Literatura Comparada Boyhood, J.M. Coetzee

Trabajo Práctico - Reseña 2016

 Literatura Comparada

Boyhood, J.M. Coetzee

 Boyhood: Scenes from Provincial Life es la primera parte de la trilogía autobiográfica del sudafricano J.M. Coetzee. En esta novela nos presenta, de una manera interesante, su infancia a los 10 años luego de que debe mudarse, junto con su familia, al recóndito pueblo de Worcester una vez que su padre ha perdido su empleo en Ciudad del Cabo. Consta de 19 capítulos, fue publicada en el año 1997 y se sitúa alrededor del año 1950, en el contexto del apartheid sudafricano.

Lo que tal vez resulta más atrapante es la forma en la que el autor logra plasmar, en forma de novela, su propia vida. La obra se narra en tercera persona, y, de manera austera, gira en torno a un atormentado niño que está tratando de averiguar el significado del mundo y el sentido de su vida, tratando los temas de familia, racismo, sexualidad, memoria y conocimiento.  

John nos abre la puerta de entrada a sus secretos y asuntos más personales y privados. Desnuda su doble vida ante nosotros: en casa es uno, el déspota mimado, pero en el colegio es otro: el silencioso que le huye a la humillación y a los castigos. Además, ama y odia a su sobreprotectora madre y detesta a su padre.

En definitiva, lo único que tiene claro este personaje es que “La granja es el lugar al que pertenezco” (Boyhood, 112). Es ese el único lugar eterno, donde de alguna manera tiene un pantallazo de totalidad, porque, en pocas palabras, lo que creo que este niño busca es aquello que le asegure que de alguna forma dejará una huella en este mundo. Esta cuestión se manifiesta de manera evidente, como una revelación, en la última página del libro: “Lo han dejado a él solo con todos los pensamientos. ¿Cómo los guardará todos en su cabeza, todos los libros, toda la gente, todas las historias? Y si él no los recuerda, ¿quién lo hará?” (Boyhood, 191).

Sin duda, Coetzee nos trae una magnífica manera de retratar a un pequeño de 10 años que, al mismo tiempo de que se cuestiona todo, no entiende y no encuentra su pertenencia en el mundo. Tal vez nadie haya alcanzado este ideal a tan temprana edad, y es entendible que no se tenga claro quién se quiere ser, pero lo que es seguro es que lo que el autor logra cristalizar es un intento de construcción de identidad que se encuentra constantemente atravesado por el contraste, la marginalización y la diferencia.

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