Las Brujas
wuanxi12 de Febrero de 2013
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He estado tentada a escribir esta reseña desde el final de la historia, desde la importancia que puede tener para un niño la figura de su abuela (y añadiría abuelo, aunque en este caso es una señora la protagonista) pero eso sería desvelar parte de la trama y no pretendo haceros esa jugarreta, todo a su debido tiempo. Así que empecemos por el principio, esta es la historia de un niño inglés de ocho años que comienza advirtiendo al lector de los indicios principales paraidentificar brujas (todo un ejercicio de observación y habilidad) porque este niño (que no recibe nombre alguno en toda la narración) desde su corta vida nos cuenta no un cuento de hadas, sino de BRUJAS DE VERDAD, en concreto relatará dos encuentros con este tipo de "mujeres", uno fue leve pero el segundo.... el segundo dejará huella imborrable en su vida y en su forma.
Como buen contador de historias, antes de empezar con ese relato nos presenta a su abuela, una señora noruega versada en las mil y un historia sobre nigromancia, peculiar en sus pautas educativas, su gusto por fumar puros y en su filosofía de vida, eso sí, generosa en afectos por su nieto.
En el otro lado de la lona, están las malvadas brujas, no una, ni dos, sino todas las brujas de Inglaterra (por cierto de las más temibles en su especie, andaros con ojo los anglofilos con niños) y alguna más que otra del extranjero, estas pérfidas mujeres andan tramando un Congreso Anual con objetivo de aniquilar a todo niño viviente con un poderoso mejunje. Y ahora las preguntas pertinentes ¿lograrán su cometido?¿qué le pasó al niño en "el segundo encuentro" con las brujas? ¿dan recetas para aniquilar niños? ¿en serio hay congresos de brujas? y lo más destacable de una reseña ¿merece la pena leer este libro?
Centrándome en el último interrogante, si hablamos del autor parto desde un actitud categórica, ¡ejem! Señoras y Señores a Roald Dahl hay que leerlo, al menos un título, al menos una vez en la vida, por sus historias, su disparatada imaginación y por aportar la lucidez que la infancia ofrenda y que a veces desde la madurez se nos escapa.De pequeños entretienen y divierten pero de adultos proporcionan esa mirada más cargada de ironía y cierto descargo de las cosas menos gratas que rodean la niñez. También diré que mi libro favorito es Matilda (que si tengo tiempo lo releeré y reseñaré debidamente) pero sea el que sea, leer a Roald Dahl esimprescindible y necesario para egos adultos que creen saberlo todo, siempre desde mi opinión de Cuentalibros, claro está. Y aterrizando en este libro, después de una historia divertida, amena y que atrapa, casi al final llegó un momento emotivo que ya me venció del todo. Este niño y su abuela aportan una bella relación, se dice mucho eso de que los padres educan y los abuelos consienten, siendo o no cierta tal afirmación, desde la experiencia personal los abuelos son vínculos disfrutados de niña y echados en falta de grande (extiendo a tías abuelas y remito a un post precioso de Jara sobre estas hadas madrinas) y llegando a término de este cuento largonuestro pequeño gran sabio dice algo que todo niño ensueña: Porque no quisiera vivir mas que tu (abuela) y aunque lo pasé de lo lindo, esbocé más que sonrisas, me enganchó la historia, percibí las tensiones pertinentes en los momentos cumbre si hay algo que me llegó al alma fue esta afirmación, un anhelo simple e ingenuo, un volver a desear algo ya vivido.
"No es la suciedad lo que huelen las brujas. Es a ti. El olor que las enfurece se desprende de tu propia piel [...] La cuestión es ésta. Cuando no te has lavado durante una semana y tu piel está totalmente cubierta de porquería, entonces, claro está, las oleadas fétidas que desprende no pueden ser tan fuertes.
- No volveré a bañarme nunca- aseguré
- Basta con no hacerlo muy
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