Literatura PIA - Ensayo
Cynthia RodriguezEnsayo2 de Febrero de 2016
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Desperté, el brillante sol iluminaba mi rostro, miré mí celular y ya eran las 4am, y me dije a mi misma, hoy es el día. Me paré mi cama me vestí y agarré mi maleta para ya bajarla y prepararme para irme de intercambio a París. Bajé con mi maleta y vi a mi madre, mi padrastro y mi novio en el comedor, me tenían un lindo desayuno para despedirme, al mirar todo sonreí y al momento una lágrima brotaba de mis ojos. Estaba feliz por irme de intercambio a París, pero a la vez triste por dejar a mi familia. Me dirigí hacia el comedor y me senté a desayunar. En ese momento mi mamá me decía que me cuidara, la miré y supe que estaba a punto de llorar, agarré su mano y le dije:
-Mamá, no te preocupes por mí, nada me va a pasar. Yo sé me van a extrañar, yo estoy igual que ustedes pero cuando regrese te juro que vas a estar orgullosa de haber cursado con éxito mis estudios. Te amo tanto y quiero verte orgullosa de mí.
-Ya lo estoy, Kimberly. Sé que esto lo haces para superarte y pues tengo que dejarte. –me dijo mientras se limpiaba las lágrimas de su rostro.
-Los voy a extrañar a todos y les prometo que no me pasará nada, me voy a cuidar. Cuando vuelva tendré muchas historias que contar.
-Kim, aunque no soy tu verdadero papá quiero que sepas que te amo como si fueras mi propia hija.
-Lo sé, Martín. Yo también a ti.
Terminé de desayunar, me levanté de la mesa y me despedí de mi Martín y de mi madre. Me dirigí hacia Alejandro, mi novio y lo abracé.
-Se va a hacer una eternidad sin ti, pero estoy feliz de que logres tus sueños y perdón por no acompañarte, en serio. Sabes que lo haría pero pues no puedo porque mi madre está enferma.
-No te preocupes, lo entiendo. Yo también te voy a extrañar.
Miré el reloj y ya era tiempo de irme, le dije al chófer que preparara el auto, agarré mis cosas, miré a mi familia y yéndome les dije “Los amo”. Salí de mi casa y me subí al auto y me llevaban hacía el aeropuerto de la ciudad de México. Durante el camino no hice más que mirar por la ventana y pensar todo lo que me espera en la gran universidad de París. Sin duda fue un trago amargo despedirme de mi familia pero lo que me espera me levanta el ánimo.
Llegué al aeropuerto y después de un tiempo de esperar por fin me subí y comenzó el viaje. Luego de un largo tiempo… por fin llegué. De inmediato tomé un taxi y me dirigí a mi apartamento en “Le Marais”. En el trayecto del aeropuerto al apartamento veía observando París y sin duda es una belleza, me encanta este estilo tan propio y distinguido. De verdad que mi felicidad cubría ese cansancio que sentía después de largas horas de viaje, pero vale la pena. Al llegar me metí rápidamente al apartamento, dejé mis cosas a un lado y empecé a mirar el apartamento. Es muy lindo y tenía un estilo tan único y maravilloso. Para mi gustó es perfecto, aunque muy distinto a lo que estoy acostumbrada. Todo es demasiado distinto pero es algo que voy a ir aprendiendo a través de los días. Después de ver el apartamento, me dormí ya que venía muy cansada del viaje y en París ya eran casi las 12am. Desperté, miré mi reloj eran las 8am, tuve que acomodar todas mis cosas en su lugar… me di cuenta que ni recordé que iba hablar a mi familia para informales que está todo bien, agarré el teléfono y me contestó mi mamá.
-Hola, mamá. Te llamé para decirte que está todo bien, perdón por no llamarte antes, lo olvidé.
-No te preocupes, debiste haber llegado muy cansada para haberlo olvidado.
-Sí.
-Allá aún es de mañana, ¿verdad?
-Sí, son las 8:20. En México son como las 3, ¿cierto?
-Sí, Kim. ¿Y qué tal?
-Pues no he visto casi nada, pero lo que vi durante el viaje es maravilloso y mi apartamento me encanta. De verdad muchas gracias, mamá y a Martin también.
-No hay de que, hija.
-Bueno, mamá te tengo que colgar. Tengo mucha hambre y voy a ver dónde iré.
-Okey, Kim. Cuídate mucho.
-Sí, mamá. Te quiero. Adiós.
Colgué y mientras pensaba en donde comer le mandaba un mensaje para decirle a Alejandro que estoy bien y que me está encantando lo poco que he visto de París. Inmediatamente vi su respuesta y después de leerle salí de mi apartamento y me fui a comer a un lugar cerca de ahí. Lo bueno es que antes de venirme estuve investigando lugares de París para que se me hiciera más fácil andar por aquí, aunque tengo que decir que venir a un lugar que no conoces es muy difícil.
Después de comer, tomé un taxi y me llevó a la torre Eiffel. Era lo primero que quería conocer, sin duda no es nada comparado con lo que sentía al verla sólo en fotos. De inmediato me tomé fotos. Aproveché mi día para conocer un poco alrededor. Terminé de conocer la torre Eiffel y también fui a la Catedral de Notre Dame, la cual me pareció una construcción muy espectacular con ese toque gótico y antiguo, visitándola supe que el nombre de la catedral significa “Nuestra Señora” y está dedicada a la Virgen María. Es algo maravilloso conocer lugares como este y saber un poco de su historia.
Bueno, finalmente terminé de recorrer estos lugares y se me fue el tiempo volando, tanto que ya eran la 7pm y tengo que estar temprano en mi apartamento porque mañana ya inician las clases en la Universidad París Diderot, donde voy a estudiar psicología.
Antes de llegar pase a la tienda para comprar algo de comida para los siguientes días. Después de ahí, guardé todo en el refrigerador y comencé a preparar mis cosas para mañana. Ya eran las 8:30, me preparé para dormir ya que mañana necesitaba estar al cien para la Universidad, estaba un poco nerviosa, pues no conozco a nadie, sé que habrá varios estudiantes de intercambio como yo, pero igual el cambio se siente y mi nerviosismo aumenta.
Ya amanecía y ya tengo que despertarme para irme, me comí algo rápido y me fui en autobús. Al llegar vi a cientos de estudiantes entrando a su salón. Miré mi hoja donde traía mi salón y lo busque. De pronto se me acercaron un chico y una chica.
-Hola, ¿sabes dónde está el salón 101? –Lo miré, era alto, delgado, castaño y con hermosos ojos verdes. Y la chava de una altura aproximada de 1.60, delgada, de piel morena y de ojos cafés.
-No, es el mismo que yo ando buscando.
-¡Oh! Excelente hay que buscarlo los 3 juntos. Me llamo Andrés y ella Sara.
-Yo me llamo Kimberly.
-Mucho gusto, bueno, vamos a seguir buscando.
-Okey. –Esbocé una ligera sonrisa.
Por fin encontramos el salón, entramos y me senté junto a ellos. Andrés se sentó delante de mí y Sara a lado.
-Kimberly, ¿De dónde eres? –Me preguntó con gran interés.
-De la ciudad de México, ¿tú?
-De aquí, bueno, nací en México, pero desde pequeño nos vinimos para acá y pues ya me quedé aquí.
-¡Oh! Qué bien. ¿Y tú, Sara?
-Yo soy de Cancún, México y estoy igual que tú, de intercambio. –Noté que también estaba emocionada como yo.
-Qué bueno que ya conocí a alguien porque si no, me iba a sentir un poco incomoda no sabiendo nada.
-No, te preocupes, Kimberly. –Me dijo Andrés. Yo que vivo aquí te diré muchas cosas de París y te mostraré lugares para que conozcas. –Me lo dijo en tono de amabilidad y mostrando una sonrisa.
-Muchas gracias, Andrés.
Llegó el maestro, era alto, piel blanca, creo que tiene los ojos verdes como los míos y cabello negro, tenía aproximadamente 36 años.
-Bonjour, jóvenes.
-Bonjour. –Dijeron todos.
-Bueno, yo les voy a dar la materia de historia de la psicología. Me llamo Sebastián Robledo. Mucho gusto. Espero que les agrade mucho mi clase.
-Señorita… -Señalándome. ¿Cómo se llama? –Me preguntó mirándome a los ojos.
-Kimberly Rodríguez.
-Kimberly, ¿Usted sabe algo sobre esta materia que puede decir?
-Sí. –Lo miré y le dije lo que sabía.
-Muy bien. Sabe mucho, me alegra. –Me sonrío y yo le devolví la sonrisa.
Comenzó a dar su clase, la cual me agradó mucho, ya que se ve que es un buen profesor y muy buena onda. De pronto, no me di cuenta y se fue el tiempo con las demás clases y ya era hora de salir, me junté con Andrés y Sara. Y nos fuimos juntos. Tomamos el autobús y los 3 nos bajamos donde mismo. Andrés tiene su casa cerca del edificio donde yo vivo y Sara vive en el mismo edificio, sólo que ella está en el piso de abajo.
-Bueno, Sara… me voy a mi apartamento. Qué bien que vivas donde mismo que yo. Cualquier cosa subes y tocas, ¿ok?
-Sí, gracias, Kim.
-Estoy en el 403
-Está bien.
Entre a mi apartamento y me puse a hacer la tarea que nos dejaron. Lo bueno es que no era mucha y la pude terminar al poco tiempo. Ya eran las 4pm y pensaba en llamarle a Andrés para ver si podríamos ir junto con Sara a conocer un poco de París pero apenas y lo conozco, me animaré cuando haya más confianza. Para matar el tiempo, comí algo de lo que había comprado ayer y luego fui a la cama y estuve en mi celular un largo rato, mensajeando con mis amigos y mi novio que están en México. Mi novio era muy cursi, me decía que me extrañaba y todo. Me estaba contando que su mamá estaba mejorando, lo cual me alegra. Y así estuvimos mensajeando por largo tiempo. Estaba pensando en mi padre, casi no sé nada de él, mi mamá sólo me ha contado que lo conoció en Paris cuando andaba estudiando y anduvieron por largo tiempo pero al terminar la carrera ella se devolvió a México y supuestamente mi padre se quedó en París y quisieron llevar esa relación a distancia y no se pudo y fue cuando terminaron. Esa es una de las razones por las que también me vine a París, para ver si tengo suerte y puedo encontrarlo. Mi mamá también me contó que después de que terminó su noviazgo con mi papá se enamoró de Martín y al poco tiempo se enteró que estaba embarazada y por los meses supo que era del chavo que conoció en París. Martín fue el que me ha criado desde que nací, él me cae muy bien y lo quiero mucho, pero creo que nunca lo veré como un verdadero padre. A veces quisiera que mi madre me dijera más sobre mi padre tal vez con más información me animaría a buscarlo y en una de esas lo encuentro. Yo sé que no fue culpa de ninguno de los dos, a veces una relación a distancia no siempre dura. Pero mi madre le hubiera dicho que iban a ser papás y tal vez él estaría feliz al tenerme. Después de tanto pensar no me di cuenta en qué momento me quedé dormida y me fui despertando como a las 10 de la noche, ya que el hambre me despertó. Fui al refrigerador y me calenté una pizza que había comprado. Me la comí y después me pasé un rato en mi computadora investigando más sobre París. Cada vez me gustaba más estar aquí. Es increíble todo, sus calles, sus monumentos, sus lugares turísticos…todo. Sigo muy contenta de haber elegido este lugar para venirme a estudiar. Sé que fue la mejor decisión que pude a ver tomado. Aunque sí extraño México y a mis amigos y familia de allá en especial a mi madre y a Martin, sé que ellos igual y les agradezco que me hayan apoyado con esta decisión y que me estén pagando todos mis estudios y mis gastos. En serio que valoro mucho el esfuerzo que hacen por mí. Pero como les prometí, les pagaré con mi total entrega a mi carrera. Y lo bueno es que los iré a visitar cada fin de cursos. Así no se nos hará tan extensa esta lejanía.
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