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Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  2.393 Palabras (10 Páginas)  •  281 Visitas

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Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde, escritor, poeta y dramaturgo británico, famoso por su ingenio constante y sarcasmo con respecto al ámbito social. Alumno destacado del Trinty College en su Dublín, Wilde acabando sus estudios en Oxford. Periodo durante en que el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, demostrando su interés en la materia, lo que lleva al gran conocimiento posterior de esta.

En 1879 decide establecerse en Londres de forma permanente y es allí donde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su única novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermere (1892), Salomé (1894) -que fue censurada por retratar personajes bíblicos-, o La importancia de llamarse Ernesto (1895), -en la que se centrará este ensayo- comedia que ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones. Es acusado de sodomía por el padre de un íntimo amigo suyo, es condenado a dos años de trabajos forzados. En su periodo como presidario escribe una carta de gran extensión titulada De Profundis, que no sería publicada hasta 1909, como obra póstuma. Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social y decide abandonar Inglaterra rumbo a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. Acaba estableciéndose en París, donde murió en noviembre del año 1900.

Representante en primera instancia del clasicismo para luego ser uno de los mayores exponentes del esteticismo inglés a fines del siglo diecinueve. Se caracteriza por representar a través de un lenguaje mordaz un trasfondo crítico de su época en que el deber moral y la disciplina eran los valores establecidos. Pues bien se que el esteticismo es un movimiento que va en contra de tales valores y que Wilde es un destacado representante del mismo. Sin embargo, no basta con quedarse con un mensaje, sino que además hay que preguntarse si realmente Wilde es un pintor de su tiempo, en el sentido de si verdaderamente plasma en sus obras lo que acontecía en ese periodo, analizando cómo y en qué manera se ve reflejada la época en su obra.

Una primera hipótesis a esta cuestión es la utilización del lenguaje y sus formas como principal protagonista y herramienta en la empresa antes mencionada. En la que se reflejaría, al mismo tiempo, tanto la realidad y critica a la sociedad renacentista, como la importancia de la juventud o al menos, la relevancia* de esta en la vida. Por lo que el tópico del tiempo será analizado como período a representarse (Renacimiento inglés), pues cada escritor, artista y personas en general, son –como dice el refrán- “producto de su época”. Y a la vez, se revisará teniendo en cuenta el sentido del tiempo en su continuidad y por ende, en su fugacidad.

La época victoriana se refiere comúnmente al periodo en que gobernó la reina Victoria I, el cual fue un reinado extenso que abarcó desde mediados de 1837 hasta principios de 1901, siendo este el reinado más largo de las monarquías británicas. Inglaterra se vio victima de muchos cambios, pasó de ser una sociedad agraria y rural a una industrializada y conectada en su mayor parte por una red ferroviaria en expansión.

En lo que respecta a lo social, para hacer un acercamiento a lo que plasmará Wilde, el periodo victoriano tuvo grandes cambios, como en lo religioso, por ejemplo, con el renacimiento de la doctrina evangélica. Uno de los más grandes fue el cambio en los derechos de la mujer, esta ganó el derecho a la propiedad luego del matrimonio, derecho a divorciarse y el derecho a pelear la custodia de sus hijos. Esto último está presente en La importancia de llamarse Ernesto: “siento mucho el retraso, Archibaldo; pero no tuve más remedio que ir a la casa de la pobre lady Harbury. Desde que se murió su marido no había ido por allí. En mi vida he visto una mujer tan cambiada; parece veinte años más joven” (Wilde 13). Se ve en el sarcasmo propuesto por Wilde que la mujer a diferencia de cómo era en las épocas pasadas, se sentía más realizada con la ausencia del marido, una situación que gracias a las nuevas leyes ha volcado en la independencia y superación del género femenino. Si bien aun en el renacimiento era necesario por respeto al decoro y a la moral que la mujer estuviese en lado del marido y que se viera perjudicada, o al menos, diera tal imagen ante la sociedad. El esteticismo rechaza esto y hace ver que la sociedad cambia a cada minuto y que ya la moral y el respeto a las leyes están entrando en un proceso de caducidad. El mostrar esto es parte fundamental en el fin que buscan los autores de este periodo, dejar en claro que lo racional ya no es lo protagónico en el mundo británico. Es más, en el mundo victoriano desbordaba moralismos y disciplinas con arraigados prejuicios. Lo que llevó a calificar los valores victorianos con el término de “puritano” en que se destacan la ambición del trabajo, el ahorro, la importancia de la moral, los quehaceres religiosos como los puntos base a respetar. Puntos que Wilde expone y con los que hace un trabajo de sarcasmo y citica a la vez.

Para Wilde era de vital importancia, como estetista, la relevancia de lo hermoso, contaba con un gran afán de hacer de su propia vida una obra de arte. Implementando el oficio del crítico como necesario para llevar a cabo tal acción. Lo dice en el prefacio de El retrato de Dorian Gray: “el crítico es aquel que puede traspasar a otro estilo o aun material nuevo su impresión de las cosas hermosas” (Wilde 11)

Traspasar la impresión de las cosas hermosas es lo que busca con las obras teatrales, se ve claramente en cada acotación de escena que el dramaturgo quiere que no solo se representen las acciones, sino que pone especial importancia en los objetos que adornaran el espacio teatral. Se puede apreciar parte de esto en la acotación introductoria al acto referente a la escenografía a utilizar, en El abanico de lady Windermere:

Gabinete en casa de lord Windermere. Puertas al fondo y a la derecha. Burean cargado de libros y papeles a la derecha. Sofá y la mesita de té a la izquierda. Puerta acristalada que conduce a la terraza. Mesa a la derecha. Lady Windermere junto a la mesa de la derecha, arreglando unas rosas en un jarrón azul.

Se ve claramente el esfuerzo por hacer que la escenografía sea más detallada y llevada a cabo de la forma más prolija, resaltando los elementos que a constituyen. A diferencia de otras obras teatrales, como aprecia en Hamlet “Explanada delante del palacio real de Elsingor. Noche oscura. Francisco estará paseándose haciendo centinela. Bernardo se va acercando hacia él. Estos personajes y los de las escena siguiente estarán armados con espada y lanza” (Shakespeare 3) En esta acotación se nota el contraste entre esta ultima que no busca más que aclarar en qué momento y lugar físico

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