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El pensamiento económico de Smith y Marx


Enviado por   •  18 de Abril de 2018  •  Apuntes  •  2.336 Palabras (10 Páginas)  •  82 Visitas

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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

Escuela de Sociología

Semestre I

Sección 12

El pensamiento económico de Smith y Marx

Autores:

Ferrer, Paola A.

Figueroa, Estefany A.

Perosa, José A.

Caracas, marzo, 2018


          El paso de la Edad Media a la Edad Moderna en el siglo XV vino acompañado de una serie de cambios en el pensamiento y la realidad de la sociedad humana y la cultura occidental. Los mil años de la estructura social monárquica y el sistema económico feudalista fueron desplazados por la estructura social burguesa y el sistema capitalista, respectivamente, cambio que venía ocurriendo desde finales de la Edad Media con el resurgir del comercio y la acumulación de capital por parte de quienes serían conocidos posteriormente como empresarios, y que fue finalmente consolidado con la Revolución Francesa ocurrida a finales del siglo XVIII, precedida e inspirada en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y sucedida posteriormente por las revoluciones y campañas independentistas del continente americano. Estos hechos marcaron un antes y un después en la historia de la humanidad, prepararon el terreno para una serie de cambios sociales, culturales y económicos producto de una revolución industrial que no pararía de modificar el panorama de los mecanismos de producción que aún hoy en día no para de cambiar constantemente con la evolución de la tecnología.

     Esta transición de la mentalidad y el accionar del hombre ante los nuevos panoramas que iban surgiendo fueron posibles gracias a los distintos pensadores que se dieron a la tarea de explicar y brindar un orden a esta lluvia de ideas, circunstancias y acciones que iban surgiendo, filósofos y economistas entre los cuales se encuentran Adam Smith y Karl Marx, dos economistas e idealistas cuyas ideas parecen en un principio muy distintas, más sus perspectivas tienen mucho más en común de lo que se pueda ver a simple vista.

         Así empezamos, en orden cronológico, con Adam Smith. Nacido en 1723, filósofo y economista escocés, defensor del capitalismo y padre del liberalismo económico. Su buena posición familiar le aseguró una buena educación, asistió a las universidades de Glasgow y Oxford, ejerciendo posteriormente el cargo de profesor hasta que se le ofreciera la tutoría del joven duque de Buccleuch, con quien viajaría a Francia y de quien, según Roll (1939), recibiría una considerable pensión con la cual poder dedicarse por completo a sus obras. De 1766 a 1776 escribiría y publicaría su obra Ensayo sobre las riquezas de las naciones, la cual sería pionera en el entendimiento de la economía como ciencia (Biografías y Vidas, s.f.). El siglo siguiente verá el nacimiento, de quien sería, según Biografías y Vidas, "Pensador socialista y activista revolucionario de origen alemán.", Karl Heinrich Marx, en Prusia, 1818. Hijo de una familia de clase media-alta, el joven Marx estudiaría en las universidades de Bonn y de Berlín, donde se formaría en el idealismo hegeliano. Tras graduarse, trabajaría un tiempo como profesor y periodista, pero sus inclinaciones políticas le obligaron a dejar Alemania e irse a Paris. Para ese tiempo, entablaría una amistad con quien sería su compañero idealista, Friedrich Engels. Tras varios viajes por Europa, se establecería finalmente en Inglaterra, construiría una doctrina económica que daría luz a su más grande y representativa obra: El Capital. Publicaría el primer tomo en 1876, sin embargo, no viviría para culminar y publicar los últimos dos tomos. De esto último se encargaría Engels.

     En Riquezas de las naciones, Adam Smith nos plantea en primera instancia que la conducta tiene seis motivaciones naturales, las cuales son: 1. el egoísmo o la necesidad de satisfacer los intereses propios; 2. la conmiseración; 3. el deseo de libertad; 4. el sentido de propiedad; 5. el trabajo; y 6. la tendencia a intercambio. Basados en ellas, Smith consideraba que el hombre debía dejarse en libertad de satisfacer sus necesidades propias, que una vez satisfechas, impulsaría por medio de la conmiseración el bien común. He aquí un detalle que bien podría ser una contradicción, pues la conmiseración se trata de un sentimiento del que el individuo es consciente, y tiene la elección de hacer o no algo al respecto, cuando más adelante establece que el bien común producto de la libertad y el egoísmo se debe al beneficio inconsciente que promueve la división del trabajo, ya que, gracias a éste, existe una codependencia entre individuos en el que el trabajo especializado de uno beneficia el trabajo de otro. Contradicciones aparte, estas motivaciones generan un mecanismo equilibrado y autorregulado a la que Adam Smith llama "la mano invisible". Por otro lado, el Estado tiene el papel como mecanismo protector y regulador de la economía, mas no de forma directa, ya que su participación resulta infructuosa para la economía e interfiere con el mecanismo de la mano invisible. El estado ha de procurar en su lugar la defensa de las amenazas del exterior, una debida administración de la justicia en el interior y el mantenimiento de la infraestructura de la nación (edificios, carreteras, puentes, etc.).

    Tras establecer las condiciones políticas del liberalismo, propone entonces una teoría del valor, en la que define dos tipos: el valor de uso, que es determinado por la utilidad del bien, y el valor de cambio, que sería su capacidad de ser intercambiado por otros bienes. En este segundo tipo de valor sería en el que realmente enfocaría su propuesta. El dinero jugaría un papel fundamental en el valor de cambio, puesto que se convertiría en el intermediario del intercambio de mercancías y el medidor de su valor. Dicho valor, además, estaría representado por la cantidad de trabajo y los bienes requeridos para la producción de esa mercancía, entre los que se incluyen los trabajadores. Gracias a la acumulación de capital en una misma persona (el empresario), esta puede usarla para emplear obreros que permitan producir mercancía, reproducir el capital del empresario y generar ganancias que cubran todos los costos de producción. Esto se explica a través de los tres componentes en los que se divide el valor "real" de la mercancía: salario, utilidades y renta, que serán las ganancias respectivas de los empleados, los empresarios y los terratenientes. Esto le permitirá analizar las diferencias entre "precio natural" y "precio de mercado", siendo el segundo el que se base en la relación de oferta y demanda de un bien, mientras que la escasez y el excedente variarán el precio de la mercancía.

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