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Mascaras Mexicanas


Enviado por   •  7 de Agosto de 2013  •  469 Palabras (2 Páginas)  •  328 Visitas

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En este ensayo el autor analiza la sociedad mexicana y da a conocer la dualidad de los ciudadanos. El autor presenta esta duplicidad como uno de los rasgos que más identifica la idiosincrasia del mexicano. Además, llega a la conclusión de que la consecuencia directa de que sus compatriotas muestren estas dos caras es que el mexicano se vuelve un ser solitario e individualista.

El autor muestra con el criterio más riguroso la problemática de esta dualidad, la soledad a la que el mexicano se somete sin proponérselo. De acuerdo con Octavio Paz, el mexicano desconfía de sus capacidades, se avergüenza de su origen, tiene un hábito de mentir, de disimular, se reprime, es muy conciente de su apariencia. Todo esto lo lleva a ponerse dos máscaras: una es la que muestra al mundo y la otra es su yo verdadero. Y es aquí donde el ser auténtico está solo porque, como dice el autor, no se “abre”, no quiere que nadie traspase su mundo privado, prefiere aparentar.

El mexicano usa máscaras para proteger su intimidad, no le interesa la ajena y por lo tanto, el círculo de la soledad se vuelve a cerrar. La manera instintiva en la que considera peligroso a todo lo que representa lo exterior, tiene su razón si revisamos la historia de México, donde las derrotas se sufren con dignidad. Esto, subraya el autor, no carece de grandeza.

La dualidad del mexicano está presente en todos los aspectos de su vida. En el lenguaje popular por ejemplo, hombría, dice Octavio Paz, es ser “macho”. Éste “es un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confía”. Es decir, prefiere encerrarse en su propia soledad, en su laberinto. El no abrirse y confiar en los demás, escribe el autor, es el ideal de decoro en la cultura mexicana. En el momento en que este confía y renuncia a su soledad, pasa a ser un “rajado”, en otras palabras, renuncia a su hombría.

Otro aspecto en el que la influencia de esta duplicidad es inevitable es en sus relaciones con el mundo femenino. La mujer, en México, dice Paz, “siempre está a la espera de lo que el hombre diga”, “es el reflejo de la voluntad y querer masculinos”, “es el producto de la vanidad del hombre heredada de los españoles”. Es “un ser oscuro, secreto y pasivo, no se le atribuyen malos instintos: se pretende que ni siquiera los tiene”. O sea que el mexicano disimula, aparenta no ver nada, hace de cuenta que no están ahí. Paz dice que en otros países se festeja abiertamente a la mujer en comparación con los mexicanos, que prefieren ocultar las gracias y virtudes de sus mujeres. Pero, ante la vida social, sus mujeres son “señoras”. Nuevamente vemos que la apariencia prima en esta cultura.

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