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Libros Del Rincón: La Gran Zanahoria.


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2013  •  904 Palabras (4 Páginas)  •  400 Visitas

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La gran zanahoria

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Esta es la historia de la zanahoria más grande del mundo. Ya se ha contado de muy distintas maneras, pero para mí las cosas sucedieron así.

Una vez un hortelano plantó zanahorias. Las cultivó como es debido, hizo todo lo que había que hacer y, en la estación adecuada, fue al huerto y empezó a sacar las zanahorias de la tierra. En un determinado momento encontró una zanahoria más gruesa que las otras. Tiraba y tiraba y no salía. Probó de cien maneras, pero nada... Por último tomó una decisión y llamó a su mujer.

—¡Giuseppina!

—¿Qué quieres, Oreste?

—Ven un momento, hay una maldita zanahoria que no quiere salir de la tierra. Lo ves, mira...

—Parece gorda de verdad.

—Vamos a hacer una cosa: yo tiro de la planta de la zanahoria y tú me ayudas tirando de mi chaqueta. Agarrados, vamos... ¿Preparados? ¡Tira! Venga, al tiempo...

—Será mejor que te tire de un brazo porque la chaqueta se desgarra.

—Tira del brazo. ¡Fuerte! ¡Nada! Llama también al chico... ¡Me he quedado sin aliento!

—¡Romeo! ¡Romeo! —llamó la mujer del hortelano.

—¿Qué quieres, mamá?

—Ven un momento. Corre...

—Tengo que hacer las tareas.

—Ya las harás después, ahora ayuda. Hay una zanahoria que no quiere salir. Yo tiro de este brazo de papá, tú tiras del otro, papá tira de la zanahoria y vamos a ver qué pasa...

El hortelano se escupió en las manos.

—¿Estáis listos? ¡Animo, adelante! ¡Tirad! ¡Venga, sube, sube! Nada, no viene.

—Esta debe ser la zanahoria más grande del mundo —dijo la Giuseppina.

—¿Llamo también al abuelo?

—Anda, llámale... —dijo el hortelano—. Yo ya estoy sin aliento.

—¡Abuelo! ¡Abuelo! Ven un momento. ¡Y date prisa!

—Me doy prisa, me doy prisa... a mi manera... a tu edad también yo corría, pero ahora... ¿Qué pasa?

Antes de ponerse al trabajo el abuelo ya jadeaba de fatiga.

—Es la zanahoria más gorda del mundo —le dijo Romeo—, no conseguimos sacarla entre tres. ¿Nos echas una mano?

—Os echo incluso dos... ¿Cómo hacemos?

—Vamos a hacer así —dijo Romeo—. Usted me coge de un brazo y tira, yo tiro de un brazo de mi padre, mi madre tira del otro, papá tira de la zanahoria y si ahora no sale...

—De acuerdo —dijo el abuelo—. Esperad un momento.

—Pero ¿qué hace?

—Apoyo la pipa en esta piedra. Ya está. No se pueden hacer dos cosas a la vez. O fumar o trabajar, ¿correcto?

—Sujetarse, entonces —dijo el hortelano—. ¿Estáis todos agarrados? ¿Preparados? ¡Vamos! ¡Tira! ¡Sube! ¡Tirad!

—¡Venga, sube! ¡Venga, sube! ¡Venga, sube!

—Ay... ¡socorro!

—¿Qué le ha pasado, abuelo?

—¿Pues no ves que me he caído al suelo? Me he resbalado, eso es. Y además me he sentado sobre la pipa...

El pobre viejecito se había quemado la parte trasera de los pantalones.

—Así no conseguimos nada —concluyó el hortelano—. Romeo, da un salto a casa del vecino Andrea, pídele que venga a echarnos una mano.

Romeo reflexionó. Luego dijo:

—¿Le digo que traiga

...

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