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La Palabra Amenazada

michelleholland12 de Julio de 2013

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En La Palabra Amenazada de Ivonne Bordelois,

la autora nos invita a desandar un camino inconducente en el cual estamos todos parados y desorientados: el vaciamiento del lenguaje. En cada capítulo nos enfrenta con un aspecto de la palabra amenazada y alterna con viajes al origen, a los mitos primigenios para despertar nuestra conciencia. Explica, ejemplifica y despliega las dificultades que atraviesan a nuestra humanidad, centrándose en nuestra lengua pero entendiendo que este fenómeno de “la lengua en peligro” es común al mundo capitalista porque encuentra en sus bases programáticas el núcleo duro del grave desvío lingüístico.

La población asiste pasivamente a esta depredación de la palabra, a esta invasión de voces huecas y, si bien tiene una difusa conciencia de lo que viene sucediendo, no tiene la voluntad, la decisión ni el coraje de parar la pelota.

Los especialistas en el tema declaran sus llamados de atención y alertas dentro de un círculo cerrado de colegas, cuya información no baja al grueso de la población que está muy ocupada tratando de ganar dinero para subsistir y consumir. Esta actitud de desprecio por el conocimiento y la reflexión respecto de la palabra y su vaciamiento de sentido hace que el problema avance, borrando toda huella de su antiguo esplendor.

El esplendor de la palabra representaba la luminosidad del pensamiento que la producía retroalimentándose mutuamente. El resultado de esta nutritiva interacción desembocaba en una expansión de la conciencia y en una profundización de las relaciones humanas a todo nivel.

Ivonne Bordelois nos llama a mirar hacia atrás para rescatar de nuestro pasado el sentido inaugural de las palabras que se fueron luego cargando de otros sentidos a través de los siglos, enriqueciéndose con la diversidad de las actividades humanas hasta los comienzos del capitalismo. Aquí la historia da un vuelco, ya el eje no son el hombre y el progreso sino el cliente-consumidor y el consumo-producción.

Paulatinamente, este nuevo eje va borrando la historia que ilumina las palabras, sus giros, sus estructuras para reemplazarla por los conceptos convenientes que faciliten la compra-venta y alimenten el mercado para sostener la economía.

El despojo se instala y avanza apoyándose en la especulación con el lenguaje que hace la publicidad, la propaganda y el marketing. Se construyen elaboradas estrategias para lograr rendimiento y eficiencia en detrimento de la riqueza interior. Esta rueda perversa se convierte en una bola de nieve que arrasa vertiginosamente con nuestra apropiación socio-cultural del lenguaje. Se produce un enajenamiento del hombre de sí mismo, un lamentable empobrecimiento de su articulación lingüística que va impregnando todos los ámbitos en los que se desarrollan las actividades humanas.

Las rudimentarias jergas juveniles con su telegráfica forma de comunicación, las estructuras reducidas a su mínima expresión, el desconocimiento del uso de los conectores, su vocabulario minimalista, los mensajes con palabras recortadas o desprovistas de vocales , las infinitas faltas de ortografía que igualan “hasta” y asta”, “vos” y “voz”, “ahí” y “hay” con “ay”. Los tristes ejemplos son interminables, inconmensurables como el daño que producen estas podas en el pensamiento. Todos sabemos que antes de la palabra, del Verbo, la comunicación humana se reducía, en gran medida, al golpe, al garrote del picapiedra.

Lentamente, la sociedad va desconociéndose a sí misma, incapaz de reconocer de dónde viene y hacia dónde va. La vida se reduce al aquí y ahora. Una penosa orfandad se cierne sobre los seres humanos que la componen. Comenzamos a utilizar una palabra anémica y utilitaria que, paradójicamente, remite a los principios de la humanidad, olvidando el largo camino recorrido.

Ivonne Bordelois nos pide que despertemos, señalando que estamos a tiempo de rescatar aquel momento de la evolución del pensamiento/palabra y recomenzar. ¿Cómo? Leyendo a los clásicos, a los filósofos, abrevando en los mitos, en las leyendas, en la tradición oral transmitida por nuestros mayores.

Desempolvar, rescatar, recordar, recopilar, releer, volver a abrevar en la etimología de las palabras y en sus múltiples posibilidades y resonancias. Nos sugiere retomar la senda que conduce al sujeto de la historia y no al objeto de interés de un mercado insaciable, depredador que reduce al hombre a la esclavitud.

La dificultad en nuestra interrelación con los otros, la ausencia de diálogo sutancioso, rico, enriquecedor, nos aleja y nos va convirtiendo, paulatinamente, en desconocidos que fácilmente pueden tornarse enemigos. La enemistad, el no reconocimiento del otro es la ruta más corta hacia la violencia que estalla ulteriormente en guerras tan absurdas como fraticidas.

El desafío está planteado. ¿Podremos responder a este reto con la firmeza que se requiere, en todos los ámbitos, especialmente en el seno de la familia y en la educación, haciendo eje en la formación docente?

http://www1.rionegro.com.ar/arch200602/23/c23f02.php

"La palabra es una amenaza"

La poeta y lingüista Ivonne Bordelois asegura que existen "varios idiomas argentinos" señalados por las diferencias sociales. Explica que esa variedad se relaciona con la identidad y la resistencia cultural pero que los sectores donde el lenguaje es más degradado son los más alejados del sistema educativo y del acceso a empleos calificados. Asistirá con una ponencia a las jornadas "Un mar de sueños", de lectura y literatura, que comienzan hoy en Neuquén.

El "empobrecimiento léxico acentúa el exilio del mercado laboral", para Ivonne Bordelois.

por:GERARDO BURTON

gburton@rionegro.com.ar

NEUQUEN.- Ivonne Bordelois ha dicho que la palabra está amenazada porque la palabra es una amenaza para la sociedad de consumo, para un sistema caracterizado por el fundamentalismo capitalista. Eso porque "con el lenguaje vienen la reflexión, la crítica y un sentido estético".

Bordelois es poeta y lingüista e investigadora en los problemas del lenguaje. Opinó que el gran problema del siglo XXI será el de la comunicación y subrayó la importancia del diálogo cultural con los chinos, "de quienes no sabemos nada". De sus investigaciones es fruto una primera serie de ensayos que se publicaron con el título "La palabra amenazada". El año pasado, un segundo volumen, "El país que nos habla", también de ensayos, obtuvo el premio que otorgan el diario porteño "La Nación" y la Editorial Sudamericana. En el libro analiza la historia lingüística del país desde las generaciones de 1837 y 1880 y luego la pelea entre los escritores enrolados en los grupos de Boedo y Florida.

Esta semana, participará de las jornadas "Un mar de sueños", de lectura y literatura que se realizarán en la Universidad del Comahue, con la organización de la secretaría de Extensión y el Instituto Italiano de Cultura.

Lo fundamental, para Bordelois, es el rescate de la lengua en un mundo globalizado y donde la imagen visual gana en velocidad a la expresión verbal.

En diálogo con "Río Negro", explicó la necesidad de recuperar "el cariño y la atención" por la palabra, tal como existe en otros países latinoamericanos. En la Argentina, puntualizó, hay un descuido por la palabra "que no es demasiado favorable".

Indicó que existen "varios idiomas argentinos -interpretando idioma en un sentido muy laxo, claro está-, porque las diferencias regionales y sociales marcan muy amplias variaciones en el habla. Somos al mismo tiempo muy distintos del español que se habla en la Península, pero también tenemos un sesgo muy distintivo con respecto al español latinoamericano. Recientemente he estado en Venezuela y me impresionó el ver como allí existe el cariño y la atención por la palabra que tanto flaquea entre nosotros".

–La variedad de hablas y hablantes, ¿definen una suerte de tribus urbanas con un correlato sociocultural? ¿Es signo de resistencia o de pobreza cultural?

–Creo que son expresiones de resistencia e identidad al mismo tiempo, pero es cierto que el empobrecimiento léxico caracteriza a la capa de la población más lejana al proyecto educativo, y es una de las causas de su exilio del mercado laboral, entre otros muchos factores.

–¿Es el castellano un idioma imperial, es decir, tiene impronta dominadora, incluso en cuanto a diferenciación sexual?

–El español carece de la vocación imperial de los tiempos de la conquista, pero su avance demográfico lo convierte en una fuerza muy avasalladora en los Estados Unidos. Allí, sin embargo, no es una lengua de prestigio, y está desvalorizado dentro del mundo editorial que se pliega a los designios del mercado anglosajón. La tendencia sexista siempre ha sido muy fuerte en el español. Ahora, por ejemplo, se da en decir: la "ministro" de economía, lo cual es un perfecto disparate morfológico. A poco que nos descuidemos empezaremos a hablar de la "maestro normal". La idea de que las profesiones son dominios masculinos es perfectamente retrógrada y condice perfectamente con el antifeminismo notable de nuestro país.

–Existe la anécdota de que Carlos V decía que hablaba con su caballo en alemán, con las mujeres en italiano y con Dios en español. Es cierto que la cuestión mística está vinculada estrechamente con la poesía española, lo mismo que la amatoria aunque no tanto como con la italiana. ¿Cuál es su experiencia como poeta?

–En cuanto a la poesía erótica se olvida el muy importante

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