Literatura
majila10 de Noviembre de 2014
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Literatura: ¿dónde están los nuevos genios de las letras argentinas?
Las reediciones de las obras de Bioy Casares y de Cortázar, por el centenario de sus nacimientos, despiertan el interrogante sobre sus eventuales herederos; los especialistas equiparan a Borges con Shakespeare y lo consideran irrepetible
En 2014 se cumplieron los centenarios de Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar, con reediciones e innumerables homenajes. En dos años llegarán los treinta de la muerte de Jorge Luis Borges y seguramente ocurrirá algo similar. ¿Por qué tanta repercusión, tanta gloria y loor a las figuras centrales de la literatura argentina del siglo XX? ¿Será acaso que no hay más grandes escritores argentinos que los reemplacen? ¿Dónde están los nuevos genios? ¿O no hay?
Sin escarbar demasiado, es posible encontrar buenos y muy buenos escritores, reconocidos, premiados e incluso hasta leídos. Pero grandes, grandes, de la talla de los ganadores del Cervantes (el más importante premio de la lengua, obtenido por Borges y Bioy, además de Ernesto Sabato y Juan Gelman), parecen no vislumbrarse. El cierre de otra exitosa edición del festival literario internacional Filba, que logró instalarse como referencia en sólo seis años, es un buen momento para hacer estas preguntas.
"Y sí, nos hemos quedado sin genios literarios. Hay algunos vivos, como Griselda Gambaro o Abelardo Castillo, pero ninguno tuvo la trascendencia internacional de Borges, Cortázar o Bioy. Y es cierto que no se ven nombres que los puedan reemplazar. Hay una especie de crisis de lo que un autor consagrado significa", remarca Sergio Olguín, autor de las novelas policiales La fragilidad de los cuerpos y Las extranjeras.
Quizás esta ausencia tenga que ver con los vaivenes de la literatura, que va por su propio camino, no del todo dependiente de las vicisitudes sociales, ni tampoco en el fondo ajena a ellas (es decir, con una interdependencia difícil de discernir).
Lo curioso, lo interesante, lo terrible, es que al menos todas las figuras y personas del ámbito literario consultadas para esta nota se decantaron de manera tácita por la relativa autonomía de la literatura, aun sin nombrarla como tal. En cierto sentido, para orgullo de esta actividad del espíritu (pero también del cuerpo), que no accede a pequeñeces de la mal llamada coyuntura.
Era posible disputar los términos de las preguntas, que alguno se quejara de Borges o que dijera que la entronización es una jugarreta del mercado editorial, un canon universitario artificial o algo semejante. Pero no. Todos estuvieron de acuerdo, lo que ya suena raro: el autor de Ficciones es una cima inalcanzable, no sólo para la literatura argentina, sino para el mundo.
"Es como Shakespeare para los ingleses, que tuvieron que esperar tres siglos para que aparecieran Oscar Wilde o Stephenson. Hay autores que son como Atila cuando pasan. Nunca más vamos a tener un Borges", se lamenta Daniel Molina, crítico cultural y conductor de Buena vida (ciclo del Canal de la Ciudad).
Molina agrega que la Argentina tuvo enormes escritores, como Domingo F. Sarmiento, José Hernández y Lucio V. Mansilla, cuando el país era un páramo, y que después aparecieron grandes como Osvaldo Lamborghini, Manuel Puig, César Aira y María Moreno (que está, según Molina, al nivel de Bioy y Cortázar), "pero Borges no es humano, Borges es mejor que todos".
Sin embargo, para Ignacio Iraola, director editorial del Grupo Planeta, la repercusión de estos aniversarios le pareció algo desmesurada, aunque coincide en que nunca habrá un recambio a la altura de esos nombres. "Es como buscar referencias en la música después de Los Beatles y los Rolling, no las vas a encontrar."
El escritor y periodista cultural Guillermo Piro aporta otra mirada: "Los movimientos en la literatura se dan así, no como carrera con postas. Hay momentos en que se hunde todo, donde hay mesetas, y se llega a picos. Efectivamente, Bioy, Cortázar y Borges, junto con Manuel Mujica Lainez, para mí el más grande novelista argentino de todos los tiempos, están muy arriba. Por eso al leer a los autores actuales parece que estuviéramos en el abismo, pero no vamos a quedarnos siempre ahí. Alguna cabeza aparecerá, pero por ahora no".
La situación, no obstante, no es razón para rasgarse las vestiduras, según Piro. "Es natural, funciona así. ¿En qué otro momento Italia tuvo tres contemporáneos como Petrarca, Bocaccio y Dante? No se dio nunca más, fue una excepción absoluta. No se puede pretender tener siempre gente así, de esa magnitud."
¿Hipótesis? ¿Apuntes para una "decadencia"? Dice Sergio Olguín: "La generación que ahora está en su apogeo eran jóvenes en los años 70 y 80 y quizá la dictadura cortó lazos generacionales, de talento. Siempre se pensó que tras la dictadura iban a aparecer libros geniales y no hubo gente que rompiera con todo. Hubo, pero carecían de público. Hoy cuentan con presencia en librerías y estudios críticos, pero no levantaron internacionalmente. Alguien de la edad y la exposición de Roberto Bolaño, por ejemplo".
Tampoco hubo unanimidad sobre los candidatos a ocupar ese lugar, ubicados hoy en esa inefable categoría de "escritor joven". Para Iraola, hay una interesante camada en la que coloca a Samanta Schweblin, Mariana Enríquez y Natalia Moret. Y rescata el lugar de los ya consolidados Guillermo Saccomanno, Alan Pauls y César Aira.
Durante la conferencia inaugural de, Laura Cukierman (productora de tv) aportó su mirada: "Hay una generación, con nombres como Julián López, Selva Almada o Leonardo Oyola, que significan un recambio y tienen una manera novedosa de contar", dijo. Por último, Molina citó a Romina Paula ("me puse a llorar con uno de sus libros", dijo) y a Iosi Havilio.
Lo bueno es que a todos ellos se los puede disfrutar sin reclamarles una genialidad por línea.
Promesa de buenos frutos
Nacieron en los 70 y ya despiertan interés en el mundo
Iosi Havilio
(Buenos Aires, 1974): su primera novela, Opendoor, fue muy bien recibida y traducida al inglés y al italiano.
Samanta Schweblin
(Buenos Aires, 1978): eligió la vía cuentística con éxito; acaba de publicar su primera novela, Distancia de rescate. Granta la eligió en 2010 como una de las mejores escritoras sub 35 en español.
Romina Paula
(Buenos Aires, 1979): novelista, dramaturga y actriz. Su primera novela fue ¿Vos me querés a mí?
Hernán Ronsino
(Chivilcoy, 1975): escribió tres novelas, que fueron traducidas al alemán, al francés y al italiano. Su obra más elogiada es Glaxo.
Una biblioteca para armar: los títulos más relevantes de 2013
Entre las obras más notables del año figuran narraciones de la canadiense Alice Munro -Premio Nobel de Literatura-, el francés Emmanuel Carrère, el argentino Ricardo Piglia y el peruano Mario Vargas Llosa. Fuera del ámbito de la ficción, las clases de Julio Cortázar, un singular experimento filosófico de Alain Badiou y las memorias de Nelson Mandela
Bien mirados, los balances de un año editorial tienen una inmensa ventaja sobre aquellos que hacía la antigüedad clásica. Se sabe que Sófocles escribió alrededor de noventa tragedias y que de ese vasto corpus se conservan apenas siete. No es casualidad ni simple mala suerte. Conocedores de los estragos del tiempo, los antiguos tenían la costumbre de priorizar la conservación de un puñado de obras de cada autor clave: las que consideraban imprescindibles. Así garantizaban al menos la supervivencia de esos "clásicos", para tristeza o desesperación de los especialistas y filólogos de hoy.
La ventaja de nuestra época es que sabe provisorios sus balances. Son altas las probabilidades de que, a pesar del empeño que se ponga en la tarea, el arqueólogo-crítico del futuro descubra que en ningún recuento de 2013 figuran aquellas primeras obras de Gregory Von Sutton o de Lucas Gall (¡esos geniales autores que ignoramos!) que cambiaron para siempre la literatura o la filosofía.
El reparo, claro está, no difiere demasiado del de cualquier antólogo que se precie. El año 2013 dejó, sin embargo, algunos acontecimientos irrefutables y unos cuantos libros que vale la pena señalar. Seguramente será recordado como el año en que dos escritoras se llevaron merecidamente galardones codiciados: Alice Munro recibió el Premio Nobel de Literatura y la mexicana Elena Poniatowska, el premio Cervantes, el más importante de la lengua española. Otros epifenómenos de interés pueden ser el retorno novelístico de Mario Vargas Llosa a Perú, con un guiño a ficciones suyas anteriores (El héroe discreto) o el rescate de unas amenas clases que Julio Cortázar (a 50 años de Rayuela y en el umbral del centenario de su nacimiento) brindó en Berkeley a fines de los años setenta y lo muestran en una faceta desconocida. Éstos son sólo dos de los libros destacados del año que figuran profusamente en las páginas que siguen (ver "La selección de adncultura").
A esa lista de 24 títulos, que se enriquece con el aporte de escritores consultados ("Eligen los escritores"), pueden sumarse otros libros que forman parte de la constelación 2013.
La literatura argentina -además de lo que se publica en las editoriales más tradicionales- siguió ampliando su oferta y calidad por medio de una multitud de sellos independientes, a veces minúsculos, que con su solo impulso y entusiasmo parecen obstinados en cambiarle sin pausa la cara a lo que se produce actualmente.
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