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PENSAMIENTO ECONÓMICO DE ADAM SMITH

CHOKO13825 de Octubre de 2013

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La riqueza de las naciones, de Adam Smith, establecía conceptos y leyes fundamentales para la ciencia económica, como el valor, la relación entre oferta y demanda, el principio de la libertad de comercio para la utilidad pública, etc. Esta obra se encuentra inspirada en la idea dominante en su pensamiento durante este periodo, es decir, que cada ciencia necesita un lenguaje propio y al crear tal lenguaje se crea la ciencia, que no es otra cosa que “un lenguaje bien hecho”, mediante el cual se reconocen los procesos económicos, vale decir, es un método seguro de análisis, que engendra la evidencia por medio de las relaciones de identidad que permite establecer un modelo económico. En su panorama económico, que se presentó en el escrito Le Commerce et le gouvernement…en sus críticas a la fisiocracia el filósofo francés refutó la idea de que las manufacturas sean estériles y contribuyó significativamente a la teoría del valor, tema que a los fisiócratas sólo les interesaba de un modo tangencial, porque les preocupaban más la producción y la distribución que la teoría del cambio. Condillac decía que el valor de las cosas no reside tanto en sus propiedades como en la estimación que les tenemos, y dicha estimación depende directamente de nuestra necesidad. Por ello la estimación puede crecer o disminuir en la misma proporción que se aumenta o reduce la necesidad. También destaca que el valor no depende del trabajo, sino de la utilidad de los objetos. La necesidad de adquirir algo útil es lo que da la base para valuar, pero también se valora el resultado del cambio de artículos de conformidad con su valor. Además, advierte que la utilidad no es el único elemento determinante del valor, sino que interviene la cantidad, es decir, la abundancia o escasez de los bienes. Y como lo hizo anteriormente, liga ambos elementos, utilidad y escasez, y concluye que el valor de las cosas crece con la escasez y disminuye con la abundancia, pudiendo llegar con esta última hasta anularse por completo todo valor. Tomando en cuenta que el valor es la satisfacción de una necesidad, cuando se cambian dos productos se satisfacen dos necesidades, lo cual crea a la vez dos valores. Así, las ideas económicas de Condillac se dirigen principalmente hacia el intercambio y dentro de éste, a la creación de valor.

Adam Smith Objetivo Al concluir esta parte del curso, el alumno: Reconocerá y describirá la contribución de Adam Smith al pensamiento económico, así como sus teorías, en especial la referente a la división del trabajo; su relación con los fisiócratas y demás aspectos distintivos de su obra.

Importancia de la obra de Smith Adam Smith (1723-1790) fue un filósofo británico cuyas reflexiones lo llevaron al ámbito de la economía, donde elaboró su famoso tratado Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, el cual constituyó el primer intento de analizar los determinantes del capital y el desarrollo histórico de la industria y el comercio entre los países europeos, lo que sentó las bases de la moderna ciencia de la economía. Smith nació en Kirkcaldy, Escocia, y es poco lo que se sabe acerca de su vida. Recibió su enseñanza elemental en Kirkcaldy, Escocia, y a los 14 años, en 1737, Smith ingresó en la universidad de Glasgow, ya notable por ser el centro iluminista escocés. Ahí fue influido profundamente por Francis Hutcheson, un famoso profesor de filosofía moral, de cuyas perspectivas económicas y filosóficas habría de separarse luego. Se graduó en 1740 y obtuvo una beca en Oxford, donde permaneció en el Colegio de Balliol.

Comparado con la atmósfera estimulante de Glasgow, Oxford era un páramo educativo. Debido a ello, sus años de estancia los ocupó en una educación personal sobre filosofía clásica y contemporánea. Volvió a su hogar después de una ausencia de seis años. Las vinculaciones sociales de su madre, junto con el apoyo del jurista y filósofo Henry Kames, le dieron la oportunidad de dictar una serie de conferencias públicas en Edimburgo, en las cuales trató una variedad de temas, desde la retórica hasta la historia y la economía. De 1748 a 1751 fue profesor ayudante de Retórica y Literatura en Edimburgo, actividad que causó una impresión profunda en algunos contemporáneos notables de Smith. Durante ese periodo estableció estrecha amistad con el filósofo escocés David Hume, que perduró hasta la muerte este último en 1776, amistad que influyó mucho en las teorías económicas y éticas de Smith. En 1751, a la edad de 27 años, fue designado profesor de Lógica y de Filosofía Moral en Glasgow. Bajo el tema de la filosofía moral abarcó los campos relacionados de teología natural, ética, jurisprudencia y economía política. Más tarde sintetizó el fruto de sus enseñanzas en una de sus obras más conocidas, Teoría de los sentimientos morales (1759). En 1763 renunció a la universidad para convertirse en tutor de Henry Scott, tercer duque de Buccleuch, a quien acompañó durante un viaje de 18 meses por Francia y Suiza. Durante ese viaje conoció a los principales fisiócratas franceses que, como vimos, defendían una doctrina económica y política basada en la primacía de la ley natural, el orden y el origen de la riqueza en la actividad agrícola. Smith se inspiró en las ideas de François Quesnay y Anne-Robert-Jacques Turgot para establecer su propia teoría. De 1766 a 1776 vivió en Kirkcaldy, donde escribió Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), que marcó la aparición en la historia de la economía como ciencia independiente de la política y la filosofía. Entre otros pensadores del siglo XVIII, a Smith se le considera el fundador de la ciencia económica, pues escribió el tratado más completo sobre economía que dio lugar a lo que más tarde se llamó escuela de economía política inglesa. Smith fue nombrado director de aduanas en Edimburgo en 1778, puesto que desempeñó hasta su muerte. Pero antes de su deceso, en 1787 se le distinguió como rector honorífico de la Universidad de Glasgow.84 Su principal obra económica, La riqueza de las naciones, trata sobre el progreso económico y las políticas que pueden fomentarlo o frenarlo, por lo que sus ideas se reconocen como un punto de vista pragmático contra las políticas proteccionistas de los mercantilistas, y una defensa del libre cambio. Al criticar las denominadas falsas doctrinas de la economía política, Smith tuvo que analizar el funcionamiento del sistema de libre empresa. Él considera que en una economía de libre mercado, con mercados competitivos, cada individuo de los que participan no tiene influencia sobre los precios; por tanto, todos tienen que aceptar los precios del mercado y sólo podrá variar la cantidad intercambiada a esos precios. No obstante, la fijación de los precios se logra por la interacción de todos los agentes que operan en el mercado. Smith decía que la “mano invisible” del mercado asegura que la sociedad saldrá beneficiada a pesar de lo que quieran los individuos. La riqueza de las naciones es una descripción detallada de cómo la “mano invisible” opera en la economía de la sociedad. En los libros I y II, Smith trabaja sobre dos preguntas: cómo un sistema de libertad perfecta opera bajo las limitaciones de la naturaleza humana y cómo las instituciones, inteligentemente diseñadas, propician una sociedad ordenada. El autor establece las formas de organización económica de la sociedad como la división del trabajo, el uso de la moneda, el precio de las mercancías, el valor de los bienes individuales y explica las “leyes” que regulan la división de la “riqueza” entera de la nación, lo cual Smith vio como la producción anual de bienes y servicios y su distribución entre tres clases: trabajadores, propietarios y fabricantes. En La riqueza de las naciones se pone de relieve un mecanismo institucional que actúa para reconciliar las posibilidades de una obediencia ciega a las pasiones. Este mecanismo protector es la competencia, un arreglo para que el deseo individual apasionado sea socialmente benéfico. La mano invisible que regula la economía se muestra en el resultado de esta lucha competitiva para la mejora del ser. Smith explica que al rivalizar los individuos en sociedad, los precios de los bienes van hacia abajo, a sus niveles “naturales”, los que corresponden a sus costos de producción. Además, al inducir el trabajo y el capital para moverlos hacia ocupaciones o áreas más provechosas, el mecanismo competitivo restaura constantemente los precios a esos niveles “naturales”. Con esas propuestas, Smith no sólo proporcionó una base para la identificación de estos precios “naturales”, sino que reveló también un orden fundamental en la distribución de los ingresos entre trabajadores, cuya recompensa eran sus sueldos; los propietarios, cuyos ingresos eran sus alquileres, y los fabricantes, cuyas recompensas eran sus ganancias.85 Por ello la mano invisible es capaz de transformar los vicios privados, como el egoísmo, en ventajas sociales como maximizar la producción, resultado de la competencia. Pero esto sólo sucede si los mercados competitivos disponen de un marco legal e institucional adecuados; así, Smith representa el primer intento en la historia del pensamiento económico por diferenciar el estudio de la economía política del de la ciencia política, la ética y la jurisprudencia, que son las áreas donde se define el marco legal e institucional adecuado para una sociedad. Derivada de esas ideas, su tesis central es que la mejor forma de emplear el capital en la producción y distribución de la riqueza es aquella en la que no interviene el gobierno, es decir, en condiciones de laissez-faire y de libre cambio. Para Smith, sin interferencia del gobierno, la producción

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