alex Rogo, director treintañero   de una fábrica ubicada en Bearintog, que es perteneciente a una división de UniWare. –Personaje principal– cuya vida desequilibrada se balancea peligrosamente entre su trabajo y su familia, que consta de su esposa Julie y sus dos hijos Sharon y Dave; en términos generales este personaje hace alusión a lo que es una familia promedio de Estados Unidos, si se tiene encuentra al sector al que va dirigido la novela.

A lo largo del libro hacen su aparición distintos personajes cuya llegada siempre transmite algo esencial en el desenvolvimiento del conflicto. No hay personaje sobrante o innecesario, absolutamente todos tienen una razón de ser y esa es la de ser un modelo dentro de un escenario que si bien algunos tienen nombres como Bob Donovan también pudieron ser nombrados Figura 01 jefe de producción, pero al nombrarlos hace más fácil para el lector entender la correlación entre lo que sucede y las ideas que Goldratt Eliyahu quiere explicar.  

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